domingo, 18 de octubre de 2020

LOS PRIMOS BAIXAULI

Apellidarse en esta  zona Baixauli es como llamarse en otras García. Somos un montón. El curso Erasmus  que estudié en la Universidad Aix-Marseille, tuve una profesora catalana que nos daba la asignatura de Version/Thème. Un día me preguntó por qué mi apellido coincidía con el de algunos personajes de  las novelas de Ferran Torrent. Porque los dos somos del mismo pueblo, Sedaví.

 Vinieron a comer  mis primos segundos. Mis primos Baixauli. Ferran, que fue  alcalde de Sedaví por  Compromís y trabaja  como técnico de personal en Adif, siempre tiene un montón de  historias que contar sobre la familia. Yo recuerdo a su abuelo, el tio Jeroni, sentado  a  la  puerta de casa. Era tan afable  que todos  los sobrinos  pasaban por allí, a  saludarlo, aunque no fuera el trayecto de su ruta. Al tío Jeroni había que  ir a visitar porque sus chascarrillos y ocurrencias bien valían el viaje.

A Pepe, el Chaparro, lo contrataron  como sepulturero y fue todo emocionado y le dijo al tio:¡ Ahora, sí!Ahora  hay una  oportunidad en el cementerio, tio! Hay nichos nuevos a buen precio.

Y el tío Jeroni le contestó: Pero con dos puertas. Una para entrar y otra para  salir.


 Eran nueve hermanos. Uno de ellos se marchó a la mili. Escribía cartas  a casa y se reunían todos después de cenar. ¿Qué le contamos hoy? Que Concha  se ha puesto a festear. Que  Vicenta  se va a casar. Y que tus hermanos no te olvidan. Pero... ¿Eso suena a  muerto, no?

Contaba mi padre que, con tanto hermano y  en  tiempos difíciles, el último en  levantarse a veces no encontraba ya ropa  que  vestir ni zapatos que calzar. Ferran es como un narrador oral de  la familia. María, su mujer tiene  una  empresa de fotografía  industrial. Trabaja, sobre  todo  para empresarios del mueble, diseñando sus  catálogos.

La que está a mi derecha, es  mi prima Pepa, hermana de Ferran. Auditora. Compartimos edad y, en estos momentos, estado civil. Pero antes, durante  la  adolescencia compartimos  muchas más cosas. El primer top less en playas de  Ibiza, un viaje a Portugal, las sesiones de invierno del cine Venecia en Benetússer. Un frío que pelaba y nosotras tragándonos todo  el ciclo de  Fassbinder, como si no hubiera un mañana. Muchos miércoles  éramos las dos únicas asistentes.

Miro a Pepa y le encuentro la  misma expresión que el día  de su  primera comunión. La tomó ella sola, en  Valencia. Le veo la cara risueña, entrando en  la  iglesia  acompañada de sus  padres, las manos juntas, riéndose. Estaba tan desarrollada que no quisieron esperar  a  que cumpliera  la  edad reglamentaria. A mí me ocurría lo mismo, pero  tuve que  esperar  porque  se murió mi abuela. La  noche de la  procesión del Corpus Christi en medio de  la solemnidad y  el  silencio, un gilipollas me soltó ¿Dónde te has dejado al novio?

Me pongo a rebuscar entre viejos álbumes y solo encuentro la foto  de marinerito del primo Ferran. Recuerdo el convite en el Salón Quiquet, de Beniparell. Cierro los ojos y veo hasta el regalito que nos dieron un cabacet de cerámica, pintado de purpurina. ¡Dioses! ¿Por qué tendré tanta memoria para las pequeñas cosas?

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Saco mi  caja de Pandora. En realidad se trata de una vieja caja  de galletas danesas. Y en un acto irreflexivo, me  voy de la  mano de Proust en busca  del tiempo perdido.








Me  encuentro fotos de gente que ya  no está  en mi vida. Amigos de  la  adolescencia que han desaparecido. Mi madre, que murió con cuarenta y seis  años. Aquel  primer novio, el día  que juró bandera en Zaragoza. Y Tere, mi madrina de confirmación.
Si retrocedemos a  la primera  foto, la de los primos Baixauli, al lado de  Pepa, está  Toni Baixauli, que en realidad nos  es primo, sino nuestro tío. Ahora  está  jubilado. Tere era  su mujer. Murió hace cuatro  veranos. Recuerdo que yo estaba  en Fontanars, cuando me avisó Ferrán. No tenía ni idea  de que estuviera enferma. Me hice aquella tarde doscientos kilómetros. Cien para ir y cien para  volver. Cuando Toni me vio en el tanatorio de Massanassa me dijo: Está mal que lo diga en estas circunstancias, pero me alegro mucho de verte.


Tere y Toni me  llevaron por primera vez al estadio del Levante a un concierto de  Al Tall. Transición democrática. Miles de cerillas y mecheros encendidos. Tere nos  hablaba aquellas tardes de sábado de libertad, de respeto, de democracia. Fue la primera persona en mi vida que me me  vaticinó tú sirves para  trabajar con la  gente.
No quiero seguir. Tengo la certeza de una conclusión. Todos los años, habrá comida de primos Baixauli. Encontrarnos solamente en las ceremonias del adiós, no me  interesa para  nada. Prefiero celebrar la  vida. 
Salve y ustedes  lo  pasen bien.





2 comentarios:

  1. Es verdad que recordar es volver a vivir pero tú memoria te mantiene en cada momento y lugar que te apetece por que no conozco a nadie con una memoria como la tuya. Tq

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  2. Sin mascarillas ni distancia.
    Pasando de todo.
    Mas chulos que nadie.

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