domingo, 23 de julio de 2023

SÁBADO DUBLINÉS

 



                                                          When there's a will, there's a way                                                                                                                                   Irish proverb                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 Alguien me ha dejado este proverbio irlandés entre los  comentarios  a  las entradas. Como es anónimo, no se lo puedo  agradecer. Significa que cuando hay voluntad por hacer algo, siempre se  encuentra  un camino. Por ejemplo, la señorita Ángela María Galán, gaditana de San Lúcar de Barrameda, no tiene  ningún interés en que  tengamos una buena  convivencia. Por la mañana, a pesar de que eran las once, no consintió que Monique pudiera  estudiar, porque le molestaba  la luz del exterior. Después de pasar todo  el día encerrada en  la habitación, a las diez de la noche se puso a secarse el  pelo y hacerse la manicura. Corramos un tupido velo y no dejemos que esto  nos afecte.

Hablo con Manuel el  viernes para vernos este  fin de  semana. Me dice que el  sábado se  va  a ver cosas gratis por Dublin con sus compañeros. Menos mal que el  viaje ha sido un regalo de  su  abuela, que soy yo. ¿Dónde estará aquel niño que iba cogido de mi mano a todas partes, que  me achuchaba y me  daba besos? ¿Este c... de dónde habrá salido? Dicen los psicólogos que la adolescencia es un regalo de  los Dioses  a los padres (y a los abuelos) para  que  no les sepa mal separarse de sus hijos.


Así pues, cojo el autobús para  ir a Dublin. Quiero visitar el Museo de la Hambruna irlandesa, que se encuentra  frente al  río Liffey, en Eden Quai, cerca del puente de Calatrava, en un antiguo  almacén de té y tabaco.

La hambruna  irlandesa de 1845 fue un período que marcó la historia de  Irlanda, que entonces formaba  parte del  Reino de  Gran  Bretaña e Irlanda. Entre 1845 y 1849 se produjo una etapa de inanición y hambre, enfermedades y muerte. Y también una gran  emigración a Nueva Zelanda, Canadá, Argentina y Estados Unidos. Se la conoce fuera de  Irlanda como la  hambruna  de la patata. La alimentación de dos  quintas partes de  la  población irlandesa dependía de esta cosecha. 

Durante la hambruna, alrededor de un millón de personas murieron y un millón más emigró, con lo que la  población cayó entre un veinte y un veinticinco por cien.



La enfermedad  de la  patata, producida  por una plaga de tizón tardío, también conocida como rancha o mildíu de la  patata, arrasó en toda Europa, pero  en esta  isla cambió para  siempre el  panorama demográfico, político y cultural. Un tercio de la población irlandesa dependía de la patata. Esta hambruna ha quedado en la memoria popular irlandesa y se convirtió en un punto de encuentro para los movimientos nacionalistas irlandeses. Aquellos lodos, trajeron estos polvos.


Las relaciones con la corona británica, ya de por sí tensas, se estropearon mucho más. aumentando las tensiones y el nacionalismo, así como la conciencia republicana de  muchos irlandeses. 

La clave para comprender el desastre irlandés, se encuentra en la propiedad británica de la tierra agrícola irlandesa, que desde la ocupación de Oliver Cromwell pertenecía a los aristócratas  británicos que habían convertido a  los campesinos irlandeses en sus  aparceros. Estos cultivaban el  trigo que era exportado a Gran Bretaña, mientras ellos solo se  alimentaban de los  productos de  la  huerta familiar, es decir, de las patatas, cultivo resistente donde los  haya, gracias a que  se pueden obtener entre dos y cuatro cosechas al año, en condiciones favorables. 


Durante los siglos XVII y XVIII a los católicos irlandeses se les prohibió comprar, heredar  o arrendar tierras, votar, ocupar cargos políticos y vivir en  las  ciudades y los  pueblos. También se les  negó el derecho a la  educación y a obtener un oficio, a pesar  de que los católicos componían  el  ochenta por  ciento de la población irlandesa. 


Los inquilinos de  las  tierras  podían ser desalojados por la falta de pago de las rentas o la decisión de un propietario de criar ovejas en lugar de cultivar cereales. Un censo de 1841 registró una población de 8,175,124 habitantes y un censo inmediatamente después de la hambruna en 1851 fue de 6,552,385, es decir, una caída de más de un millón y medio de habitantes.


Mientras  las  patatas  se  morían, los  trigales estaban  resplandecientes, pero los irlandeses no podían  acceder a este alimento, pues pertenecía a los  terratenientes  ingleses. Miles de personas inundaron los pueblos y ciudades  buscando ayuda y estallaron epidemias como el tífus, el cólera y  la  disentería. 

Karl Marx, contemporáneo de la  situuación, dió testimonio de ella, asi como de  la crueldad con que los  terratenientes ingleses seguían exigiendo a sus aparceros  el  pago  de  las  rentas.


Ha dejado de  llover por un rato y ha salido  el sol. En un día dublinés puedes encontrarte con las cuatro estaciones. Salgo  del museo realmente impresionada. La  historia es una secuencia de  situaciones encadenadas. Unas cosas traen  otras. Otro día seguiremos con la  historia de  la República de  Irlanda. Me voy  caminando hacia O'Connell Avenue y me  meto en  la  librería  Eason, abierta desde 1919. Me encuentro con una pachanga. Tocan  realmente bien. También con una violinista y con gente bien  vestida que  pide limosna. Vuelve a  llover cuando  cojo en  500X y regreso  a Swords. 

Salve y ustedes tengan un feliz domingo de  elecciones generales españolas.












9 comentarios:

  1. Buenos días. Crónica muy didáctica e interesante. ¡Muchas gracias!!! 💐

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por tu relato de hoy también. Deseando una evolución positiva en la política de nuestro país tras el proceso electoral de hoy, te leo con esperanza de futuro para todos.

    ResponderEliminar
  3. Salve, M. Dolores. Disfruto cuando te leo.

    ResponderEliminar
  4. Vaya, una restauradora, visitando el museo del "Hambre"...

    ResponderEliminar
  5. Si que es triste, que exista un Museo del Hambre....
    Pobres Irlandeses , siempre sometidos....y muriendo de hambre, mientras otros se eenriquecian...la mezquindadad humana, no tene nombre

    ResponderEliminar
  6. Me encanta leer tus experiencias , un abrazo a ti a Manuel .🫠🪷🌹

    ResponderEliminar
  7. Gran lección de historia, me encanta. Disfruta mucho preciosa.

    ResponderEliminar
  8. Aprovecha un fin de semana y vete a Belfast. Te aseguro que volverás impresionada.

    ResponderEliminar