lunes, 26 de septiembre de 2022

DE TIERRA DEL FUEGO A MISIONES

 


Ayer nos cruzamos Argentina de Sur a Norte. Entre vuelos y espera en aeropuertos fueron doce horas. Casi tantas tenemos para regresar a España. Argentina es, por extensión el octavo país del mundo. Aquí las distancias tampoco fueron creadas  para la zancada humana.

Nuestro hotel está en Puerto Iguazú, pero metido en la selva. El amanecer, a ritmo del canto de  las urracas, nos ha  revelado el verde profundo. 

Un autobús  nos ha  llevado hasta las ruinas de la misión jesuítica guaraní de San Ignacio Miní, que data del  siglo XVII y es una de  las  reducciones mejor conservadas  de  América del Sur.

Una joven guaraní me ha  ofrecido una  planta de  orquídea a la entrada. Era muy  tímida, quizá no tenía más  de dieciséis años y acarreaba su bebé. Hemos visto comunidades de guaraníes  a lo largo  de  la  carretera. Sus casas de madera metidas  en la  selva. Los niños jugaban al lado de  la  carretera.


Un misionero jesuita nos acompaña a lo largo del recorrido  y nos va indicando las estancias de lo que  fue  una  gran reducción, pues así eran llamadas las misiones.

Los guaraníes se ubican geográficamente en Paraguay, donde además del español, la lengua oficial es el guaraní; noreste y noroeste de Argentina, sur y suroeste de  Brasil y sureste  de Bolivia; también en algunas zonas de Uruguay.

Los jesuitas fundaron las misiones guaraníes a partir del siglo XVII. Estas reducciones, que eran como pueblos con cabildo, tenían varios objetivos. El primero sería el de convertir a los nativos al cristianismo, también  contribuían a pacificar las áreas con fines coloniales. Mezclaban religión, política y economía. Además, delimitaban fronteras. 





Los guaraníes eran agricultores y aceptaron vivir en las reducciones como una forma de huir de la esclavitud, puesto que eran perseguidos por los bandeirantes portugueses, bandas de mestizos armados que se  dedicaban a cazar esclavos.


Los jesuítas practicaron el sincretismo religioso, es decir, les dejaron continuar celebrando ceremonias religiosas de su culto, al mismo tiempo que introducían las católicas, esto fue muy criticado por otras comunidades católicas, que envidiaron el poder que adquirieron los jesuitas  en el Nuevo Mundo, del que fueron  expulsados por la corona española en 1767 y las reducciones abandonadas.


Hoy ha sido un día culturalmente  importante para nosotros. Luis, el misionero jesuíta nos despide con el padre nuestro en lengua  guaraní. Nos volvemos a dormir a la  selva. Que tengan una feliz semana.


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