PREPARANDO LA FIESTA DE QUINCE AÑOS
FOTOGRAFIANDO BUEYES
Soy María Dolores Baixauli, Graduada en Lenguas Modernas y Experiencias Vitales. Máster del profesorado de la Universitat de València y de lo que ocurre en la calle. Tengo un restaurante, La Matandeta, que acaba de cumplir treinta años. Mis aficiones son la natación, la curiosidad, el senderismo, la observación, la gastronomía, la conversación y por encima de todo, la literatura y los viajes. Bienvenidos a bordo. Embarquen por la puerta que les parezca más interesante.
PREPARANDO LA FIESTA DE QUINCE AÑOS
FOTOGRAFIANDO BUEYES
BARCAS DE PESCA FRENTE AL MORRO
EL CAÑONAZO
c CASA DE ÁFRICALA MEJOR ESQUINA...
Decía el escritor Paul Bowles que la diferencia entre el turista y el viajero estriba en que el primero conoce la fecha de su retorno, mientras que el segundo, no. Todos quisiéramos ser viajeros, pero no pasamos de ser unos aprendices del arte de viajar. Tarde o temprano, nos espera el regreso, la zona de confort en que se convierte nuestro lar, nuestro nido. Las paredes donde se ubica nuestro mundo conocido e íntimo. Pero antes de emprender el regreso, procedamos a celebrar la ceremonia del adiós con aquellos que han compartido con nosotros este paréntesis cubano y nos han dado una parte de su vida, a quienes dejamos una parte de la nuestra.
Ronaldo va todos los días al Malecón. Por las mañanas pesca y por las tardes-noches trabaja de guardia de seguridad en una discoteca de la Avenida 23. Le gusta su ciudad y le gusta pescar. Dice que es una afición a la que está enganchado, aunque algunos días los jureles, agujas y bonitos se le resistan.
Óscar Aguilar, Licenciado en Relaciones Internacionales y Derecho, un joven de treinta años, muy culto, que me descubrió al autor Daniel Chavarría y que disfrutó con nosotros de su país. Lo esperamos, a finales de septiembre, en Valencia y poder corresponder con la misma hospitalidad que él nos ha dado.
A Ernesto Blanco le deseamos un gran éxito en septiembre cuando empiece su andadura Esquina de Fraile el restaurante que pudimos ver y en el que Manuel preparó una exquisita paella valenciana para diez personas.
Katia y Eli, del restaurante Paula, enfrente de la Iglesia del mismo nombre. Todos los días, después de mi trote mañanero por el Malecón, me servían un delicioso cortado. Además se pueden comer platos criollos y hay música en vivo. Se lo recomiendo.
Laidi Fernández, escritora y periodista, me dedicó su libro Nuestra Habana de cada día. Su marido nos preparó la mejor limonada que hemos tomado durante nuestra estancia.
Huberto Bernárdez, mi librero favorito en La Habana. Lo he llevado loco buscándome libros. Escribe un magazine muy interesante que envía diariamente a sus amistades, entre las que me ha incluido. Si van a La Habana, búsquenlo enfrente del Malecón, cerca del edificio de La Marina en el patio de la Oficina del Historiador.
Y cómo no, darle una vez más las gracias a Miguel Ángel Jiménez, a quien creía fuera de mi vida. No era cierto. Gracias por ese abrazo y por susurrarme al oído María Dolores tú eres de mi familia.
A Marisol, a Claudia y a Margarita. Me faltan las fotos, pero no el cariño para vosotras. Y a todos ustedes que me han seguido estos días y en este viaje. Gracias por sus mensajes y su cariño.
Volveré a La Habana, a recuperar la parte de mí que se queda allí. Y espero hacerlo con Joan Roig, el amigo del alma que me descubrió hace trece años la fascinación que siente y que transmite por esta ciudad. Nos sentaremos en la terraza del Hotel Habana Libre, nos pediremos unos mojitos y veremos pasar la vida.
Hasta pronto. Y ya saben, sigan pasándolo bien y disfruten.
Raúl, el custodio, es decir el conserje, del Sloppy Joe's me pregunta si ya he visitado el Museo de Arte Cubano, lo tenemos justo enfrente, a la izquierda, un edificio moderno que tiene ubicado en el parque de su fachada delantera el memorial del Granma y el Museo de la Revolución, cerrado por reformas.
Si, fuimos hace semanas Manuel y yo, pero aprovechando nuestros últimos días de estancia en La Habana, me acerco con Carmen. Mi nieto prefiere despedirse de los amigos que ha hecho.
Los museos en Cuba se visitan de arriba hacia abajo. No hay audioguías. Subimos a la tercera planta y descendemos. Nos encontramos con un cuadro de grandes dimensiones que me hace pensar en el Guernica de Picasso. Su autor es Wifredo Lam y este nombre lo leí por primera vez en una novela de Leonardo Padura.
La foto es de mi primera visita. Ahí tienen al adolescente Manuel en posición de firmes. Ya sabe lo que ocurre con los estudiantes a esa edad, la cultura los persigue, pero ellos corren mucho más.
Wifredo Lam nació en Cuba en 1902, de padre chino y madre mulata. A principios de la década de 1930 su pintura presentaba influencias surrealistas, así como de Matisse. En 1936 visita una exposición de Picasso y se siente atraído tanto artística como políticamente. Ese mismo año, ayudado por su amigo Faustino Cordón, se une al ejército de la República española, Dibuja carteles antifascistas y es el encargado de la dirección de una fábrica de municiones.
En 1938 se marcha a París y Picasso lo toma bajo su tutela, además de fomentar su interés por el arte africano y las máscaras primitivas. Ese mismo año viaja a México y reside con Frida Kahlo y Diego Rivera. La obra, junto a Manuel, se titula El tercer mundo y fue iniciada a finales de 1965. Lam murió en Paris en 1982. Está enterrado en Cuba.
Si vienen por estos lares y les interesa el arte, no se pierdan este museo. Los demás pueden esperar.
Salve y ustedes lo pasen bien.
Cuando llegue la luna llena iré a Santiago de Cuba, iré a Santiago en un coche de agua negra, Son de negros en Cuba Federico García Lorca Hoy es dieciocho de agosto. Qué mejor fecha para rendir homenaje al gran poeta granadino, asesinado por ser rojo y maricón, por la hordas bárbaras de la sinrazón. Olvidado en una fosa común, en plena madurez de su poesía. Arrancado a la vida y a su magnífica obra. Rindámosle pues nuestro pequeño homenaje.
García Lorca, en plena crisis existencial, viaja a EE.UU. acompañando a Fernando de los Ríos. La estancia en Nueva York, símbolo de la modernidad, deslumbrará al poeta. De allí brota su gran obra Poeta en Nueva York. Aquí conoce a Fernando Ortíz, jurista y antropólogo cubano, promotor y director de la Institución Hispanocubana de Cultura, que invitará al poeta para que de una serie de conferencias en Cuba.
El 7 de marzo de 1930, procedente de EE.UU, es recibido en el puerto por representantes del mundo de la cultura habanera. Se cuenta que el poeta se emocionó al ver el Castillo del Morro y exclamó: Pero, ¿qué es esto?¿Otra vez España?¿Otra vez la Andalucía mundial? Es el amarillo de Cádiz, con un grado más, el rosa de Sevilla tirando a carmín y el verde de Granada con una leve fosforescencia de pez. La llegada de Federico a la capital cubana supondrá un reencuentro con la luz, con la alegría de Andalucía, pero también el descubrimiento de una cultura "mulata", mezcla de la española y la africana. Lorca descubrirá la negritud que en ese momento está siendo puesta en boga por escritores y artistas.