viernes, 21 de junio de 2024

EN EL PUEBLO DE LA BELLA Y LA BESTIA

 

Alsacia, aunque forme parte de Francia, tiene un marcado carácter alemán, fruto de los tres siglos en que se la disputaron ambos países como si de una pelota de tenis se tratara. Ahora es tuya, ahora es mía. Los nombres de los pueblos, la arquitectura, la cocina, los vinos, las cervezas, la lengua alsaciana, todo recuerda al Imperio Germánico.

Bretzel son los panes salados en forma de corazón tejido.  Sundgau es la carpa frita servida con patatas. Schiffele o paletilla de cerdo ahumada. Baeckeoffe que es un estofado de carne y verduras.

Y para los amantes de los vinos blancos y dulces los elaborados a partir de las variedades Gewurztraminer y Riesling.

Las vides emparradas se suceden a lo largo de la carretera que nos conduce a Riquewihr, uno de los pueblos más bellos de Francia.


El pueblo, con toda la fisionomía de un pueblo de cuento de hadas, sirvió a los ilustradores de Disney para diseñar el pueblo de Bella. Un pueblo de 1.200 habitantes con talleres de artesanos, tiendas de vinos y de decoración navideña que invitan a celebrar durante todo el año. Las fuentes medievales se suceden en todas las calles, tejados inclinados y fachadas entramadas de madera y pintadas de muchos colores.










Estrasburgo es la capital oficiosa de la Unión Europea. El carácter alemán se le nota por todas partes. A mí me enseñó esta ciudad en septiembre del 93, Carina Moya. De padres españoles, nació aquí y estudió hostelería. La conocimos con dieciocho años recién cumplidos y, después de unos años en La Matandeta, volvió a su ciudad para trabajar en el Hotel Hilton. Tengo imágenes de aquel viaje y cómo no, la cena en  La maison du Boeuf, el restaurante gastronómico del Hilton, porque a Carina le había tocado en un sorteo entre el personal del hotel. La primera vez que entré en una tienda FNAC fue en esta ciudad. A España todavía no había llegado  la franquicia. Y la catedral.




Hay una parte de Estrasburgo muy europea y otra que recuerda su carácter medieval.
Es sede del Consejo de Europa, organización que no pertenece a la Unión Europea, del Parlamento europeo, de 75 representaciones diplomáticas, del Tribunal de Derechos Humanos y de la Comisión Central para la Navegación del Rin, la organización internacional activa más antigua del mundo.

En la parte medieval, la  Petite France y la catedral. No me canso de mirar hacia arriba y de recordar la novela de Ken Follet, "Los pilares de la tierra". 
Lo dicho, a mi esta ciudad y esta región me parecen muy alemanas. Y esta noche, en autobús hacia el sur.
Salve y ustedes lo disfruten.















2 comentarios:

  1. Precioso viaje.Lo hice hace un año con Esplai.Espero que les guste a tus alumnos y a ti poe supuesto!

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  2. Vicente Burgos Piquer21 de junio de 2024, 5:26

    Chulada

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