Me encanta regatear en los mercados. Aprendí de mi madre que si no lo hacía, tenía la sensación de que la engañaban. El regateo es como un juego en el que vendedor y comprador miden sus fuerzas, su capacidad de seducción y convicción. Ya lo dice el dicho: Quien desprecia, comprar quiere.
En el mercado de Ben Thanh puedes comprar casi todo. Dicen que si no está allí, no lo encontrarás en Saigón.
Quieres probar las frutas más exóticas de este país. Aquí están. El café que huele a chocolate. Cómpralo ahí, pero ajusta el precio.
El mercado de Ben Than fue construido por los franceses en 1914. Tiene 13.000m2 y por lo menos doce puertas de entrada. Desde primera hora de la mañana, hasta las seis, de lunes a domingo.
Pepa no se atreve a cerrar un precio. Así que me toca a mí esa parte. Si te piden ocho, te lo venderán por cuatro. Eso sí, tendrás que saber hacerlo. Llega una americana. Pregunta por una caja de carey, le piden veinte y paga sin rechistar. Eso no vale.
El mercado es un escenario y cada cual interpreta su papel. En la vida, también.
Salve y ustedes lo pasen bien.
Grande y divertido mercado. La titular de este blog, me consta que volvió varias veces y repartió besos y sonrisas con muchas vendedoras vietnamitas. Fuí testigo y regateadora también. 😉
ResponderEliminarAsí fue. Un recuerdo más que nos llevamos. Gracias por tu comentario.
EliminarGenial, me recuerda al Gran Bazar de Estambul.
ResponderEliminarObjetos de carey?? Pobres tortugas!
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