sábado, 13 de agosto de 2022

EN EL VALLE DE LOS INGENIOS

   


La carretera de La Habana que conduce hasta Trinidad aparece bordeada de cañaverales. No es una extensión muy grande, pero sí un testigo mudo de lo que en otras épocas fue el monocultivo primordial de la Gran Antilla, que promovió auténticas fortunas y el dolor y el sacrificio de miles de esclavos, cuando no la muerte.


El Valle de los  Ingenios se encuentra ubicado en  la provincia de Sancti Spiritus, en el  centro de Cuba y abarca alrededor de 250 Km2. Cuenta con sesenta  y cinco  sitios arqueológicos incluidas trece  casas hacienda. Desde el  siglo XVII hasta  el XIX el valle fue una de  las regiones azucareras más grandes de  la época. La  UNESCO en  1988 declaró  el valle, junto a  la  ciudad de  Trinidad, Patrimonio de la Humanidad en 1988. 


La villa de la  Santísima Trinidad fue la tercera  villa fundada  por  la  corona  española en Cuba sobre el año 1514. La zona  donde prosperó la industria azucarera enriqueció  a los  dueños.  Testigos de  estas  fortunas fueron  las casonas  y los  palacetes que se  erigieron y que  hoy  albergan hostales, restaurantes y  salas de exposiciones.





A Trinidad llegamos en un taxi colectivo, junto a  una salmantina, un canario y dos francesas. Al día  siguiente, el mismo taxi nos debía  haber  recogido, pero el chófer no  encontró gasolina y tuvo que venir otro. No les recomiendo, si vienen a Cuba que alquilen un coche. Conseguir combustible se puede convertir en toda una  hazaña. Recurran a  este  tipo de  transporte. Es más barato y  ahorraran  tiempo y problemas. En Trinidad, nos hospedamos  en  casa de  Berni  y Nesti, un  matrimonio cubano que permutaron su casita por esta  mucho más grande, pero en ruinas, a un matrimonio anciano. La  convirtieron en una  preciosa  casa  colonial. El precio por noche y por personas es de  veinticinco  euros  más cinco del desayuno. La habitación tiene  aire acondicionado, pero los  apagones  en  Cuba son  constantes y  de varias horas, hasta  el punto de  que  los  llaman  alumbrones. 

Si a ustedes no les gustan las sorpresas, la  aventura  y  compartir la  forma  de vida de los lugareños, este no es  su lugar.

Bueno, creo que hoy  me quedó  una entrada bastante  turísticas. Salve y ustedes lo pasen  bien.



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