jueves, 22 de noviembre de 2012

LA COCINA DE HIBERNIA


Rose Prenderville se parece físicamente a Meryl Streep. Es una mujer elegante, no solo porque vista bien, sino porque tiene un corazón generoso y desprendido. Nos conocimos la primera semana de clase. Yo todavía andaba por el laberinto facultativo sin aclararme y ella arrastraba una maleta con cara de no entender dónde se había metido.
Recuerdo que abrió la puerta de la clase en la que yo estaba y la profesora salió a ayudarla. Esta mujer no se aclara, ha llegado de Erasmus desde Irlanda y no entiende nada. Y quién entiende algo aquí, le respondí yo a la profesora.
Esa misma tarde nos volvimos a encontrar, en una clase de traducción. Estaba sentada detrás de mi.
Me disculpa, no tengo papeles. La invité a sentarse a mi lado y empezaron a funcionar las sinergias.
Se le ha ocurrido que como el jueves 22 es mi cumpleaños, lo celebremos en su apartamento de Gral. Gambetta, el domingo anterior. Es de agradecer, el sábado tengo un exámen de cuatro horas, andamos disertando...
Habían anunciado lluvia, pero el domingo luce un sol espléndido. Me he acicalado para la ocasión con el pichi que me compré en Bérgamo, en aquel viaje con Pilar Ortí.
Llego al Apparthotel Atrium donde vive Rose con diez minutos de antelación y las encuentro muy nerviosas porque creen cocinar para una profesional.
Para empezar nos tomamos de aperitivo un fuet de Requena que he traido y Liz abre una botella de 
champagne Langlaise que compraron ayer.

El primer plato que han preparado consiste en unos blinis con queso a las finas hierbas Boursain y salmón marinado. Para entonces ya tenemos en la mesa una botella de rosado peau d'oignon que les digo yo. Quieren saber Rose, June y Liz, mis tres amigas Erasmus, por qué estoy aquí, como si yo no pensara que resulta mucho más interesante conocer sus motivaciones.
A fuerza de pasarme la vida haciendo lo que era necesario y se requería de mí, se me habían quedado por el camino, las cosas que más me importaban. No se trataba de que me hubiera pasado la vida criando una familia y sin salir de casa. No, el asunto era bastante más complicado.
Había hecho una familia, había trabajado toda mi vida. Pero en realidad, me había dedicado a fabricar las circunstancias para que los demás pudieran ser felices, o al menos, no se sintieran tan desgraciados. Siempre le inyecté mucho entusiasmo a todo lo que hago, pero ese entusiasmo acaba volviéndose contra mí.
En un lugar muy, muy escondido de mi interior quedaban las cosas que realmente me importaban, como si fuera una vergüenza sacarlas a la luz. Uno se puede pasar la vida aparentando lo que no es, pero cuando cae el telón, hay que quitarse el maquillaje y mirarse con la luz de las candilejas.
Me preguntan si fue muy difícil tomar la decisión y les digo que no. Que la vida va por etapas y hay que saber cuándo está acabando una para empezar con otra. Toda mi vida ha sido así, por etapas. 
Les recuerdo el diálogo entre Alicia y el gato de Chershire:
"¿Qué camino tomaré?- le preguntó Alicia al gato de Chershire.
"Eso depende de a dónde quieras ir".
"A cualquier parte, con tal de salir de aquí", respondió Alicia.
"Entonces es fácil, se trata de que camines lo suficiente", dijo el gato de Chershire.
Se trataba de caminar lo suficiente hacia mi interior.
A fuerza de intentar sobrevivir, me habia perdido de vista.
Ya era hora de reencontrarme.
Llega el segundo plato a la mesa. Han preparado un rollo de ave con queso azul, alabardado con tocino. Lo acompañamos de ensalada verde con tomates cherry y pepino.
June me enseña una foto. Es la primera vez que habla abiertamente delante de mí de su homosexualidad. En la foto aparecen cuatro mujeres. De izquierda a derecha, una señora de más ochenta años, con un traje chaqueta, rotundamente en rosa, a lo Barbara Cartland, el pelo rubio y cardado, una camisa de seda en tonos verdes. La mirada y la sonrisa de alguien que tiene en la vida los deberes cumplidos. A su lado una adolescente, fresca, jovial y rubia. Al otro extremo una mujer de nuestra edad, francamente atractiva. Entre las dos, June, con un traje chaqueta de hombre y corbata a rayas. Con los brazos extendidos, las abraza. Su hija y su compañera, un poco más allá su madre. Las mujeres más importantes de su vida. Se la ve feliz, sonríe, todas lo hacen, cada una a su modo y con su historia.
Esa es la última vez que June vió a su madre con vida.  Era la boda de su ahijada. June y su madre bailaron durante parte de la fiesta. La mujer mayor, vestida de rosa; su hija, a lo Frida Khalo.
Tres semanas después, June ya estaba en Francia, su madre murió. La encontró una hermana por la mañana, plácidamente dormida. June estaba muy unida a su madre. La tarde se está poniendo emotivamente tensa. Como sigamos así, acabaremos llorando. Así que cuando me preguntan cómo conocí a mi marido y les relato la historia quieren saber por qué me decidí, siendo como teníamos ambos pareja y planes de futuro. La cama, señoras mías, fue la cama. Entre los dos caballeros, no había color. Irrumpimos en carcajadas y el aire tenso se resquebraja. Nos dedicamos a enunciar todas las expresiones picantes que aprendimos desde que estamos aquí:
Putain! Cet homme bonde!; Taiser la pipe; la chatte; suser; 
Pero, además somos de letras y no se nos da mal la redacción:
Hier soir, ma copine a tout de suite
compris où je voulais en venir, en même temps , je lui avais mis le prépuse à l'oreille.
Ma femme dit que je baisse comme un lapin.Mais je ne vois pas comment elle peut me juger en 20 secondes.

Elisabeth Dolores Doodley es mi tocaya. No sabe por qué le pusieron el segundo nombre. Tal vez, porque nació a finales de marzo y ese año la Pascua cayó muy alta. Ha vivido varios años en Estados Unidos y nos cuenta anécdotas de su vida allí. Y de Australia donde estuvo varias veces porque una hermana suya, ya fallecida, residía allí.
Rose está preocupada. Su hijo mayor trabaja en el Congo, en Coma, con Médicos sin Fronteras. Y todos conocemos las noticias. El segundo hijo vive en Inglaterra donde ha formado una familia. Las gemelas están repartidas. Una estudia en Londres, la otra en Dublin y vive con el padre, Bill.
Sin darnos cuenta, ha caido la tarde. A Rose le duelen las cervicales, tiene una lesión crónica de una caida de sky. Mejor será que vayamos pensando en retirarnos, no sin antes un último brindis:
¡Vivan las ERASMUS plus agées! ¡Viva Shirley Valentine!

"


2 comentarios:

  1. Una bonita narración de una sobremesa impagable alrededor de una mesa, como debe de ser. Felicidades

    ResponderEliminar
  2. Mira mona, tu ves haciendo propaganda en la red, que con la crisis que tenemos en la piel de toro, hay quien se conforma hasta con el pellejo de una cabra. Bueno a las chicas de Hibernia, merecedoras de "trois etoiles Michelin", al parecer elaboraron un menú, digno de una mejor sobremesa. Es que estas herasmus, hacen bueno a los 50, lo que tal vez no pudieron a los 20 y es que :
    "Vindicta nemo magis gaudet quam femina."
    Bueno excelsas damas "herasmusianas", cada uno se limita a cumplir y hacer los trabajos lo mejor posible en función del material y puedo dar fe de que el material es de primerisima calidad ...aun hoy.
    Besos.

    ResponderEliminar