FINAL DE PARTIDA ANDALUZA

Me paso la vida conociendo gente. En realidad ese es mi verdadero oficio. Dicen que a partir de cierta edad es muy difícil conocer gente nueva y hacer amigos. No estoy de acuerdo.

Me encuentro nuevas caras y nuevas historias en La Matandeta. Constantemente doy con nuevos rostros en los institutos. Recuerden que trabajo de Mary Poppins y cada curso cambio de espacio físico de enseñanza.

Y ahora de guía para una agencia de viajes.

Quizás todo empezó aquella mañana de junio de hace cinco años o quizás fue desde siempre. Aparqué en la avenida dels Tarongers junto a las facultades y me dirigí andando hacia Blasco Ibáñez convencida de que iba a matricularme en el máster de Estudios Hispánicos Avanzados Especialidad Literatura. 

Entonces apareció en el watshap mi amigo Remigio Oltra con una pregunta. Por qué no escribes una guía turística sobre Fontanars dels Alforins" Estás viviendo ahí y te mueves mucho por esos lares."

En las oficinas de la facultad de Filología me ayudaron a hacer la inscripción en el máster que tenía pensado. Después quería seguir con el doctorado.

Pero me exigieron dos opciones más. Y entonces me fijé en el máster de Dirección y Planificación en Turismo y en el de Gestión Cultural.

Abría la puerta para marcharme cuando me di la vuelta como movida por un resorte y dije que no, que había cambiado de opinión. Estudiaría Planificación en Turismo.

Lo que vino después fue un intenso curso. Empezaron las clases en la Facultad de Económicas, comencé a trabajar en la Enseñanza, me separé y tres meses después me divorcié. Conocí a Rosa Yagüe vicedecana y tutora de mi trabajo final de máster. A Ángel Martínez, a Quique Sánchez y a ese hijo putativo ecuatoriano que tengo y que se llama Carlos Chungata.

Cuando llegó la hora de las prácticas, que iba a realizar en el Celler del Roure, la bodega de Pablo Calatayud, dadas las circunstancias personales que estaba atravesando, decidí que no quería volver a Terres dels Alforins.

Llamé a Paco Baixauli, que se encontraba en Croacia con un grupo de ESPLAI VIATGES. A su vuelta me acompañó a conocer al director de la oficina, José Rodríguez. Pero no hubo feeling entre nosotros. Yo no estaba atravesando precisamente mi mejor momento vital...

Tenían que pasar cinco largos años y muchas cosas más en mi vida para que el universo emitiera una de sus señales y diera paso a otra etapa. Esta vez la señal consistió en que yo le dijera a Pepa Baixauli que no los acompañaba a Cádiz y Huelva, que me quedaba en La Matandeta. Y sin embargo, estuve en Cádiz y Huelva.

Gracias a todas las personas que han hecho posible que esta nueva aventura haya comenzado. A Paco Baixauli, a José Rodríguez, A Artemi Cerdá con su indisposición.

A mi compañero, el guía Jon Goñi, un hombre con una gran sensibilidad hacia la naturaleza.

Y cómo no, a los veintidós integrantes del grupo de ESPLAI VIATGES, por su paciencia y comprensión hacia la nueva guía.

El viaje terminó con la visita a las salinas de Sanlúcar de Barrameda, un día soleado de principio de año que invitaba a soñar con nuevas escapadas.

Salve y ustedes lo pasen bien.