domingo, 25 de marzo de 2018

A LOS CHICOS Y CHICAS DEL RODRIGO BOTET



                                                                        "¿Qué camino tomaré?
                                                                         Le preguntó Alicia al gato de Chershire.
                                                                         Eso depende de adonde quieras ir.
                                                                         A cualquier parte, con tal de salir de aqui.
                                                                         Pues entonces, es bien fácil.
                                                                         Se trata de que camines lo suficiente"                                                             

                                                                                                        Alicia a través del espejo.
                                                                                                                  Lewis Carroll
                                                                                             


Estudié el grado de Lenguas Modernas, especialidad en francés,  por indicación del gato de Chershire. La vida, las circunstancias o  mi mala cabeza me habían llevado por donde yo no quería ir. El amor es una trampa. La peor de todas.Así que para salir del bosque hice lo que mejor sé hacer en la vida: estudiar, escribir, leer libros... Volver a la Universidad no sé trató de una instrumentalización, sino de un fin en sí mismo.Así que cuando la gente me preguntaba para qué estudiaba tanto, yo no sabía qué responder. 
El año pasado estuve en Fontanars. Montaña arriba, montaña abajo. La gente de esa zona es encantadora, me trataron muy bien. Pero la cosa, vista con distancia, parece que ya no tenía remedio y yo me equivoqué.
Este otoño volví a Valencia a cursar el máster en Dirección y Planificación en Turismo. Pero se me ocurrió preguntar por  la bolsa  de profesores de francés de la consellería y a los tres días estaba trabajando. 
Ciento veinticuatro alumnos desde primero de la ESO hasta primero de bachillerato. Este fue el primer grupo que conocí. Como no sabía qué decirles, les conté mi vida. Marta se quedó con la boca abierta. Aquella mujer de mediana edad les contaba su secreto: Nunca había dado una clase. A partir de ahí les pedí que asociaran una palabra con Francia y la lengua francesa. Y la clase fue saliendo ella sola. Cuando sonó la campana todavía estábamos hablando.
Yo seguía con mi conflicto personal, pero llegaba a las clases, cerraba la puerta y todos mis problemas quedaban fuera. Con hacerlos callar y que atendieran al passé composé, ya tenía bastante.
Enseñar a un niño es agradecido, pero enseñar a los adolescentes es todo un reto. Te los tienes que ganar. Así que fui creando mis propios clichés: Aceptamos pulpo como animal de compañía.Ja estem, que l'abuela fuma. Los puse a trabajar y les hablé de muchas cosas que no tenían tanto que ver con el francés, sino con la vida.
En Navidades, Adam quería hacer adornos para el árbol. Pero si tu eres musulmán. Y qué, también como carne de cerdo y mi madre no lo sabe. Joaquín me contaba en sus redacciones cómo habían sido las fiestas de final de año en las chabolas de plástico y madera en las que vive su familia portuguesa. Los epaté cuando llegó el día contra la violencia de género con las canciones y la tragedia personal de la cantante francesa Bárbara.
Mientras tanto, al relato  que me estaban contando le faltaba un elemento importante. Es como una buena receta de cocina, no tienes que olvidar ninguno de los ingredientes o el comensal más exigente te pillará en un renunció. Lo descubrí la madrugada del 23-F. Lo tenía delante de los ojos y había sido incapaz de verlo.
Ese día en clase, a un desafortunado comentario de Eva, perdí el control. Vino la madre preocupada a hablar conmigo y me entendió.
Pilar Bornay dice que no tiene ningún mérito que los buenos alumnos saquen buenas notas también con nosotros. La labor está en enganchar, en motivar al que está perdido. Y en eso me empeñé mucho.
No sé si se acordarán del passé composé o si les servirá para mucho. Pero espero que les haya picado el gusanillo de la curiosidad. Un dia les pregunté quién fue Rodrigo Botet, cuyo nombre lo lleva el Instituto y en la era del Dios Google no lo habían buscado.
He terminado mi sustitución en ese Instituto. He descubierto una  nueva faceta de mi: Me encanta dar clases a los chavales. Son irreverentes, gritones, respondones y están locos. Tienen una energía y una vitalidad capaz de tumbar al más plantado. Y están vivos.
Después de treinta y siete años de relación y treinta y cinco de matrimonio, Rafa Gálvez y yo nos hemos separado. Me siento como si me hubieran cortado por la mitad con una sierra manual. Pero esto también pasará y después de la tormenta, otras mañanas vendrán.
A los chicos y chicas del Rodrigo Botet:  Jamás podréis imaginar lo mucho que me habéis ayudado estos meses tan difíciles para mí.
À bientôt, les filles et les garçons! Je vous adore...




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