domingo, 23 de marzo de 2014

NUNCA PASA NADA

                              



           
Estoy convencido de que nunca nos sucede nada que no hayamos previsto, nada para lo que no estemos preparados. Nos han tocado malos tiempos, como a todos los hombres , y hay que aprender a vivir sin ilusiones. El amigo de un amigo tuvo una vez un accidente: un tipo medio loco lo atacó con una navaja y lo tuvo secuestrado en el baño de un bar casi tres horas. Quería que le dieran un auto y pasaporte y que lo dejaran cruzar al Brasil, de lo contrario iba a tener que matarlo (al amigo de mi amigo). El loco temblaba como un endemoniado y le puso la navaja en la garganta y en un momento dado lo obligó a arrodillarse y a rezar el padrenuestro. La cosa se iba poniendo cada vez peor, cuando de golpe al loco se le pasó el revire y soltó el arma y empezó a pedirle disculpas a todo el mundo. Un momento de nervios lo tiene cualquiera, decía. El amigo de mi amigo salió del baño caminando como dormido y se apoyó en una pared y dijo: Por fin me ha sucedido algo. Por fin me ha sucedido algo, ¿no es sensacional? 
 
 
 
                                                                             Respiración artificial
                                                                             Ricardo Piglia.



La chica tenía una preciosa melena, rizada y pelirroja, que yo asocié al fuego, además era el día de San José. Rondaría los treinta y cinco años y reservó mesa para diez personas.
¿Eres Helena? No, Helena es mi hija. Pero, ¿está Helena? Sí, está atendiendo las mesas. Pero ¿podré ver a Helena? Claro, ¿es amiga tuya? No la he visto nunca, llamé tres veces para reservar la mesa y hablé con ella.
La mesa es redonda, luminosa, al fondo del comedor verde pistacho. Después dile a Helena que quiero conocerla. ¿Les tomo nota? Sí, tráenos diez raciones de coca, diez croquetas, torraets, mulladors y pulpo antes de la paella para seis, los demás a la carta. Mujer, es mucho no váis a poder con los segundos. ¿Tú crees, entonces qué nos aconsejas? Yo creo que con dos torraets, dos mulladors, y dos raciones de pulpo es más que suficiente. Los que no quieren paella ¿qué tomarán, por favor? Cordero, lo siento pero no queda. Tienen tres opciones más. Son días de mucho trabajo, las fallas y los platos se agotan. El chuletón, al punto, por favor. En seguida, buen provecho.




Dos horas más tarde.
¿Está Helena? Es que quiero pagar la cuenta. La chica de la preciosa melena roja tiene la misma expresión que cuando entró. Se acerca a la barra y mantiene una conversación con Helena. Mamá, por favor, mejor que la atiendas, tú. ¿Qué sucede, Rosa? Tú me has dicho que había pedido demasiada comida, pero no era cierto. Se han quedado con hambre. Pero, mujer, si cuesta Dios y ayuda que la gente pida un par de entrantes antes del arroz, ¿cómo se han podido quedar con hambre? Había seis platos de entrantes para diez personas. Sí, pero cada ración de pulpo solo lleva cinco trozos de pulpo y nosotros éramos diez. Se trataba de hacer un aperitivo antes de comer el contundente arroz, ¿no? Sí, pero no os quedaba cordero confitado y tres de mis familiares querían cordero. Ya, pero de cada diez clientes que hoy han comido, ocho pidieron arroz. ¿Es tan grave que no quedara cordero? Pero los platos estaban sucios. Mujer, cómo iban a estar los platos sucios. El camarero no ofreció postre. Pero cómo no va a ofrecer postre. Sí, me pidieron dos raciones de pastelón. Hice tres llamadas para encargar esta mesa. Cariño, imagínate que cada una de las mesas que hoy está comiendo aquí hubiese hecho tres llamadas... No daríamos abasto con el teléfono. Es que trabajo en Engloba y pensaba traeros un grupo de sesenta extranjeros y ya no lo voy a hacer. ¿Pero Engloba no se fue al traste? Bueno, sí. Hace siete años que no estoy con ellos. Pero cuando tenga otros grupos en otras empresas en las que trabaje, no los traeré aquí. ¡Qué lástima mujer! Mañana por la noche, precisamente, tenemos un taller de paellas para un grupo de austríacos. Bueno, Rosa ¿lo arreglamos con unos buñuelos y una botella de cava? No sé, si mi familia quiere.

Una hora más tarde.
 Rosa: Adiós, Helena, adiós María Dolores, gracias por todo.
Resto de la familia: Disculpad, lo sentimos muchacho.


                                                           Que llegamos siempre, tarde, donde nunca pasa nada...
                                                            A quien corresponda.
                                                            Joan Manuel Serrat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario