jueves, 31 de enero de 2013

PICASSO Y VAUVENARGUES

Lo que ven ustedes a mis espaldas es el château de Vauvenargues, situado muy cerca de Aix-en-Provence, pero en plenas faldas de la montaña Sainte Victoire, que tantas veces pintara Paul Cézanne.
Durante el verano de 2009 se creó en el Museo Granet de Aix, la exposición Picasso/Cézanne y tuvieron que poner un cartel en las puertas del castillo que decía "El museo Picasso está en Paris, gracias por no insistir".
Excepto por algunos raros visitantes, los habitantes de Vauvenargues no conocían mas que de lejos el imponente edificio comprado por Picaso durante los últimos días de 1958. Constituye el raro testimonio de lo que pudo ser la vida día a día de Picasso y nos permite conocer mejor la importancia de su estancia cerca de la ciudad de Aix-en-Provence.
Sus amigos, los coleccionistas y críticos de arte Douglas Cooper y John Richardson, que vivían cerca de Pont du Gard, le habían hablado a Picasso de la posibilidad de esta compra. Pablo Picasso adquirió el castillo a cambio de sesenta millones de francos de la época. Hay que señalar que la instalación de la calefacción central en el lugar implicó un gasto de treinta millones de francos.

Una residencia a la vez austera y fascinante, con estancias y habitaciones donde el artista alojó en ese momento su colección personal. "El estanque" y "El castillo negro" de Cézanne convivieron con sus esculturas y cuadros.
Sin embargo, Picasso se lamentaba de la violencia del viento Mistral, pero añadía que vivía en la casa de Cézanne. Tenía un castillo a los pies de la montaña Sainte Victoire, pintada unas setenta veces por Cézanne, y en el corazón del valle hasta las cimas de la cara norte de la montaña, cien mil hectáreas de terreno salvaje.
Picasso y Jacqueline, su última mujer, vivieron en Vauvenargues entre febrero de 1959 y abril de 1961.
Dos días después de su muerte, el 10 de abril de 1973, Picasso fue enterrado al atardecer en la terraza del castillo.
Algunos días más tarde, Jacqueline colocó sobre un pequeño montículo de tierra plantada de césped, sin lápida ni inscripción, el bronce "La mujer con el vaso" que en mayo de 1937 señalaba en Paris la entrada al Pabellón español de la Exposición Universal donde se instaló el Guernica.

Durante años, el día 8 de cada mes, Jacqueline Picasso iba a Vauvenargues: Su Mercedes rojo atravesaba el pueblo y llegaba al castillo a fin de depositar un ramo de rosas sobre la tumba de su marido.
El 15 de octubre de 1986, entre las 3 y las 4 de la madrugada se mató de un tiro de pistola. El 16 de octubre se ofreció un oficio religioso en la capilla del castillo por su muerte.
Jacqueline Roque encontró a Picasso en diciembre de 1953 en el patio de la galería Madoura de Vallauris.
Existe una fotografía de André Villers como testimonio del momento. Picasso le ofrece un cigarrillo. Ella tenía 26 años y el pintor malagueño 73. Françoise Gillot, madre de Paloma y Pablo, ya no vivía con él.
Antes de cometer su último gesto, Jacqueline pensó en dar a la Comuna o bien al Estado, el castillo de Vauvenargues, incluso se entrevistó con Mitterrand para crear una Fundación Picasso.
No obstante, la intención de abrir el castillo al público se abandonó rápidamente. Los habitantes de Vauvenargues prefirieron reservar su tranquilidad. Imaginaron que sus callejuelas acabarían convertidas en lo que hoy son otros pueblos de la Provenza, Prácticamente tiendas de souvenirs. Comprendieron que los parkings que habría que construir para hacer frente al reflujo turístico, no entraban dentro de la tranquilidad de sus vidas. El 85% de los habitantes entrevistados rechazaron categóricamente el proyecto elaborado por el Ministerio de Cultura.
Durante los veranos del 2009, 10 y 11, la verja del castillo se abrió para poder ser visitado. Catherine Hutin, hija de Jacqueline y heredera del castillo accedió a las visitas. Con mucho pudor enseñó una cincuentena de fotos tomadas por su madre mientras vivían en el austero castillo.
Pero ahora es invierno y reina la calma. Una calma y una serenidad imprescindibles para la creación y para el descanso eternos. Tal como las buscó aquí Pablo Picasso, según él mismo se definía, "el nieto de Cézanne".

6 comentarios:

  1. Como todos los artículos bueno rayando lo sublime. Pero en este lo que mas me ha "facinado" es la Venus del "chubasqueiro", integrada en el espacio "Ceznat/Picassiano.
    Sigue que el Ortega y Gasent del País lo tienes mas cerca cada vez.
    B7ts.

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  2. Cathy, la hija de Jacqueline no era la generosa que se da a pensar en el artículo... Lea La verdad de la vida de Jacqueline y Pablo Picasso, de Pepita Dupont.

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  3. gracias querido anonimo de escribir la verdad soy el autor de la verdad sobre jacqueline y pablo picasso (editorial Elba) amistad Pepita Dupont

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  4. Es un libro realmente interesante. Muy bien escrito, con una gran sensibilidad y en el cual se nos da a conocer a una Jacqueline Roque muy enamorada de su marido. Una verdadera historia de amor. Escrita desde la amistad y el respeto. Pepita Dupont pudo compartir 3 años de amistad con Jacqueline Roque y escuchar de forma directa el testimonio de la protagonista de esa historia. Una mujer enamorada.

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  5. Muy interesante gracias por darnos a conocer historias de otros paises

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  6. https://letralia.com/161/articulo07.htm

    Amparo Zaragozá, la dueña que fue de la mítica Galería Punto, me contó algo parecido. Ella lo sabía a través de Renau, que fue quien encargó y pagó el cuadro.

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