domingo, 30 de octubre de 2022

LA DEBACLE DE LOS TULIPANES

 Leiden es una ciudad de  ciento  veintiún mil habitantes. Limpia, ordenada y tranquila en  la  que  hay más bicicletas  que  personas. Apenas transita algún coche, quizás por eso, el silencio forma  parte del paisaje. Está recorrida por  ochenta y ocho puentes sobre sus canales y situada en  la provincia de  Holanda Meridional. Los Países Bajos son conocidos en  todo el  mundo como Holanda, debido  a sus  marineros y navegantes  que procedían de  las dos provincias  llamadas así: Holanda del Norte y Holanda  del  Sur.  Cuando les  preguntaban cuál  era  su origen ellos respondían con el nombre de su provincia. Pero  eso  es  como si  a  España la  llamaran en el resto del mundo  Andalucía.


La sociedad neerlandesa es muy tolerante en general. Temas como las drogas, la  homosexualidad y el medio ambiente hace años que dejaron de ser titulares en este país para pasar a  formar parte de la  cotidianeidad. Además, educados en el calvinismo protestante, son austeros. He dicho al principio que en Leiden, y en general en los Países Bajos, hay más bicicletas que personas, si se van fijando en  las  fotos  que publicaré, entenderán por qué.

 Este Estado, de diecisiete millones de habitantes, con solo un tres por cien  de  paro, le  ha ganado mucho terreno al mar, a través de todo un sistema de diques y canales. La última provincia fue Flevoland, declarada como tal en 1986, arrancada al océano a lo largo  del siglo XX.

Los neerlandeses son gente tranquila  que ama  su  país, conocido en el mundo entero por los quesos, la mantequilla  y, cómo no, los  tulipanes. Sin embargo, los  tulipanes son originarios  del Imperio Otomano y los sultanes se adornaban  con ellos. Diana Cerdá me contó el caso  y yo lo  he buscado  en  Internet. El primer crash económico de la historia y el  primer mercado de futuros tuvieron su  origen en los bulbos de tulipán y paso  a  relatarlo  porque  merece la pena.


A principios del siglo XVII las flores se convirtieron en símbolo de ostentación y riqueza  en  centro Europa y entre ellas, el tulipán.

Carolus Clusius, que había trabajado en  los  jardines  imperiales de Viena, fue contratado como  profesor de Botánica por la Universidad de Lieden, la más antigua  de los  Países Bajos. Hasta allí se llevó una colección de bulbos de tulipanes que crearon un gran interés y entusiasmo.


Este  exotismo por los tulipanes desembocó en una locura  compradora que duró  varios años. Mientras  que el sueldo medio de  un trabajador era de 150 florines al año,  por un bulbo de tulipán se empezaron a  pagar 1000 florines.  Es decir, un neerlandés medio debía trabajar  diez  años  para adquirir un bulbo de tulipán exótico. Una tonelada de mantequilla valía 100 florines. La locura  compradora de tulipanes había  comenzado  y llegó a  provocar la primera  gran crisis  financiera  de la  historia. 

Hubo gente que  se dejó su  trabajo para  dedicarse al cultivo de los  tulipanes. Se trataba  de una  euforia productora y compradora, provocando que los precios de  los  tulipanes  aumentasen  exponencialmente. Todo el mundo  quería invertir en tulipanes, era  un mercado  en alza. Nadie  podía  perder.


Para  caso  anecdótico el que les cuento: un bulbo de Augustus semper se llegó a  intercambiar  por una  lujosa mansión en el centro de  Amsterdam. Otro bulbo de esta  misma especie llegó a  costar  6000 florines. En aquella época se  publicaron cientos  de  catálogos  de  tulipanes. Se  dejaron  de  sembrar  muchos  otros  cultivos  para  plantar los  dichosos tulipanes.

La locura desatada  por los  tulipanes hizo que  su mercado entrara en  la bolsa  de valores. Nadie se deba cuenta de  que estos  precios  desorbitados  iban  a  provocar una  gran crisis.


Un marinero, a quien su  patrón había  premiado con pescado por  entregar la  mercancía  sana y salva, confundió un bulbo de Augustus semper con una cebolla y la cocinó para la cena. Le cayeron seis meses de cárcel. El bulbo le había costado al  patrón 3000 florines.
El cultivo de  los tulipanes dejó de ser un negocio de temporada y pasó  a  negociarse su  precio durante todo el año. La floración de un tulipán desde su cultivo dura siete años  y conlleva muchos  riesgos  y no se  correspondía  con la euforia  compradora de todo el país.
¿Cómo se podía  negociar un producto  de temporada  durante todo  el  año? La solución fue empezar  a negociar  los  bulbos de tulipán antes  de  que se hubieran recolectado. Ahí está  el inicio del  mercado de futuros  financieros, uno de los  primeros  pasos  para  uno de los mercados  más importantes  en  la  actualidad.

En 1637 la burbuja  estalló y el precio de los tulipanes cayó en  picado. Todo el mundo  quería  deshacerse de  los  bulbos de tulipán provocando numerosas  bancarrotas y el pánico en  todo  el  país. La gran  cantidad de contratos  a los  que no podía  hacerse  frente y la extraña  situación creada  por  este mercado, llevaron a  Países Bajos a la  quiebra, una quiebra de la  que tardarían  muchos  años  en resarcirse.


En fin, ayer era  día  de  mercado en  Lieden y había  una  parada llena  de bulbos. Eran muy baratos  y compré bastantes, no como inversión sino para alegrar el jardín de La Matandeta  este  próxima primavera. Ashwin, la pareja  de Kalia,  me  ha  explicado  cómo tengo que cultivarlos. Cuando vuelva,  primero tengo que poner  en  agua los bulbos de Amarillys, los de jacintos y tulipán hay que plantarlos  en las macetas a  diferentes  alturas.
Se dan  cuenta hasta qué punto puede  llegar la  avaricia humana. Se  empeñaron en  hacerse ricos  con algo que se  pueden  comer  los ratones  del  jardín. El ladrillo, no y sin  embargo  nos  llevó por el  mismo camino.
Salve  y disfruten de este puente  de Todos  los  Santos.











 




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