domingo, 11 de junio de 2023

ISABEL COIXET NO QUIERE LA NOCHE

 


-¿Pero seguro que mi pie quedará bien? 

-¿Qué es para ti bien? Me interrogó a su vez  el doctor Diego Torres, el cirujano que me operó a finales de marzo, también conocido por  el  médico de las  rastas.

- Para mí bien es poder llevar la misma actividad que antes, pero sin  dolor  en el pie.

- Bueno, no podrás correr el Maratón.

Qué lástima. Nunca se me  había  ocurrido prepararme  para tan conocida carrera, pero  ahora que sé a ciencia cierta, que no podré participar, como que me entran ganas de hacerlo.

Como en aquella película  Las normas de la casa de la sidra. A los empleados de la  finca les prohiben, entre otras cosas, subirse  al tejado, actividad que  nunca se  les había ocurrido realizar  y, a partir de entonces, empiezan a hacerlo.

En estos meses de mi vida sin mí, como la  película de Isabel Coixet que tanto le gustaba a mi padre, he valorado mucho más las actividades que se  han quedado en suspenso. La marcha nórdica, la natación, el salir corriendo cuando apremia la ansiedad y los monstruos que todos llevamos dentro. Ha sido un arresto domiciliario mejor que el de la  pandemia, porque mi casa, La Matandeta, siempre está llena de gente. Y, les cuento, el momento de la semana que más me gusta es el domingo al final  de la tarde, cuando se pasa la verja y desaparece todo el mundo. Es una sensación de paz y tranquilidad que  no tiene precio.


Isabel Coixet, directora de reconocido prestigio, cuya obra sigo, vino a Valencia a recoger el premio PAU I JUSTICIA, y nuestra amiga, la catedrática emérita de Economía, Ana María Fuertes, propuso traerla a comer a La Matandeta. A la cineasta la acompañaba su pareja, el abogado norteamericano Reed Brody, de Rignts Human, un hombre que ha conseguido sacar adelante muchas causas que se daban por perdidas. La última película de la directora catalana Nadie quiere la noche, me encantó.  Con una Juliete Binoche que se sale, ambientada en Groenlandia en 1908, película que fue seleccionada para abrir el 65 Festival de Cine de Berlín.


Según nos ha contado Ana María, Isabel se llevó un recuerdo maravilloso de nuestra Albufera y de nuestros platos. La directora catalana señaló que  no le habrían encontrado un sitio más adecuado y que le hubiera gustado más para comer y relajarse un rato. Por la tarde, le entregaron el premio en La Beneficencia y debió descansar por la noche, porque a la mañana siguiente quería ponerse a escribir.


Pero ahí no acabó la cosa. Si era viernes, vino Asier Etxeandía, actor y cantante, nominado a los Goya por las películas Dolor y gloria y La novia. Asier actuaba en San Miguel de los Reyes y tuvo el detalle de regalarnos entradas. 


Este sábado, la cuestión fue a más. Mi amiga Carmen Minguet vino a comer con Dª Isabel, nuestra maestra. Una mujer que ya ha cruzado la barrera de los ochenta y nos deleitó con su inteligencia preclara y su espíritu crítico. La comida se alargó y pudimos ver cómo aparecían los primeros invitados convocados por la actriz Ana Conca para la fiesta sorpresa de su marido, el también actor Chisco Casteleiro. Chisco cumplía cincuenta años y tuvo una celebración a la altura de las circunstancias. Entre los invitados, Eugeni Alemany que además ha repetido hoy con su familia.

Eugeni es un encanto. Afable, cercano. Buen conversador, una persona entrañable.

¿Ahora entienden lo de los domingos por la tarde? Se cierra la verja. Paz, tranquilidad, serenidad.

Salve y ustedes lo pasen bien.