lunes, 31 de julio de 2023

DE PASEO POR DÚN LAOGHAIRE (DONLERY, HELENA DIXIT)

 

                                         Every man is sociable until a cow invades his garden

                                                              Irish proverb



Cuando Helena, mi hija, tenía trece años la mandamos dos veranos  a Dublin. Fue a través de los maristas, organizaban grupos de estudiantes y los hospedaban con familias irlandesas. A Helena le  tocó las dos estancias seguidas con la  familia  Salmon, que vivía en Dún Laogheri, a quince kilómetros de la capital. La familia Salmon tenía tres  hijos. La mayor, Rowina, de la misma edad que Helena. Hizo buenas migas con ella. Pero lo peor eran las noches. Todas ellas llamaba a  cobro revertido. Mamá, ¿qué no me quieres?¿Por qué me has enviado aquí?

El segundo verano, ya más madura, le cogió  el tranquillo y aminoraron las llamadas nocturnas y los lloros. Hizo muchas amigas con las que se escribió durante  años.

El tercer verano su padre dijo que para aprender a fumar no hacía falta ir a Dublin y ya no volvió. Pero los recuerdos y las experiencias de los veranos permanecen en ella y nadie  se los  podrá  quitar.


Siempre hablaba de Donlery, ella lo pronunciaba  bien, pero se escribe como  lo ven en el cartel que aparece en la foto. Es un pueblo pesquero donde nos hemos dirigido Julia Acurio y yo esta mañana de domingo. Helena me ha insistido en que fuera.  El cielo está muy gris y anuncia lo que  será  la tónica del día: lluvia y más lluvia. Hay padres con niños en el tiovivo del puerto pesquero y tenderetes donde se venden comidas y bebidas típicas.


Nos dirigimos al Museo Marítimo ubicado en una iglesia católica desacralizada. Irlanda es un país de marinos y navegantes. También de pescadores, sin embargo apenas prueban el pescado y los mariscos. Prefieren el cordero y la ternera. Uno de los acuerdos firmados con la Unión Europea para poder formar parte es  que los irlandeses permitirían los caladeros españoles, franceses y de otros países de  la  Unión. 

Como dice Enric Beltrán, es un país de gente que ama la literatura. Escribir, cantar y beber cerveza son sus grandes aficiones. Pero, hay más.











Desde ayer, la ciudad está llena de  seguidores del Kerry porque hoy se juega la final de liga de fútbol galeico. Dublin vs Kerry. A las tres y media comienza el partido. El estadio y los pubs dublineses están abarrotados. 


El fútbol galéico se juega fundamentalmente en Irlanda y Escocia. Junto con el hurling y el rugby es el deporte más popular en Irlanda. Se juega en equipos de quince jugadores dentro de una cancha de césped rectangular con porterías en forma de H a ambos lados. Los equipos tratan de  anotar puntos pateando o golpeando el balón con las manos e introducirlo en el arco rival. El que consigue más puntos al final del partido es el ganador.




Los jugadores tienen que avanzar por el campo llevando el balón en las manos, dándole patadas cada tres o cuatro pasos y pasándosela entre ellos, o bien golpeando la  pelota con la mano o con el pie. Se trata de meter gol, lo que equivale a tres puntos o pasar  el balón por encima de la barra y conseguir un punto. 
El fútbol gaélico es uno de los cuatro juegos gaélicos  regulados por la Asociación Atlética Gaélica, considerada  la  más popular  organización de  este tipo en  Irlanda. Tiene reglas muy estrictas acerca de la condición de aficionado de los jugadores y organiza cada año las competiciones entre clubes y entre condados.
Se piensa que el juego proviene del antiguo fútbol irlandés conocido como caid cuyo origen se remonta a 1537, sin embargo, el juego actual se regló en 1887. 
Ha ganado Dublin y en los pubs todos están eufóricos. Cantan y bailan y beben mucha cerveza. Mucha, mucha, mucha cerveza.
Otro día les cuento por qué las puertas de las casas  están pintadas de diferentes colores muy vivos.
Salve y que tengan una feliz semana.






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domingo, 30 de julio de 2023

LAS FOCAS DE HOWT






                                                        A good word never broke a tooth                                                                                                                                                                                                                                                                                                              Irish proverb                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         Me he tenido que comprar ropa. Por las mañanas estamos a doce grados y la  temperatura no sube a lo largo del día más que cuatro o cinco. Las amigas  me escriben  y me aconsejan que cuide del resfriado, que los peores son los cogidos  durante  el verano. Pero, ¿cómo va a ser un resfriado de verano si aquí la temperatura  no sube de los  dieciocho grados? En todo caso, será un resfriado de  invierno valenciano traspolado a la isla Esmeralda.

Después del circuito con Eduporelmundo y de la consabida foto con la estatua de  Molly Mallone tocándole las tetas para  que  la  vida nos  traiga  la suerte  de  poder volver  a esta ciudad, me meto en el  H&M a mirar saldos. En un mundo globalizado todas las tiendas  son iguales y  ofrecen los  mismos productos. Encuentro un vestido de lana, es  un decir, a ocho euros, una ganga, vamos. El sábado me voy de excursión a Howt y hará frío. Ya me he  comprado una  gabardina, que aquí  la  llaman mackintosh, en el Primart.
El sábado por la mañana, me presento muy pronto en el Spire, punto de encuentro de nuestra excursión con Yellow Umbrella. Nos vamos a Howt a caminar por una ruta verde y  a contemplar las focas de la bahía. Se ha apuntado también mi compañera Julia Acurio, que tiene una  gran  sed de  aprender y está un poco harta  de visitar centros comerciales con sus  amigas.


Hace frío, estamos a diez grados. Al vestirme hace  un par  de horas, me he dado cuenta de que al vestidito de  lana no le quitaron la  alarma antirrobo. Como es muy temprano y aquí las tiendas  abren a las nueve, me  dirijo al H&M y le digo  a la joven cajera  que tiene que  quitármelo, ha sonado en  cuanto he  cruzado la  puerta. La chica  se queda  un poco perpleja y me  pide que  me lo quite. En el probador, se supone. No, no, aquí mismo porque  tiene que hacerlo aquí.  Entonces, ¿que me desnude delante  de  todo el  mundo? Si, si, tiene  que ser aquí en la  cola  de  la  caja. Bueno, serán costumbres de  este país. Me quito el vestido y me  quedo  en  paños menores. Como entre ahora mi nieto con sus  nuevos amigos y vea a su abuela  desnuda  en  la  caja, le da  algo.


En fin, cosas que pasan. Nos  vamos  con nuestra  guía, Helena, una barcelonesa que vino tres días  de vacaciones y encontró su lugar en el mundo. Cogemos el Dart, que es el tren de  cercanías y cuarenta minutos después contemplo el  mar de Irlanda. Nos acompaña el sol hasta las tres, después diluviará, después se quedará  una tarde  apacible y soleada. En el puerto  pesquero contemplamos  la  primera foca, una hembra, según Helena. Algunas personas les echan pescado que han comprado previamente  en  el establecimiento de  en frente. Pero se interponen las gaviotas, más rápidas y los  cogen al vuelo. Después, aparece el macho.


El paseo por la  ruta  verde dura dos horas, cuesta arriba, por  una  colina  serpenteada de  helechos, Comemos  al  final, en un restaurante. Y por  la  tarde regresamos por  la  senda del acantilado.




¿Y Manuel? Apenas puedo hablar con él porque se corta  constantemente la conversación. No hay que preocuparse. Aparte de  aprender  inglés, está  adquiriendo  valores importantes para  la  vida. La embriagadora sensación que produce la libertad, la importancia de la amistad, la fascinación del primer amor, la responsabilidad de  cuidar  de  uno mismo ... A las fotos me  remito.
Salve y ustedes  lo pasen bien,









viernes, 28 de julio de 2023

CON EDU POR EL MUNDO

  

    

                                             Every patient is a doctor after his cure                                                                                                                                                                                                                                                                                                         Iris proverb


A Julia Acurio la conocí la primera mañana de mi llegada a la escuela. Vive en Madrid y es de origen ecuatoriano. De hecho, mientras ella mejora su inglés en Dublin, sus padres se han ido de vacaciones a Quito. Es tan guapa y de rasgos  tan exóticos como la mayor parte de las mujeres nacidas allí. Y si lo dudan, cuando vuelva a Valencia, les presento a Claudia Chungata, cualquier día que venga a comer a La Matandeta.

 

Me contó que  estudia  ingeniería  de datos y a  mí lo único que se me ocurrió es relacionarlo con el Big data. Pero estuve más acertada cuando le narré La Odisea de Homero, que decía  no conocer. Le hablo de Penélope y de la  canción de Serrat que tampoco conoce y se la paso por watshap. Una manera de interpretar el mito. También le cuento que hace tiempo yo también escribí mi propia  Penélope. En mi caso, esperaba que su marido, Ulises, saliera de  la  cárcel, donde estaba condenado a veinte años. Pueden encontrar mi relato en este blog.

Se inició una conversación tan interesante entre nosotras, que nos acabábamos de  encontrar, que muchas veces pongo en duda que el  edadismo exista. No es más que un prejuicio que nos hemos inventado. Ahora, Julia sigue mi blog y hablamos con frecuencia. 

Por la noche, me escribe Alberto Lafuente, supongo que desde Madrid y, aparte de anunciarme que si estoy a finales de agosto en La Matandeta, vendrá con Javier Espinosa a charlar y a comerse un arrocito rico, me dice que hay que conectarse con los peques y que a él le encanta tener gente joven alrededor porque se  aprende mucho de ellos y ellos también de nosotros.


Carolina Annunziata ahora vive en Rávena. Anoche me preguntó si doy clases en EF. ¡Qué más quisiera yo! He venido a aprender inglés, igual que tú. Con ella hablo constantemente en italiano, aunque a veces, sobre todo si también está Monique, me paso al francés, sin darme cuenta. Mi problema con el inglés es que no comprendo su estructura gramatical, por qué construyen  las frases como lo hacen. Ah! Y como dirían los italianos il incubo é le preposizioni! Cómo las juntan y las separan, cómo las utilizan en los phrasal verbs y cambia el significado de  lo que  se  quiere decir.


En la última clase de la mañana coincido una vez más con Eloïse, una joven de Aix-en-Provence. Le cuento lo feliz que fui en su ciudad durante mi año Erasmus. Le repito los lugares por los que me movía... Ella  estudia Derecho, justo la facultad que  estaba al  lado de  la mía. Qué caros se  pagan los buenos momentos. Pero eso  no se lo cuento, no quiero un sabor agridulce en su sonrisa.

Al salir de la escuela, cojo el autobús hasta O'Connel Avenue, donde me encuentro un joven con un paraguas amarillo, con el escudo de  España, Se  trata de un guía de tours gratuitos. Me apunta y después de esperar quince minutos a que el grupo se forme nos vamos con él a dar una vuelta de tres horas por Dublín. Voy a conocer los sitios por los que todavía no me he movido: La estatua  de  Molly Mallone, y por supuesto, le tocaré las tetas para volver a Dublín (Remigio Oltra dixit), el pub O'Neil donde se come y se bebe cerveza a buen precio, el Trinity College, que no es un colegio, sino la Universidad creada por Isabel I de Inglaterra, para que las ideas protestantes enraizaran entre los irlandeses. El Bank of Irland, que es banco y también el lugar donde se reúne el senado.





Eduardo es uruguayo. Nació en Montevideo y vive desde hace siete años en Dublín. Su relato es muy ameno y el paseo se convierte en un libro abierto sobre esta ciudad cuyas hojas va pasando nuestro guía con mucho sentido del humor.  Nos lleva hasta el barrio de Temple, más conocido como Temple Bar, lleno de pubs, y donde Edu nos explica en cuáles se toca la mejor música en vivo, dónde la comida  es más barata y las pintas más económicas.


Nos lleva hasta la catedral de Saint Patrick y nos cuenta la  historia de este santo que evangelizó a las gentes de la isla. Y la leyenda de por qué en la isla Esmeralda no nay serpientes. Nos habla de Jonathan Swift y su oposición a la corona británica. Los viajes de Gulliver no es un cuento para niñós sino una crítica al dominio inglés.
Nos lleva al catillo de Dublin, aquel que habían construido los ingleses como residencia  de sus virreyes y que tuvieron que entregar un 16 de enero a Michel Collins, que se permitió el lujo de llegar siente minutos tarde a la ceremonia. Si no la conocen, les  recomiento la  película protagonizada por Liam Neeson, irlandés of course.



Me ha gustado tanto el paseo y las explicaciones de Edu que, cuando nos sugiere una excursión para mañana a Howth, una ruta verde para contemplar acantilados y focas, me apunto sin dudarlo.
Ya saben, si vienen a esta ciudad, busquen su Instagram Eduporelmundo. Merece la pena escucharlo.
Salve y que tengan un buen fin de semana. Aquí con que no llueva, ya  será bastante.







jueves, 27 de julio de 2023

UN POCO MÁS DE HISTORIA IRLANDESA

 


                                                            Hunger is a good sause                                                                                                                                                Irish Proverb                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            

  Hoy en Dublín, ha  llovido durante  todo  el  día. Eso no puede ser  una noticia.

Ayer  a  mediodía, salió el  sol en Dublín y  no  nos abandonó durante  toda  la tarde. ¡Eso es una  gran noticia!

Así que cogí el primer autobús  que  pasó  por mi parada  en Swords y me  bajé al lado del Spire, ese monumento  que  les  regalaron los ingleses, que  se  encuentra  en  el  mismo lugar donde antes  estuvo la  estátua de  Nelson, y que tanto odian  los  irlandeses. Tres millones  de  euros  en  acero que  desafían al cielo. Al  lado, se  encuentra  el Museo  Nacional de Historia Moderna.




El GPO fue antes la  Oficina Central  de Correos y ahora  narra gráficamente los hechos de la Semana  Santa  de 1919 que condujeron a  la  Guerra civil con los ingleses y a la independencia  de la  República de  Irlanda. Pero, vayamos  por partes.


Fue una  guerra  de  guerrillas que  enfrentó entre 1919 y 1921 al IRA, Ejército Republicano de Irlanda con las fuerzas británicas en la isla. Una historia de malos y buenos. Los malos, los  ingleses. Los  buenos, los irlandeses.

Los republicanos irlandeses aprovecharon la I Guerra  Mundial para realizar el alzamiento de Pascua y proclamaron una República de Irlanda. El levantamiento fue aplastado después de una semana de combates, pero la respuesta  de los ingleses llevó a un mayor apoyo popular a la independencia. 

El Tratado anglo-irlandés se firmó en 6 de diciembre de 1921 y reconoció por un lado la existencia del nuevo estado libre irlandés y al mismo tiempo, la capacidad de  Irlanda  del Norte de  no unirse a  dicho estado, lo que traería tiempo después muchos problemas que desembocaron en  la  violencia, la lucha armada  y  el terrorismo.


Esta tarde ha vuelto a llover. Me detengo en un kiosco y me doy cuenta de que todos los  periódicos  llevan  en portada la  noticia de  la  muerte de Sinéad O'Connor.. Una artista como la  copa  de un pino con  una vida  marcada por los abusos desde  la  infancia y los problemas mentales. Me compro el Irish Times y me voy a  la  parada  del autobús. Cuando te fuiste, se murieron todas  las  flores. 

martes, 25 de julio de 2023

UN RESFRIADO INOPORTUNO

    


                            What a sober man has in his heart, the drunk has on his lips                                                                                                                                                                                                                                                                                      Irish proverb                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               Sábado lluvioso, el centro estaba repleto de gentes en su shopping day. El domingo no fue muy fructuoso. Me mojé por completo. Quería  visitar el Modern History of Irland Museum, en la O'Connell avenue, pero estaba cerrado, no así las tiendas. Todas abiertas. Se me  rompió el paraguas por  el viento y, mientras esperaba el autobús de regreso a  Swords pasaron dos chicas que  me  preguntaron por my broken umbrella. Una de ellas me  regala una sonrisa y me ofrece su paraguas. Lo cambia por el mío. Cuando se marchan, me doy cuenta de que este también está roto. Serán costumbres de  este país.

A veces me siento como la  Nancy de Ramón J. Sender. Ella en Sevilla y yo en Dublín. Es una obra muy divertida. Una joven norteamericana decide escribir su tesis en la capital  andaluza. El ambiente, las costumbres, todo choca con su forma de entender la  vida. 


El sábado de  madrugada, se marchó Sara, la estudiante eslovaca. El domingo por la  tarde llega Carolina Annunziata, una  jóven napolitana de diecinueve años que  estudia ADE en Rímini. Los estudiantes italianos son los más numerosos de la  escuela. Puedo practicar italiano con todos ellos, pero sobre todo  con Maria Morrone, a  quien  encuentro el lunes por la  mañana en la  diminuta biblioteca. Esta profesora calabresa ha venido  para dos meses, va por la  mitad de su estancia.

Paso la  mañana estudiando y a las  once y media  me dirijo a  una clase de conversación. Estaré ocupada hasta las  cinco y media de  la  tarde.. Poco a poco me  doy cuenta  de que  aumenta mi seguridad y mi vocabulario con el inglés y también el resfriado que  he  pillado. Con la  lluvia  y el frío los virus andan  sueltos en el verano dublinés.


En la última clase del día, también de conversación, coincido con dos jovencitas  francesas de Paris  y Nantes. Tienen diecisiete  años y me preguntan  mi  edad y  por qué estoy aquí. Sonriendo  les aclaro  las dos  demandas. Podría  ser su abuela, puesto que tengo un nieto de quince años y me encanta  estudiar y moverme por el  mundo.



Hablando de nietos, anoche conseguí comunicarme  con Manuel. Pasó  el  domingo  de excursión en los acantllados  de  Moher y me envía  unas fotos estupendas que verán a continuación. Le pregunto si  está contento. Muy contento, ha hecho muchos amigos. Le insinúo si se ha  enamorado. Contesta un no sé, que yo interpreto  como una respuesta afirmativa.

Paso muy mala noche. He pillado un buen  resfriado a finales de  julio. Aquí el  paracetamol lo venden hasta en el Lidel. Creo que  me  voy a quedar en  la cama cobijándolo o lo arrastraré  toda  la semana. Ha  llegado el momento  de  comenzar  a leer Ulysses de James Joyce.

Salve y ustedes  lo paasen bien. Y mucha suerte con los pactos.






domingo, 23 de julio de 2023

SÁBADO DUBLINÉS

 



                                                          When there's a will, there's a way                                                                                                                                   Irish proverb                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 Alguien me ha dejado este proverbio irlandés entre los  comentarios  a  las entradas. Como es anónimo, no se lo puedo  agradecer. Significa que cuando hay voluntad por hacer algo, siempre se  encuentra  un camino. Por ejemplo, la señorita Ángela María Galán, gaditana de San Lúcar de Barrameda, no tiene  ningún interés en que  tengamos una buena  convivencia. Por la mañana, a pesar de que eran las once, no consintió que Monique pudiera  estudiar, porque le molestaba  la luz del exterior. Después de pasar todo  el día encerrada en  la habitación, a las diez de la noche se puso a secarse el  pelo y hacerse la manicura. Corramos un tupido velo y no dejemos que esto  nos afecte.

Hablo con Manuel el  viernes para vernos este  fin de  semana. Me dice que el  sábado se  va  a ver cosas gratis por Dublin con sus compañeros. Menos mal que el  viaje ha sido un regalo de  su  abuela, que soy yo. ¿Dónde estará aquel niño que iba cogido de mi mano a todas partes, que  me achuchaba y me  daba besos? ¿Este c... de dónde habrá salido? Dicen los psicólogos que la adolescencia es un regalo de  los Dioses  a los padres (y a los abuelos) para  que  no les sepa mal separarse de sus hijos.


Así pues, cojo el autobús para  ir a Dublin. Quiero visitar el Museo de la Hambruna irlandesa, que se encuentra  frente al  río Liffey, en Eden Quai, cerca del puente de Calatrava, en un antiguo  almacén de té y tabaco.

La hambruna  irlandesa de 1845 fue un período que marcó la historia de  Irlanda, que entonces formaba  parte del  Reino de  Gran  Bretaña e Irlanda. Entre 1845 y 1849 se produjo una etapa de inanición y hambre, enfermedades y muerte. Y también una gran  emigración a Nueva Zelanda, Canadá, Argentina y Estados Unidos. Se la conoce fuera de  Irlanda como la  hambruna  de la patata. La alimentación de dos  quintas partes de  la  población irlandesa dependía de esta cosecha. 

Durante la hambruna, alrededor de un millón de personas murieron y un millón más emigró, con lo que la  población cayó entre un veinte y un veinticinco por cien.



La enfermedad  de la  patata, producida  por una plaga de tizón tardío, también conocida como rancha o mildíu de la  patata, arrasó en toda Europa, pero  en esta  isla cambió para  siempre el  panorama demográfico, político y cultural. Un tercio de la población irlandesa dependía de la patata. Esta hambruna ha quedado en la memoria popular irlandesa y se convirtió en un punto de encuentro para los movimientos nacionalistas irlandeses. Aquellos lodos, trajeron estos polvos.


Las relaciones con la corona británica, ya de por sí tensas, se estropearon mucho más. aumentando las tensiones y el nacionalismo, así como la conciencia republicana de  muchos irlandeses. 

La clave para comprender el desastre irlandés, se encuentra en la propiedad británica de la tierra agrícola irlandesa, que desde la ocupación de Oliver Cromwell pertenecía a los aristócratas  británicos que habían convertido a  los campesinos irlandeses en sus  aparceros. Estos cultivaban el  trigo que era exportado a Gran Bretaña, mientras ellos solo se  alimentaban de los  productos de  la  huerta familiar, es decir, de las patatas, cultivo resistente donde los  haya, gracias a que  se pueden obtener entre dos y cuatro cosechas al año, en condiciones favorables. 


Durante los siglos XVII y XVIII a los católicos irlandeses se les prohibió comprar, heredar  o arrendar tierras, votar, ocupar cargos políticos y vivir en  las  ciudades y los  pueblos. También se les  negó el derecho a la  educación y a obtener un oficio, a pesar  de que los católicos componían  el  ochenta por  ciento de la población irlandesa. 


Los inquilinos de  las  tierras  podían ser desalojados por la falta de pago de las rentas o la decisión de un propietario de criar ovejas en lugar de cultivar cereales. Un censo de 1841 registró una población de 8,175,124 habitantes y un censo inmediatamente después de la hambruna en 1851 fue de 6,552,385, es decir, una caída de más de un millón y medio de habitantes.


Mientras  las  patatas  se  morían, los  trigales estaban  resplandecientes, pero los irlandeses no podían  acceder a este alimento, pues pertenecía a los  terratenientes  ingleses. Miles de personas inundaron los pueblos y ciudades  buscando ayuda y estallaron epidemias como el tífus, el cólera y  la  disentería. 

Karl Marx, contemporáneo de la  situuación, dió testimonio de ella, asi como de  la crueldad con que los  terratenientes ingleses seguían exigiendo a sus aparceros  el  pago  de  las  rentas.


Ha dejado de  llover por un rato y ha salido  el sol. En un día dublinés puedes encontrarte con las cuatro estaciones. Salgo  del museo realmente impresionada. La  historia es una secuencia de  situaciones encadenadas. Unas cosas traen  otras. Otro día seguiremos con la  historia de  la República de  Irlanda. Me voy  caminando hacia O'Connell Avenue y me  meto en  la  librería  Eason, abierta desde 1919. Me encuentro con una pachanga. Tocan  realmente bien. También con una violinista y con gente bien  vestida que  pide limosna. Vuelve a  llover cuando  cojo en  500X y regreso  a Swords. 

Salve y ustedes tengan un feliz domingo de  elecciones generales españolas.