sábado, 15 de agosto de 2020

LA PLAZA DE LA HORA


   


                                                                                   Pero no podía permitirse pensar en ella.
                                                                                   Detestaba su querido nombre. Ahora estaba
                                                                                   grabado junto al de Ruy Gómez en la tumba
                                                                                   de la iglesia de la Colegiata  de Pastrana.
                                                                                   Allí debía permanecer, pero ¿permitiría el  
                                                                                   misericordioso Cielo que quedara enterrada
                                                                                   en su alma y no volviera a pensar en ella?

                                                                                                       Esa Dama
                                                                                                     Kate O'Brien 


Ana Hurtado de Mendoza de la Cerda  y de Silva y Álvarez de Toledo nacio  en Cifuentes en 1540 y murió en Pastrana en 1592. La Casa de los Mendoza fue una de las familias más poderosas de su época.
A la edad de doce años firmó las capitulaciones matrimoniales con un noble portugués Ruy Gómez de Silva, que había llegado a España en el séquito de Isabel de Portugal, esposa del emperador Carlos V. Ruy era príncipe de Éboli, ciudad ubicada  en el reino de Nápoles y ministro del rey.
Se casaron y el noble  portugués pasó los cinco primeros años de matrimonio en Inglaterra por lo que apenas pasaron tres meses  juntos. Así y todo, tendrían diez hijos de los que  sobrevivirían seis.
Ana estaba considerada como una de las mujeres más hermosas de la corte española. Decían que si no hubiera  sido por el parche, hubiera resultado imposible mirarla porque sus ojos eran dos soles deslumbrantes.Hasta el accidente de esgrima.
Los Duques de Pastrana solicitaron dos  conventos de la orden religiosa de las carmelitas descalzas en su villa.
Pero Ana quiso dirigir los trabajos  de construcción, como si de una entendida se tratara y tropezó con la madre Teresa de Jesús, fundadora de la orden. No hicieron buenas  migas. El noble  portugués puso paz entre su esposa y la superiora de la orden. Pero a la muerte de éste, las dos volvieron a la carga porque la Duquesa de Pastrana se puso entre ojo y parche ser monja y que todas sus criadas también lo fueran con ella. La  superiora  tuvo que ceder  a regañadientes, aunque  la  ubicó en una celda  austera.
Sin embargo, la díscola princesa se cansó y se marchó a una casa del huerto del convento con sus doncellas. De esta manera, no le faltarían armarios para sus vestidos y joyas y podría salir a la calle cuando le apeteciera. Teresa de Jesús se cansó del asunto y mandó a  todas las monjas que se fueran del convento y se marcharan de Pastrana. Ana se vió sola y decidió ir a su palacio de Madrid. Vengativa con la superiora, publicó una biografía de Teresa de Jesús, bastante tergiversada, ante el escándalo de la Inquisición española que prohibió el libro durante diez años.


Fue la repentina muerte de  su  marido, en 1573 lo que la trastocó, cuando no tuvo más remedio que hacerse  cargo de su amplio patrimonio. Durante el resto de su vida tuvo una existencia problemática.
Ana mantenía  relaciones estrechas con Felipe II, lo que motivó que la consideraran amante del rey, sin embargo fue muy amiga de Isabel de Valois.
Así y todo, se tiene la certeza de que sostuvo relaciones con  Antonio Pérez, secretario del rey. En aquella época el secretario del rey  era  como el primer  ministro. Ana y el valido tenían la misma edad.
Estas relaciones fueron conocidas por Juan de Escobedo, secretario de D. Juan de Austria, hijo natural de Carlos V. Escobedo apoyaba a los  rebeldes de los Países Bajos españoles.
Antonio Pérez temía que revelase el secreto de sus relaciones con la Duquesa de Pastrana y lo denunció ante Felipe II por sus manejos políticos.
Escobedo apareció muerto a estocadas y todo el mundo sospechó de Antonio Pérez. A pesar de ello, el rey no ordenó detenerlo hasta un año después.
Las intrigas de palacio estaban a la orden del día. La  princesa  de  Éboli  y Duquesa de Pastrana fue  encerrada en 1579, por orden del rey, que tan amigo había  sido de ella, primero en el Torreón de  Pinto, luego en  la fortaleza  de Santorcaz. Se  le  quitó la tutela  de sus hijos  y la administración de sus  bienes. En 1581 la trasladaron a  su Palacio Ducal de Pastrana, donde estuvo acompañada  por su hija  menor, Ana de Silva y tres criadas.
El balcón enrejado que da a esta plaza de la  Hora, llamada así porque ese era el tiempo a lo largo del día en que  se le permitía a la princesa asomarse, respirar  al aire libre y tomar el sol.


Antonio Pérez se fugó a Aragón en 1590 y las consecuencias las pagó la princesa. Felipe II se cebó en ella. Mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.
¿Por qué el rey fue tan cruel con ella? ¿Por qué mantuvo esa actitud hasta la muerte de ella cuando habían tenido una relación tan estrecha? Ella lo llama en sus cartas primo y él se refiere  a ella como la hembra. Sin embargo, mientras la actitud hacia la duquesa era tan dura, siempre protegió y cuidó el rey de sus  hijos.
Estuvo confinada en su casa durante doce años, hasta que murió. ¡Y nosotros quejándonos por dos meses!
Ella y su marido están enterrados  en la cripta  de la Colegiata.
Salve y ustedes  lo pasen bien!


                                            


7 comentarios:

  1. Respuestas
    1. No. El llibre de Kate O’Brien. Una altra cosa és que wikipedia ho haja tret d’ahi. Salut.

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    1. Si, per a alguna gent la historia i la cultura resulten un rótllo. Salut.

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  3. Qué vida más movida, y que interesante personaje, aunque la ira del Rey se cebó en ella...la pobre 12 años confinada en su propia casa, aunque debió de ser mejor que la cárcel por supuesto.
    Interesante personaje, y muy controvertido a la par que caprichoso e inteligente.

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  4. No hay nada tan difícil como la condición humana. Qué dificil juzgar a nadiE, Mejor no hacerlo. No sabemos cómo hubiéramos actuado en tales condiciones. Gracias por enviarme tu comentario. Un saludo.

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  5. Muy interesante Dolors y sí nos quejamos de todo. La mascarilla, el confinamiento, la historia...Muchos besos.

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