En La Matandeta crece un ficus desde hace treinta y dos años. Era una plantita de tres hojas que compré en el mercado de Sedaví por ciento cincuenta pesetas.
Sus poderosas raíces crecen y se alargan hasta invadir otras partes de las terrazas, alejadas de donde se encuentra él. Todos los años hay que levantar los ladrillos a su alrededor, echar sal y volver a alicatar. Él no parece inmutarse. Maury dice que es un monstruo y que le da mal rollo.
Qué pensaría Maury si viera los ficus de Ta Prohm, uno de los ciento cincuenta templos de Angkor.
Ta Prohm sigue engullido por la selva. Como si los poderosos árboles no quisieran soltar su presa. Es un lugar que impresiona. Cargado de energía.
Este templo fue elegido por l’École Française d’Extrême-Orient para mostrar el estado en que se encontraban los templos de Angkor a finales del XIX cuando fueron descubiertos por los occidentales.
En el 2000, Angelina Jolie aterrizó en Camboya y rodó varias escenas en este templo de su película “Lara Craft: ”Tomb Raider”, que la catapultó a la fama. Se enamoró de este país y aquí adoptó a su hijo Maddox.
Aquí compró una casa tradicional camboyana con 60.000 hectáreas que convirtió en una zona protegida y lleva veinte años trabajando a través de su fundación Maddox Jolie-Pitt, en apoyar a las comunidades locales y proteger el medio ambiente.
Llegamos al templo de Bayon, construido a finales del siglo XII en estilo budista, conocido por sus cincuenta y cuatro torres y doscientas caras sonrientes tan enigmáticas.
Y por fin llegamos a Angkor Wat, dedicado al dios hindú Vishun en el siglo XII después de Cristo. Es uno de los mayores edificios religiosos del mundo. Su nombre significa “Ciudad del templo” y se creó como una manifestación física de la interacción humana con el reino de los dioses.
Las agujas representan las montañas de la eternidad y el foso, las aguas eternas. Nació como templo hindú y a finales del siglo XIII dC pasó a manos de monjes budistas. Impresionante y majestuoso.