miércoles, 9 de octubre de 2013

LA DEDICATORIA

Qué casualidad. Fue organizar el mercadillo de segunda mano, ya que estamos todos tan paupérrimos y nos vendría bien empezar a reciclar,  y encontrártela toda desvergonzada,  como en aquel entonces, con las telas finas y de marca cara pegadas a la piel. Aunque sea en las páginas finales de un semanario dedicado a lo que no tenemos la gente corriente: Lujo y tonterías.  Le da igual, que el segundo se haya largado con una negra cuarentona y de culo reluciente, que la leche y la papilla de los niños sobrevivientes de aquel desastre encuentren algún día el beneficio a su duda entre el diseño de un Moschino mal ajustado a sus caderas de setentona sin derrotas, aparentemente.
No me gusta esta mujer, nunca me gustó. Demasiado ajustada a sus temores y a su furor. Y ahora que ya no le queda nada por hacer y que tiene demasiado acumulado entre aguas vivas... ¿Por qué no deja en paz a la próxima generación?




Le gustaba levantarse temprano los sábados. Ese era el día más importante en su semana. No trabajaba, pero tampoco tenía ningún compromiso. Entre semana, era demasiado prosaica su vida. Horario de funcionario por las mañanas, El cigarrito de vez en cuando, en la calle Colón, viéndo pasar a las mujeres desocupadas que pretenden ocupar el espacio de todas las vidas. Por las tardes, reportajes en la 2. No hay nada como los animales en plena naturaleza. A veces se despertaba, justo a la hora de cenar. Una sopita, un poco de jamón. Mi madre que me llama y yo con cincuenta y dos. Si, mamá. No te preocupes, ya me limpian la casa. Ya me coses algún botón.
Pero los sábados por la mañana, le encantaba visitar mercadillos de segunda mano. No rastros, hábito de profesionales sin oficio. Mercadillos, donde la gente lanzaba a la intemperie parte de la historia vivida, sin necesidad de palabras. Y el objeto preferido de su búsqueda, los libros con dedicatoria.
En París, encontró una vez la autobiografía de una prostituta con la dedicatoria de un feliz cumpleaños. Vaya usted a saber, cómo terminó aquella relación.
En Madrid, unas navidades, en la Plaza Mayor, un misal con una ferviente dedicatoria de una monja: A ti, padre espiritual donde lo haya, porque sin ti no sería posible este dolor.
Pero un mes de octubre, y pasando en bicicleta por la puerta de un lugar en el que jamás antes se había detenido, descubrió una dedicatoria: A Tala, sujetador y bragas de encaje, pan integral, habitación 207, Odiseo. Los libros los vendía una mujer de mediana edad, vestida de negro, cincuentona, que veía mal y sonreía peor. Había un almuerzo típico a cinco euros. Se sentó, pidió y la observó. Difícilmente podía tratarse del objeto de aquella dedicatoria. No podía imaginársela así. Enfundada en una talla treinta y ocho y a la  luz de penumbras de un hotel barato. Compró el libro y se marchó.
Justo un mes después, la misma carretera, la misma bicicleta y la misma mujer vendiendo libros. Solo que había menguado de talla y condición.
Encontró otro libro y otra dedicatoria: Tala, hay años en la vida en los que no ocurre nada, y de pronto, como contigo, todo se resume en una aparición, Odiseo.Era una novela de Joseph Conrad. Se acordó de La isla del tesoro, y de lo jóven que era cuando la leyó. La mujer apenas le sonrió mientras metía el libro en una bolsa de Mercadona.
Cogió la bici y siguió. Esta vez el bocadillo era de pisto con longanizas.
El mes siguiente, volvió a pasar a la misma hora. La mujer vestida de negro vendía una vez más libros. Y el hojeó hasta dar con la dedicatoria. Siempre nos quedará Paris. Odiseo.
La miró a los ojos y no observó cambio ni perturbación.
El invierno estaba agotado. Así que volver por la misma carretera en plena primavera le pareció un regalo y una atenuación. Pronto llegaría el verano, se acabaría la bici y empezarían los domingos al sol. Así que volvió a coger la bicicleta y se detuvo una vez más en el mismo sitio ante la mujer vestida de negro. Revolvió entre los libros hasta que encontró uno con dedicatoria. Adiós, Odiseo.
Y eso fue todo.





2 comentarios:

  1. Hola María,
    Hoy vengo a presentarme oficialmente para invitarla a mi blog. Estoy empezando y me gustaría que me acompañaras, si así lo deseas. También tendrás un nuevo amigo si te parece bien.

    Saludos
    Jacob K

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  2. Hola Jacob K:
    Encantada de conocer y seguir tu blog.

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