sábado, 25 de diciembre de 2021

EL PUCHERO DE NADAL

 


                                                     La suerte favorece a los  espíritus  preparados                                                                                                                                                                                                                                                                                                   Luis Pasteur                                                                                                                                                                                                                                                                                             

                          Creo que, excepto las primeras navidades, en los treinta años que tiene de existencia La Matandeta, tal día como hoy, veinticinco de diciembre, siempre se ha preparado el tradicional puchero de las casas valencianas. Lo hacía mi abuela, después mi madre y durante muchos años, lo preparé yo en La Matandeta. 

Recuerdo que, siendo Helena una niña, no tenía otra obsesión cuando llegaba este día, que preguntarme: mamá, cuando tú te mueras ¿quién preparará el puchero? Yo no sé hacerlo. Y yo, invariablemente, le contestataba: No te preocupes, la vida traerá la solución. Pero ella  no se  quedaba muy convencida y Navidad, tras Navidad  volvía  a repetir la pregunta. Y la vida trajo la  solución.



No había cumplido dieciocho  años cuando apareció  una señal en forma de  viaje. Pataleó, se enfadó, se reveló, pero yo, su madre, estaba de parte del Universo y me la  llevé a estirones.

Era un viaje por Aragón, acompañando a la Agencia Valenciana de Turismo en sus promociones. Comparti viaje  con mi amigo del alma Joan Roig. Yo llevé a Helena y él fue acompañado de Rubén. Lo demás  es una historia de  amor que con el tiempo  trajo  a la  vida a  Manuel  y la  solución al puchero de Navidad, sin  necesidad  de que yo me muriera  antes.


La primera  vez que oí hablar del concepto de sincronicidad fue  este pasado verano, gracias a Conrado, director de la oficina  de la Caixa Ontinyent donde tenemos cuenta abierta. Yo le estaba  hablando de los acontecimientos que estaban teniendo  lugar en mi vida. Aparentemente extraordinarios. Y él me regaló la  teoría del  psiquiatra Carl Jung.



En 1952, Carl Jung acuñó la  teoría  de la  sincronicidad para definir la simultaneidad de  dos sucesos  vinculados por el  sentido, pero de manera acausal. Es decir, la  coincidencia temporal de dos  o más  eventos, que guardan relación entre sí, pero no son causa uno del otro, sino que su relación es de contenido. En otras  palabras, Helena no  quería  ir a  aquel viaje. Le molestaba, no lo veía necesario. Sin  embargo, sí que  era necesario para que  se encontrara con Rubén, para que ocurrieran hechos necesarios e importantes  en la vida de mi  hija y en la mía. Para que un día naciera Manuel. 

 Y así, la vida trajo la solución al puchero. ¿No les parece divertido? Las  señales que constantemente  está  emitiendo el universo y que dan un vuelco a nuestras vidas, las ponen del revés. 

En la sincronicidad, tal como la entiende Jung, se da una coincidencia entre  la realidad interior (subjetiva) y una  realidad externa (objetiva), en la que los acontecimientos se vinculan a través del sentido que nosotros  les damos.


Carl Jung contó una de las sincronicidades  más extraordinarias que había conocido, relativa a una de sus pacientes. Una madre alemana, fotografió a su bebé en 1914 y llevó la placa a revelar a una tienda de fotografía de Estrasburgo. Al poco, estalló la Primera Guerra  Mundial, circunstancia por la que no pudo recoger la fotografía. Dos años después, la  mujer compró una placa de película en Munich, a kilómetros de distancia, en  este caso, para tomar una foto a su  hija recién nacida. Al revelarla, el técnico descubrió una doble exposición: la fotografía de la niña estaba superpuesta con la primera foto que  la mujer  había tomado a  su bebé  en 1914. Por alguna razón, la placa original, adquirida  en Estrasburgo, no había sido revelada y había  sido revendida  como si  fuera virgen. La misma  mujer, en dos ciudades distintas, había  comprado  la misma  película para fotografiar a sus dos hijos recién  nacidos.




La vida nos sorprende con estas señales, estas coincidencias mágicas, esos encuentros fortuitos, personas o circunstancias que surgen en el  momento preciso en que  las necesitamos, como si fueran  señales del camino que  debemos  emprender.

¿Lo han entendido? A Helena le llevó  años hacerlo. Yo estoy  en ello.

Salve y que  tengan una buena Navidad. Salud y paz a raudales.







4 comentarios:

  1. Cómo son ustedes los literatos!
    Cuántas palabras usan para explicar lo que un capitán de barco costarricense sentenció en esta única frase: "Cuando la pedrá es p´al perro, ni aunque se agache!"
    Poco más puedo añadir excepto maniferstarle mi respeto, Doña María de los Dolores.

    E.H.

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  2. Gràcies, Earl. Ja saps quan et vuic. Bon any, des de mils de kilòmetres.

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  3. Bon Nadal, dueña de este blog!!! ✨😘💫

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