sábado, 10 de agosto de 2024

EL VUELO DE UNA FOTOGRAFÍA

¿Desde qué universo perdido has llegado?¿Cuáles son las reglas del  cosmos que han hecho posible tu aparición? Sonríes a tus trece años. Sonríes a un fotógrafo invisible que te habrá tenido más de veinte minutos preparando tu pose, la inclinación de tu cabeza, la melena ondulada, estirados los bucles. Sonríes con el abrigo nuevo abotonado hasta el cuello, ese abrigo que te has cosido tú. Porque todas las tardes vas a Valencia en el tren desde Paiporta. Bajas en Giorgeta y por callejuelas soleadas llegas a la academia donde estás aprendiendo corte y confección. Sistema Amador. Cuando llegue la primavera, título en mano, abrirás tu propio taller  en la cambra de casa de tus padres. Eres ya tan madura. Los que nacisteis cuando la guerra habéis crecido deprisa. Los psicólogos todavía no han etiquetado esa etapa de la vida llamada adolescencia. Los de vuestra  generación no os  la podéis permitir. Las hormonas  las recolocáis a base de azadón los unos, de  tareas domésticas las otras.

Vas a misa los domingos por la mañana, a  pasear con las amigas y al cine por  las tardes. Poco más. Es  la España de  la posguerra. En tu  casa no pasaréis hambre y siempre presumirás de ello. Porque no puedes presumir de nada más. Hay  auténticas tragedias en la  época. Tu padre hizo la guerra en el bando republicano. Porque le tocó, como le  podría haber tocado  con los de Franco. No se habla de política en  casa. No se escucha la Pirenaica. Hay que ser más franquistas que Franco. Como en La lengua de las mariposas, hay que arrearle más fuerte con la piedra al maestro para que  nadie os pueda acusar de nada.

En el barranco de Paiporta, conocerás unas Pascuas a un chico de  Sedavi. Va en bicicleta. Qué lejos queda ese pueblo. No conocerás a nadie allí y será como exiliarte, casarte tan joven por una desgracia  en su familia. Muerta la  madre, los hombres necesitan una mujer que se ocupe de  las  tareas  de  la  casa. Y se acabará el taller de  costura y las aprendizas que  tu dirigías con solo diecisiete años. Y las telas y los patrones para otras.

Seguirás cosiendo para tu familia el resto de  tu  vida. Pero no será lo mismo. Aquella ilusión por tu trabajo, por ganar dinero con él. No será nunca más lo mismo. La vida  te cortó  las alas demasiado  pronto. Si fuera ahora...

Y formarás parte de  la tribu y transmitirás los mismos  papeles. Y te  empeñarás  en que  también lo hagan tus hijas. No querrás entender que el  tiempo no es estanco, que fluye como lo hace la vida. Y chocaremos. 

Siempre me he preguntado cómo sería nuestra relación ahora, si no te hubieras ido tan temprano. Cada vez que  pienso en nosotras, me doy cuenta de  que  te  saco ya diecisiete  años. Madre mía. ¿Podríamos ser amigas? Tu con cuarenta y seis. Yo con sesenta y tres.

Me llegó tu foto  de forma inesperada. Mi compañera, la profesora de Filosofía Maite Sanz descubrió que  eramos familia. Y en la sala  de profesores  del IES d'Albal me  entregó esta foto  junto con otras. Atravesando con su vuelo el tiempo y la memoria. 



 




5 comentarios:

  1. Que historia más interesante. ¡¡¡¡ Podria ser la de miles de jovenes que vivieron casi lo mismo pero con otra suerte en su vida.Cualquier día de estos te contaré la mía y a lo peor tienes para una novela. Nos vemos.

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  2. Qué lindo encuentro y cuantos recuerdos !!

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