martes, 27 de diciembre de 2016

UNA MAÑANA CON VENTURA PONS EN FONTANARS

Dice Ana Belda que no es posible que yo haya hecho tantas cosas en la vida. Ella que es la farmacéutica de Fontanrs y también inspectora sanitaria de la comarca.
Que algo falla. Y tanto. Me debería haber casado tres veces. Haber vivido en cinco países. Y ser abuela de cinco nietos. Poque madre, no. Con un botón hay de sobra para tener una muestra.
Y eso lo suelta Ana con la socarronería que la caracteriza. Normalmente cuando quedamos a comer los miércoles en la bodega de su hermano, cuando estamos en Fontanars.
Pero yo tengo testigos de mis simples proezas. Mi amiga del alma, Carmen Minguet, con la  quedaba a estudiar durante el BUP, sobre las doce de la noche. Porque yo antes tenía que haber ido a entrenar a baloncesto, a las reuniones sobre cultura que organizaba el Centro Parroquial de Sedaví y a las sesiones del cine club, del que yo era secretaria y que presidían  los hermanos Tortosa, más conocidos como los Taviani, que por cierto son oriundos de Vallada, de la comarca en la que últimamente paso bastante tiempo.
A Carmen Minguet le decía no empieces a estudiar hasta que yo no llegue o te lo sabrás mejor que yo.
Carmen le cuenta a mi hija que nunca pasó tanto sueño como cuando estudiaba conmigo. Porque las sesiones duraban hasta el amanecer. Si nos quedábamos en su casa, ella se cabreaba si yo no la dejaba dormir hasta las segundas campanadas de las ocho. A las ocho y media salía nuestro autobús, a tiempo de llegar a hora al Instituto San Vicente Ferrer.
Mi amiga del alma es mi amiga del alma, aunque tengamos vidas tan dispares. Nos conocimos en la puerta del Colegio Sedaví, en primero de la EGB y hasta hoy.
Bueno, pues lo del Cine Club de Sedaví era un mundo aparte. Dijo en una ocasión el socialdemócrata Willy Brandt que quien a los veinte años no es marxista, no tiene corazón. Nosotros eramos eso y mucho más.
Y presentábamos películas como Johnny cogió su fusil, Cuerno de Cabra, La rebelión de las ratas...
Y Paco Tortosa que era el presidente del cine club y trabajaba por aquel entonces como delineante con un arquitecto, se hacía todos los  comentarios a ciclostyle. Siempre pensábamos que en cualquier momento lo tirarían de la empresa. Pero eso nunca ocurrió.
Bueno, a lo que íbamos, que mi conversación siempre es arbórea. Muchas veces, a las sesiones acudía Antoni Llorens, bastantes años antes de que la Cartelera Turia se pasara al  color lechuga.
Y siempre nos contaba que teníamos que conocer a Ventura Pons, un tío fantástico, un director que hacía cine de autor.


Uno de esos miércoles que comemos en la bodega de Dani Belda, él nos comentó que el sábado siguiente venían a visitarla Ventura Pons y Teresa Gimpera que estaban en la Mostra de Cinema d'Ontiyent.
Qué vienen el Ventura Pons y la Gimpera? Ahora sí que la has liado, le dice Rafa Gálvez a Dani Belda. Ahora no se querrá marchar hasta conocerlos.
Y así fue. Y copio textual del libreto de la Mostra: No sóc gens conformista. I espere no renunciar a la indepèndencia que ha guiat la meua vida.
El cine de Ventura Pons es diferente, Es uno de los autores que más se ha posicionado con una obra entre comedia, farsa, road movie, thriller...
Llegaron tarde y no vino la Gimpera, con las ganas  que tenía de conocerla. Dani Belda se marchó con el primer grupo y le pidió a Rafa Gálvez que hiciera la presentación de la bodega con los de Ontinyent,
En seguida, creo que tuvimos  claro que teníamos que conocernos. Y no lo interpreten como una falsa inmodestia. Debo ser la única  persona en el mundo global que no conocía la condición sexual de Ventura. Pero no se lo tomó a mal. Me contó historias de su infancia, de su familia. Intimidades varias.
 Efectivamente, mereció la pena quedarnos el sábado en Fontanars. Me enseñó los tíulos de crédito de su última película. Nos bebimos unos cuantos vinos en la bodega de D. Belda y bastantes canapés que  había preparado su mujer, Meche. Y hablamos de Mercé Rodoreda, y de Un berenar a Ginebra. De El Gato Pérez y de cómo construyó la rumba catalana. Y de Marito, y  de lo de derechas que se volvió. Y de José Donoso y de su libro Los nuestros. Y de Montserrat Roig que vivía en frente de su casa. Y de que hay días que es mejor vivirlos. ¿O no?

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