jueves, 28 de mayo de 2020

¡NECESITAMOS UN CROWDFUNDING!





                                                                        En las buenas conocemos máscaras y en las 
                                                                        malas descubrimos los rostros verdaderos.

                                                                                        Anónimo



Como ustedes habrán podido observar, si siguen las entradas de este blog desde que comenzó esta pesadilla del corona virus, Covid-19, confinamiento, en La Matandeta no hemos parado de hacer reformas. Primero fue la entrada, las raíces del álamo blanco se la habían cargado. Ahora estamos con la cocina, con todo el suelo levantado. O nos poníamos a llorar, o nos poníamos a luchar. Y optamos por lo segundo, aunque de lo primero también hubo bastante.
Afortunadamente, ni en nuestra familia, ni entre nuestros amigos, ha habido que lamentar ninguna muerte. Y eso ya es mucho.


Ha habido muchos clientes que nos han llamado estas dos últimas semanas preguntándonos cuándo abríamos la terraza. Nuestra intención es hacerlo a partir del viernes, 12 de junio. Con todas las reformas que podamos terminadas.



                                                                               Llevamos desde el 13 de marzo con el restaurante cerrado y nos hemos encontrado con un problema de liquidez. Hemos tocado todas las teclas bancarias, pero ya saben ustedes que el banquero es un señor que te presta el paraguas cuando hace sol y te lo quita cuando empieza a llover. 
Así, que a todos los amigos, clientes, fans y seguidores de La Matandeta, les proponemos que nos ayuden a través de un crowdfunding. 


Se trata de un micromecenazgo. El proyecto a financiar es la reapertura de La Matandeta el próximo viernes, 12 de junio. A partir de una donación de 25 euros, que es la media de consumo por persona en La Matandeta. Pero no se trata de una donación a fondo perdido. A cambio, ustedes están pagando ya lo que piensan consumir los próximos meses en nuestra casa. Y todos salimos ganando.
Si quieren ayudarnos y participar en este micromecenazgo, calculen su donación (repito, a partir de 25 euros) y hagan un ingreso en la cuenta:
LA MATANDETA S.L.U
Caixa Ontinyent
ES11-2045-6014-6430-0019-9595.
En concepto, pongan ustedes ABONO PRÓXIMA FACTURA.
Ustedes nos ayudarán y nosotros tendremos la suficiente liquidez y fuerzas para seguir adelane.
Gracias, por anticipado.


miércoles, 27 de mayo de 2020

EL SONIDO DE LA POBREZA



Tres maletas. En tres maletas mojadas puede caber toda una vida.
La crisis del corona virus no afectará solo a los pobres. La Cruz Roja, la Casa de la Caridad, las ONGs, se están llenando de gente de clase media, como Vd. y como yo, que hasta el trece de marzo, navegábamos una vida  bastante bien. Ahora, el Covid-19, no entiende de clases sociales y mucho menos de  estratos económicos.
La historia de Iván Martín Rebollar (Madrid, 1963) me la envía mi amigo, el psiquiatra Antoni Adam, una historia  real  en la que él mismo ha participado y que fue publicada en el periódico El Mundo, el pasado viernes 22 de mayo.
Iván Martín Rebollar es autor de la  sinfonía Aquí la tierra, de TVE, así como de muchas cortinillas musicales dedicadas a distintos programas de televisión. Su obra alcanza a Las noticias del guiñol de Canal+, a la Expo de Sevilla, y sobre todo a la publicidad. Clases en la Universidad y anuncios que viajan en pentagramas.
Pero el corona virus, ha sumado la vida de Iván a la pobreza...
Una separación traumática, una vida en Portugal  para empezar lejos del dolor ... Hacía ocho meses que había regresado, después de  años viviendo en el país vecino. Trabajaba dando clases a  los niños en los asentamientos de la Cañada Real, trabajo proporcionado por la SGAE y se ayudaba también dando clases particulares.


Iván Martín posee un curriculum con trabajos en distintas empresas: producciones cinematográficas, teatrales y radiofónicas. Sin contar con su faceta docente.
Pero como en un guión, su vida ha dado un vuelco inesperado. Se ha quedado en la calle con tres maletas, que la lluvia mojó durante días. Ahora, el parque es su escenario. Cuando se cansa de estar allí, pasea. Su principal entretenimiento, acercarse a las puertas de lujosos hoteles, el Villamagna, el Miguel Angel. Porque allí hay pianos de cola. Lo que daría porque  le dejaran tocar uno durante horas. En estos  días, ha  llegado a compartir habitación hasta con doce  personas.
Pero lo peor no es eso, sino la sensación de fracaso. Preguntarse constantemente cómo es posible que esto me haya sucedido a  mí.
Cuando vuelve a su banco en el parque, Iván va componiendo mentalmente un réquiem, sin escuchar un solo instrumento. Lo ha titulado El sonido de la pobreza.
Como la historia de Iván Martín, por desgracia, nos llegarán muchas más. Lo peor no fue el corona virus, sino lo que trajo consigo: gente normal y corriente que habrá perdido su camino. ¿A qué suena  la pobreza? Le pregunta el periodista a Iván Martín. Me viene belleza en medio del horror.
Y esto, no ha hecho más que empezar.


domingo, 24 de mayo de 2020

LA HERMOSURA DEL ESPECTÁCULO



¿Qué ha sido lo peor del confinamiento? En nuestro caso, sin muertes familiares, no ver gente. El teléfono no sonaba, el de  La Matandeta. No pasaban coches por la carretera. No venía nadie. A partir de entrar en la primera fase, el teléfono, poco a poco, empezó a sonar. Queremos una mesa para quince. Es que no puede ser. Si, claro que sí. Tú pones a los niños en una  mesa y cuando lleguemos, las juntamos. Es que, señores, esto no funciona así. Las inspecciones van a ser  a saco. El Estado debe recoger, a través de multas, todo lo que ha dado.
¿Qué ha sido lo peor? La falta de relaciones sociales. Los humanos, somos animales genéticamente diseñados para vivir en sociedad. Como las hormigas, como las abejas. Como los lobos. Y ha quedado claro con esta pandemia. Necesitamos del otro. Para bien o para mal. Para hablar de sus virtudes o para criticarlo. 
Al principio, tuvo gracia ese tiempo suspendido. Pero pasados quince días, veinte, treinta.... Aquí, en mitad del campo, sin un coche que circulara por la carretera, no había más remedio que iniciar la tragedia  griega.
Esta semana empezó a sonar el teléfono de La Matandeta. Esa terraza... Estamos de reformas.

Fíjense en la foto, Es una tarde cualquiera del pasado mes de septiembre...



Vinieron a cenar unos amigos de Helena. Como se puede observar en la foto, Manuel ya empezaba con la burrera propia de la pubertad. Sin comentarios.
El de la barba es Juan Santaner, productor musical, miembro de la banda Vancouver's. Un tipo interesante donde los haya. Roquero, músico, artista... Con toda la prosopia típica de ese mundo.
La que está delante de Helena es la actriz Belén Riquelme. Recuerdo que aquella noche, Belén y yo estuvimos hablando del libro de Marcos Ordóñez Beberse la vida, dedicado a los catorce años que Ava Gardner vivió en Madrid. Las dos  somos fervientes admiradoras del Animal más bello del mundo. Belén acababa de protagonizar una película, todavía no estrenada, titulada Mambo. En ella, nuestra amiga interpreta a una cocinera que no puede pagar el alquiler, a la que la vida no es más que un desastre. Tal vez ahora, con esa película, tan apropiada a estos tiempos, Belén se convierta en una actriz muy famosa.
En realidad, la Riquelme, es como una artista de los años cuarenta. Posa como ellas. Fuma como ellas. Bebe como ellas. Quizás por eso todavía no haya conseguido hacerse muy famosa. Porque en el mundo de la interpretación debe de ocurrir como en otros mundos. Todo va por modas.
Pero si me dan a elegir, quién era la persona más interesante de aquella cena del mes de septiembre, les diré que la que tuve sentada a mi lado. Carola Falgás, diseñadora y pareja de Juan Santaner.
Una chica de Gandía que se marchó tres años y medio a vivir a Casablanca, después de una separación matrimonial que no quiso convertir en traumática. Una mujer que diseñó bañadores y biquinis durante nueve años para la marca Dolores Cortés.
En Casablanca, trabajó para una especie de Inditex marroquí, y viajó constantemente a China. Lo sigue haciendo ahora que diseña muebles para una empresa localizada en Lloc Nou d'En Fenollet. Me  pareció  una mujer tan valiente, tan guerrera...
Ya lo dijo Charles Bukowski El mayor espectáculo del mundo es la gente. ¡Y hay tanta hermosura en ese espectáculo!
Salve y ustedes lo pasen bien.





lunes, 18 de mayo de 2020

EL TEXTO






                                                                   Y nunca nadie podrá entender que esto 
                                                                   tenga tanta importancia.
                                                                               
                                                                                 El principito
                                                                            A. de Saint-Exupéry


Helena teje un columpio de macramé. Teje algunas tardes mientras espera paciente que algo suceda. Pero no teje y desteje como Penélope.
Ella, tranquila, exaltada a veces, rabiosa, dulce o colérica, pura adrenalina, teje un balancín mientras su mente crea un nuevo texto para La Matandeta. Un nuevo relato para el castillo encantado de la Marjal. 


Al fin y al cabo, el texto que contiene el relato procede del latín textus y significa tejido, enlace.
De ahí que los textos presenten muchos elementos relacionados entre sí, las palabras de forma lineal, pero a veces formando un entramado en el que es fácil perderse. Como es fácil que la cabeza, los pensamientos de Helena, sus divagaciones, lo hagan durante estos días. Que sus ideas vayan y vengan como los hilos del macramé que está tejiendo. Que se pierdan sus ilusiones para volverlas a encontrar al cabo de un rato. 
Helena ha madurado mucho y muy bien durante estos días. Una mañana me quedé mirando no a mi hija, sino a la mujer de pelo entrecano que tenía delante. Y me dí cuenta de cuán hermosa e interesante era. Cuánta fuerza y personalidad tenía.


Hija, cómo te han hecho madurar los problemas. Madre, como a todo el mundo, me contestó.
Helena teje con las manos y con el pensamiento. Al fin y al cabo, textere significa entrelazar. Un texto es un conjunto de enunciados entrelazados por el sentido. Como los hilos que anuda Helena con sus manos. Mientras su cabeza teje un nuevo relato, una nueva etapa del castillo encantado en el que se crió desde los siete años. Donde lo ha hecho su hijo.
Y mientras teje, física y mentalmente, el tiempo, que se había suspendido, ha vuelto a caminar.
Y ese tiempo que está llegando, necesitará del texto, del relato que creará  Helena. Y también del que tejerán sus manos.
No son buenos tiempos para la lírica. Pero qué sería de nosotros sin ella.
Salve y ustedes lo pasen bien.

sábado, 16 de mayo de 2020

DOSSIER DE RATTRAPAGE






                                                                              Los momentos no llegan nunca tarde o pronto,
                                                                              llegan a su hora, no a la nuestra, no tenemos
                                                                              que agradecerles las coincidencias, cuando
                                                                              ocurran, entre lo que ellos proponían y lo que
                                                                              nosotros necesitábamos.

                                                                                                  La caverna
                                                                                               José Saramago
                                                                                       







Esta semana que termina, al castillo encantado de La Matandeta llegaron ogros, trolls, cíclopes,  fantasmas de otros tiempos, intentando colarse por las grietas. Pero pudimos con todos. ¡La catarsis fue menuda! Lloros, gritos, risas, abrazos y posibles despedidas. Toni Adam, psiquiatra y amigo, me envía una entrevista que le han realizado en la Plataforma del voluntariado de España (plataformavoluntariado.org: Antoni Adam, psiquiatra y voluntario). En ella, a las preguntas del entrevistador, mi psiquiatra favorito contesta que una vez terminado el confinamiento, probablemente veamos un incremento importante en la demanda de servicios de atención a la salud mental.



Como señala Adam en la entrevista, hemos vivido cambios vertiginosos que nos han obligado a replantearnos nuestras formas de vida y los hábitos sociales: Nos hemos tenido que mirar al espejo, individualmente y como sociedad. Adam apunta que es pronto para hacer predicciones sobre cómo será el mundo, aunque asegura que, gracias a haber parado, hemos podido reflexionar y esto ya es un cambio importante. Inquiere el psiquiatra que durante esta crisis se está dejando bastante de lado la salud mental porque no se  están teniendo en cuenta los efectos del confinamiento: No solo existe el miedo al virus y al riesgo de contagio, sino que el confinamiento también ha mostrado situaciones en las que hay claros efectos en el agravamiento de la salud mental. Se están disparando muchos de los problemas mentales comunes: fobias, ansiedad, depresión ... Una entrevista muy interesante y recomendable. Ya saben dónde encontrarla.


Este fin de semana he estado preparando para mis alumnos, que han suspendido el segundo trimestre, unos Dossier de rattrapage. ¿Qué es eso, una recuperación? No, exactamente. Rattrapage es una palabra francesa que me fascina. La oí por primera vez, nada más llegar a la Universidad Aix-Marseille. Yo arreglaba papeles en la Secretaría y entró una alumna preguntando por le rattrapage de langue espagnole. No es exactamente un examen de recuperación. Une classe de rattrapage, permetant à un élève de rattraper son retard scolaire. Sería como un repaso para que aquel alumno que se ha retrasado consiga ponerse al día. Pero, rattrapage también significa rajustement des prix, des salaires, es decir ajustar los precios, los salarios al coste de la vida. Y además, rattraper significa atrapar de nuevo aquello que se había dejado escapar. Uno puede être rattrapé par son passé, es decir, perseguido por su pasado. 


Esta semana, Rubén y Helena, hicieron le rattrapage de son état, es decir un ajuste a su estado actual, de parados forzosos, siguiendo con las reformas, para que, una vez La Matandeta reabra sus puertas, todo se encuentre en mejor estado  del actual.
Pero ahí no termina mi relación con esta palabra. Y lo que voy a contar ahora, está dedicado a mi amigo Joan S. Micó, de L'Associació Foc i Casola, de la Vall d'Albaida.


Joan subió el pasado domingo al grupo de watshap de la asociación, a la cual también pertenezco, un video en francés titulado Repenser notre monde. Nuestro amigo se planteaba que, aunque se tratara de un montaje, los razonamientos eran totalmente asumibles.
La segunda vez que escuché el video, una contestación al discurso de Estado que hizo Emmanuel Macron, me fijé en que casi al final, el narrador decía mais, c'est aussi le rattrapage de notre état sur les accords du Cop21. Los acuerdos de la COP21 se consideraron perdidos por la mayoría de expertos del clima, ya que la reducción de emisiones de un 4% anual, implicaba una reducción del PIB del 4%.
La crisis del corona virus y la reflexión que le sucederá, harán perder, según las estimaciones entre el 10 y el 20% del PIB mundial. El video termina con la siguiente frase: Este virus y nuestra reacción nos ofrece una oportunidad de salvar el clima.
En los títulos de crédito aparece como narrador y guionista Julien Wosnitza. Y me pongo a buscar en el Dios Google, quién es esa persona.


Julien Wosnitza es un joven francés que ha publicado Pourquoi tout va s'effondrer? (¿Por qué todo va a colapsar?). Y así, a través de este joven y su vídeo, llego al término colapsología, un neologismo aparecido a principios de este siglo con el que se inicia el estudio del colapso de la civilización industrial y de lo que sucedería con ella.
La colapsología, desarrollada en Francia en el Instituto Momentum sigue la idea de que el hombre impacta su medio ambiente de forma perdurable y negativa. El colapso es el proceso al final del cual las necesidades básicas (agua, alimentación, vivienda...) ya no se proporcionan, a un costo razonable, a la mayoría de la población por medio de servicios enmarcados en la ley.
La colapsología es un ejercicio transdisciplinario que relaciona ámbitos como la ecología, la economía, la antropología, el derecho.
También difunde el concepto de urgencia ecológica, atado sobre todo al calentamiento global y a la destrucción de la biodiversidad. No hace falta que siga, verdad. En resumen, aquellos polvos, trajeron estos lodos. El vídeo se puede encontrar en Youtube, claro, y están buscando cinco millones de reproducciones.


Mientras tanto, Rubén y Helena seguirán con su rattrapage d'état, haciendo reformas, ante un futuro incierto. Y yo seguiré, hasta el día de mi muerte, fascinada por las palabras.
Que tengan una buena semana.


sábado, 2 de mayo de 2020

CARTAS DE LA HABANA







                                                                                               No es casual que CAOS sea
                                                                                     anagrama de Cosa y Caso.

                                                                                                        Luciano de Creszenzo




                                                                La Habana, a 22 de abril de 2020

Querida María Dolores:


               Leyendo tu blog  viajé como quince años atrás y me dí cuenta de  cuántos capítulos de tu vida me salté. Hoy, en esta cuarentena que no parece acabar; en la isla de Cuba, en La Habana empecé a mirar atrás y quise saber de tu vida, que en un momento fue mi vida, pero por motivos que desconozco o no quiero recordar, se tuvieron que separar. 
Parece que fue ayer cuando entré por primera vez en La Matandeta, siendo un adolescente en una moto recién comprada. Me atendió el Matanda, el señor Manolo quien, desde el minuto uno, empatizó conmigo, aunque en realidad la corriente  de simpatía se estableció con Willy, su perro foxterrier.
Desde ese momento, sin haber conocido a la jefa, supe que ese iba a ser mi lugar de trabajo durante aquel verano de estudiante de hostelería. Si la memoria no me falla, pasé allí tres años hasta que un accidente cambió la historia de mi vida. Helena era  una niña y a ella y a  mí, nos encantaba que nos contaras  historias. Era la  forma que tenías  de tenernos entretenidos durante  las  largas horas de  trabajo que pasábamos  a tu lado.
La verdad que encontrar estas líneas y tener el placer de escribirte fue el mejor regalo que la noche habanera podía hacerme hoy. 
Cuando todo esto pase, voy a ir a La Matandeta para volver a recordar y seguir viviendo.
No dejes de escribir, María Dolores. Naciste para y con ese don. Mi primera maestra de la cocina y más si cabe, de la vida, junto al tío Manolo al que nunca olvidaré porque él sí fue mi maestro arrocero.

                      Hasta pronto.
                            Miguel Angel Jiménez.

La Habana, 500 años de sabor colonial y encanto mestizo

                                                                 
                                                                 La Matandeta, a 2 de mayo de 2020

Querido Miguel Ángel:
Anoche no podía dormir. Entré por casualidad en mi blog a través del móvil y, aparte del destroce que hice eliminando una entrada (Tiempo suspendido), que ahora no sé si podré recuperar, me encontré con tu carta. Hay regalos que uno espera en la vida y, por tanto, no son regalos enteros. Sin embargo, hay otros que aparecen de manera sorpresiva, justo en el momento en que  los necesitábamos. Regalos que quien los ofrece no imagina el efecto  balsámico que van a tener, la  oportunidad de enviarlos y la valentía de ponerse a ello. Todo eso ha supuesto para mí tu carta.
Sí, te has perdido muchos capítulos de mi vida, como yo de la tuya. Pero eso no es lo importante. Lo realmente increíble es que, desde La Habana, en una noche en la que quizás tú tampoco podías dormir, pusiste  mi nombre en el Dios Google, o el de La Matandeta y apareció el relato. La narración de mi vida desde que nuestros caminos se separaron. 
Ya has visto que no he tenido  tiempo para el aburrimiento. Y que al final, uno acaba por llegar  a donde tenía previsto. Yo, a la escritura. He tenido que dar muchas vueltas para ello, pero el mundo es redondo, así que si caminas lo suficiente, vuelves al punto desde donde quisiste comenzar.
Me has hecho un regalo grande, maravilloso, inesperado. Un regalo que precisamente  necesitaba esta semana. 
Por supuesto que nos volveremos a encontrar en La Matandeta, en La Habana o en cualquier parte del mundo. Léete mi blog y así me ahorro parte del trabajo de contarte la historia de lo que me sucedió estos últimos  años. Mi padre murió aquí, en La Matandeta, mirando la Marjal. Murió como había vivido, sin molestar a nadie. Sin sufrir, ni hacernos sufrir. Ese es el  mejor regalo que me hizo en toda su vida, aparte  de quererme mucho.
Gracias, Miguel Angel, por tus palabras. Cuando pasees por el Malecón, acuérdate de mi. Allí o aquí, volveremos a cruzar  nuestros caminos.
                     Un abrazo muy grande,
                                                María Dolores.



viernes, 1 de mayo de 2020

RAÍCES

 




                                               
                                                                     Ahora me han derrotado, pensó. Soy demasiado viejo
                                                                     para matar tiburones a garrotazos. Pero lo intentaré 
                                                                     mientras tenga los remos y la porra y la caña.

                                                                                                 El viejo y el mar
                                                                                             Ernest Hemingway

                                                                                                
                                                                                               
                                                                              Què volen aquesta gent
                                                                            que truquen de matinada?

                                                                                      Lluís Serrahíma/ María del Mar Bonet.


Mi padre plantó, hará unos quince años, un álamo plateado, donde antes apenas creció una araucaria.
Me gusta este árbol, que puede alcanzar  los mil años si crece en un medio apropiado. Pero el pino araucano se murió. Y un día  que los  empleados  de  la Diputación andaban por las  márgenes de la  acequia plantando los álamos, se trajo uno.
El álamo plateado, en un medio como el de la Marjal, creció tanto, que sus raíces aparecían por todas partes. Habían levantado el suelo del  porche de la entrada. El Gloria destrozó la jardinera que lo contenía y lo venció hacia la entrada  como una barco varado sin  mar, ni arena.
Estos días de confinamiento, Rubén, Helena y Manuel se propusieron arreglar la entrada, para que cuando volvamos a instalarnos en la rutina diaria  de La Matandeta, todo esté más adecentado, más preparado  para disfrutar  de este castillo encantado, que dice Ferrán Marí.


Hubiera sido una semana más, de confinamiento y de trabajo a la espera de, si al olor de la debilidad en la que estamos sumergidos, no hubieran aparecido los tiburones. Sí, esos que nadan en busca de sangre. No creo que seamos las únicas personas en este país que en estos momentos tengan problemas económicos. Es más, dichosos y afortunados aquellos que todavía conserven un sueldo  fijo y piensen que, cuando por fin, salgamos de esta  cuarentena impuesta por el virus o por la  deshumanización de la humanidad, todo volverá a ser como antes. Porque yo estoy segura de que nada, volverá a ser igual.



Una empresa, que se decía cliente y amiga, sí, una tal Alquileres Montero, hubiera sido capaz de habernos dejado sin luz y sin agua, utilizando la coacción y el allanamiento de morada, por una deuda que no ronda los tres mil euros y que no fue pagada en marzo por la situación que a todos se nos ha venido encima. l
Siempre digo que no creo en Dios, pero sí en El Ángel de la Guarda. Hace, aproximadamente dos años, el Ángel puso en mi camino  a Pablo Hernández, a la puerta de unos juzgados. Y él, y solo él, nos ha sacado de este  aprieto. 
Mientras, los tiburones, con los dientes un poco carcomidos por las  dentelladas que solo pudieron darle a la verja de la entrada, se han ido en busca de sangre  a otra parte. La semana no fue para nada aburrida. Y  yo volví a bajar a mis propios  infiernos en  busca de fantasmas y monstruos que ya  no debieran estar allí.
Como siempre, gracias a mis amigos, por la paciencia infinita que me demuestran. Por escuchar mi rabia y mi desesperación. Porque hay días que el calendario se podría  saltar.  O hay tiburones que rondan la superficie cuando el surfista desprevenido ha perdido la tabla en una ola que no pudo remontar a tiempo.
Salve y ustedes lo pasen bien. Ya estamos  en mayo.