sábado, 10 de diciembre de 2016

NUNCA UNA PAELLA DIO TANTO DE SÍ






                                                                "Somos semejantes a unos árboles en la nieve, que parecen
                                                                flotar, como si no tuvieran raíces. Es pura apariencia, porque
                                                                todo el mundo sabe que los árboles tienen raíces bien enterra-
                                                                das. Pero eso también es pura apariencia".

                                                                                                   Los árboles
                                                                                               Franz Kafka.



Nos ha hablado el sociólogo Zygmunt Bauman, a través de la metáfora de la liquidez,  de la precariedad de  los vínculos humanos en una sociedad individualista y privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil de las relaciones, en las que el amor se hace flotante, sin responsabilidad hacia el otro y se reduce al vínculo sin rostro que ofrece la web. Sin embargo, existen excepciones a  la regla y yo les contaré una...
Claudia Chagüi llegó a La Matandeta el pasado 13 de julio, recuerdo perfectamente la fecha porque ese día teníamos un taller de paellas para la familia lionesa Fabre y así consta en la factura.
Vino acompañada de su prometido Patrick Seasson, y dos amigas, una de ellas, Sue, también colombiana. Claudia nació en Barranquilla, como Shakira, Sofía Vergara o José María Peñaranda, autor y compositor de la famosa canción Se va el caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla... Y en esta ciudad celebrará su boda  con Patrick el próximo 25 de febrero.
Pero Claudia realizó sus estudios universitarios de diseño en Kansas City y empezó a trabajar en Chicago.
No me senté con ellos hasta  el  final de la comida. Tomaron  con fruición entrantes y una paella de pato, pollo y conejo. Eran alegres y de conversación cercana. En seguida empezamos a congeniar.¿A qué te dedicas? Le pregunté. Soy diseñadora de experiencias, puedes ver mi trabajo en Internet.
 Cuando les comenté que en octubre me iba a Connecticut, Claudia me ofreció su apartamento en Brooklyn para pasar unos días y poder conocer la Gran Manzana.
¡No lo hagas!  Le advirtió mi hija. Porque seguro que irá.
Claudia, Patrick y sus acompañantes siguieron rumbo a Granada donde asistirían días después a la  boda de un amigo colombiano con una granaína. Y seguimos con nuestra incipiente amistad a través del Whasap y el Facebook.
Ahora, nos diría Bauman que las relaciones son líquidas porque vivimos en un mundo líquido en el que los hombres y las mujeres desesperados al sentirse fácilmente descartables y abandonados a sus propios recursos, siempre ávidos de la seguridad de la unión, desconfían todo el tiempo de estar relacionados para siempre porque temen que ese estado pueda convertirse en una carga y ocasionar tensiones que no se sientan capaces ni deseosos de soportar y que puedan limitar severamente la libertad que necesitan para relacionarse. Añade el sociólogo que en un entorno de vida moderno, las relaciones suelen ser, quizás las encarnaciones más comunes, intensas y profundas de  la ambivalencia. Y por eso ocupan por decreto el centro de atención de los individuos líquidos modernos, que las colocan en primer lugar de sus "proyectos de vida". Si, las relaciones son importantes. No somos lobos esteparios, sino animales sociales con necesidad de comunicarnos con otros. Y el mundo, a veces no parece tan líquido y tan volátil como nos quieren dar a entender.



Llegamos un lunes a Brooklyn con el metro, después de que unas horas antes, Dominic Zampano nos acercara a la estación de New Haven y tuviera sus dudas con nuestra cabezonería de, cargadas con cuatro maletas y un par de mochilas, fuéramos capaces de llegar, sin coger un taxi, hasta el apartamento de Claudia, cerca de la octava avenida de Brooklyn. Pero lo conseguimos escaleras arriba, escaleras abajo y con mucha amabilidad por parte de los neoyorkinos.
Se acercaba Halloween y las tranquilas calles de este barrio aparecían adornadas. Había calabazas y calaveras por todas partes. Llegamos sobre la una del mediodía y Claudia nos recibió con una gran sonrisa. Era la segunda vez que nos veíamos en la vida y nos dejaba una habitación en su casa. Patrick, que es periodista, andaba de trabajo por Dallas, así que teníamos un apartamento de chicas.
Esa noche Claudia cocinó para nosotras comida colombiana.
Como la educación y la gratitud no están reñidas con nadie, le quisimos devolver el favor invitándola a cenar la última noche de nuestra estancia. ¿Qué les apetece cenar? Lo que tú quieras, le contestamos al unísono. Pues iremos a un tailandés en el Soho que está muy de moda. Se montó en su bicicleta y se fue por el puente de Brooklyn camino del trabajo, una oficina situada en Tribeca. Desde hace un año, Claudia trabaja en la canadiense Sid Lee  que, entre otras empresas, son los propietarios del Cirque du Soleil.
Anduvimos Pilar y yo durante horas, cruzamos el puente de Brooklyn. A veces, yo me escapaba sola a dar vueltas por el barrio. No hay mejor forma de conocer una ciudad que pateándola y la soledad también es una buena compañera de viaje.



El último día de nuestra estancia me levanté temprano, nada más oir a Claudia que se preparaba para salir. Había tenido una intuición. Yo le hago mucho caso a mis intuiciones porque no me fallan. Claudia, te importa que en lugar del restaurante quedemos en tu trabajo. Bueno, me contestó, pero es solo una oficina. Anotó la dirección en un whasap y se fue con su bicicleta.
Habíamos quedado una hora antes de ir a cenar y Pilar, que lo encuentra todo, estemos donde estemos, me señaló un edificio de oficinas.



Al lado del ascensor aparecían los nombres de los diferentes despachos. Julian Schnabel. ¿De qué me suena a mí Julian Schnabel? Es un pintor, no, un arquitecto. El País Semanal. Lo leí en El País Semanal...
Julian Schnabel es un pintor neoyorquino nacido en Brooklyn, que ha dirigido también cine: Basquiat, Antes de que anochezca y La escafandra y la mariposa. Está casado con la actriz vasca Olatz López Garmendia, tiene casa en San Sebastian y habla con fluidez el castellano. Uno de sus estudios está en este edificio en el que acabamos de entrar. ¡Qué lástima que no nos lo crucemos!


Cuando llegamos a la cuarta planta y entramos directamente en la oficina, nos da la sensación de que nos hemos equivocado. ¿Esto es una oficina de creativos neoyorkinos? No sabemos si estamos en un bar, por la inmensa barra que se vislumbra en frente, en una casa particular, por los sofás Chester, en la habitación de unos adolescentes, por la pelota de baloncesto, de bodybalance y las deportivas que aparecen repartidas por las diferentes mesas.
Aunque la mayor parte de la gente que trabaja aquí se ha marchado, Claudia en seguida nos presenta a cuatro de sus compañeras. Mientras nos instalamos en la barra con ellas, Claudia sigue con una reunión. Están preparando la campaña de lanzamiento  de la cerveza Stella Artois en Corea y allí se tendrá que marchar nuestra amiga en un par de semanas.


La primera en ofrecernos cerveza es Cecilia, que nació en Donosti, se crió en Perpiñán y con dieciocho años se fue de au pair a Bruselas. Allí un amigo suyo que le pasaba los petas a la directora de una empresa de publicidad, consiguió que ésta le  diera una oportunidad y así empezó en el mundo de la publicidad. Siete años después dio el salto a Nueva York. Hay mucho trabajo en esta ciudad para la gente que diseña, nos había contado Claudia.



A Cecilia le hago la observación de que tenemos algo en común. El día de su santo es mi cumpleaños y mi madre estuvo tentada de ponerme María Dolores Cecilia, pero mi padre le respondió que para ser pobre eran demasiados nombres. La chica es un encanto y en seguida nos confiesa que hoy mismo se ha enamorado de un compositor canadiense, amigo de Beyoncé y Ryana. El encuentro ha sido debido a que  él tenía interés en ver su trabajo. `Pero Cecilia está saliendo con un chico que trabaja de repartidor. Nos enseña sus fotos. Qué os parece. Mujer, un término medio, ni un repartidor de paquetes, ni un tío que tiene un Jaguar, le digo. Pues a mí me parece que tu chico es un animal sexual, le suelta Pilar y yo me mondo de la risa. Qué ocurrencias tiene.
En seguida nos presenta a su amiga Lula, que ha venido a pasar unos días con ella. Lula es madrileña y, hasta hace muy poco, trabajaba en el gabinete de comunicación de Manuela Cármena, así que nos cuenta anécdotas muy divertidas de los viajes que ha hecho con la alcaldesa de Madrid. Ahora está montando una ONG "Porcausa". Nos dice que pasó el mes de agosto en La Eliana, en casa de su amiga la cantante Soledad Giménez. Pero si yo vivo en La Eliana, le dice Pilar, y nos hemos tenido que conocer en Nueva York. ¡Qué cosas!



También está Roxanna, una brasileña que trabaja como free lance y habla muy bien español, y Mae, la secretaria y chica para todo, a la que Claudia augura un futuro prometedor porque escribe muy bien y eso los jefes lo están valorando.
Lo hemos pasado en  grande con estas chicas y el tiempo de esperar a Claudia se ha hecho corto. Ahora nos acogen  la noche y el Soho, donde comprobaremos que los locales están a reventar y eso que hoy es miércoles. Siempre es así, nos cuenta Claudia, la gente en esta zona gana mucho dinero, pero también gastan mucho. Salen todas las noches.





Ha sido una noche fantástica y mañana toca aeropuerto.
Hace poco  mi amiga Nieves Alonso me dijo uno cree que va a hacer un viaje, pero en seguida es el viaje el que lo hace a él. Así es, hace tiempo que prácticamente no programo mis viajes, los viajes van surgiendo y si estoy atenta, y lo suelo estar, hay muchas ocasiones para coger una maleta y partir. Yo tampoco soy turista.
Un par de viernes atrás cenábamos en Albaida, en el Mos i Glop y Dani Belda me presentó a su  amiga Esther. Ambos, que son de la misma comarca, se conocieron en el aeropuerto de Shangai, cuando vivían en China dedicados a sus empresas. 
Rápidamente se estableció una corriente de empatía entre las dos. Hablamos de todo un poco y en un momento dado, Esther me dijo que en enero vuelve a Shangai y si me gustaría acompañarla.
¡No le digas eso! Le espetó Rafa Gálvez. Porque seguro que se marcha contigo.

17 comentarios:

  1. Excelente y entrañable crónica del viaje, Dolors... El agua de vida se cuela entre las más diminutas e imperceptibles grietas del más pétreo de los espíritus; cuanto más, si dejamos la puerta abierta como haces tú. Sigue disfrutando.

    ResponderEliminar
  2. Sempre se'm fa curt...
    Este viatge es mes llarg del q pareix

    ResponderEliminar
  3. "Yo tampoco soy turista". Me encanta el significado de esta expresión. Me encanta como cuentas las cosas, Mª Dolores. Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Que grande eres, ya enviarás las fotos de Shangai :-)

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  6. Maria Dolores Baixauli, eres una excelente narradora, me encanta el entusiasmo con que vives "la vida", y me siento identificada e involucrada con tus historias, ¡qué bien honras la vida.!!!

    ResponderEliminar
  7. Gracias, Nieves por compartir conmigo. Un beso.

    ResponderEliminar
  8. Jo, de vegades, també faig paelles però no em condeixen tant com a tu...

    ResponderEliminar
  9. Eres un encanto Maria Dolores.. Ha sido un placer haberte conocido. .

    ResponderEliminar
  10. Eres un encanto Maria Dolores.. Ha sido un placer haberte conocido. .

    ResponderEliminar
  11. Me ha encantado María Dolores , es como si hubiera estado en Nueva York , y me encanta comprobar que al final el mundo es un pañuelo y que puede ser cierta la teoría de los cinco pasos. Me alegro de que disfrutaras de esa energía viajera y esa emoción al descubrir gente y lugares interesantes.

    ResponderEliminar
  12. Gracias, Enna.
    Acabo de leer tu comentario. No lo había visto hasta ahora. Me encanta recibir comentarios.
    Pero no me aclaro mucho con las nuevas tecnologías.
    Mira si soy desastre que he hecho desaparecerrón mi última entrada. Y no tengo copia.
    Un beso.

    ResponderEliminar