lunes, 1 de noviembre de 2021

PEPE EL DROGUERO




                                                                                
                                                                                 No esperes a que  deje de llover. Aprende a bailar                                                                                       con  la lluvia.                                                                            
                                                                                                   Proverbio irlandés


Me gusta la  gente  que  ama  su  oficio. Que  disfruta con  lo que  hace. Si es  camarero, sabe que  recibir  a  un cliente con una sonrisa  es  la  mejor  carta  de  presentación. Si es  mecánico, no le  importa  su mono lleno de grasa  si  dio con el  cilindro  roto. No es bueno pasar por  la vida sin oficio ni  beneficio. Un proyecto de vida nos llena el tiempo de entusiasmo y vocación. Pepe Valeriano es de las personas que he tenido la suerte de conocer y que  aman su oficio.


Conocí a  Pepe  Valeriano durante mis años de cocinera en La Matandeta. Los miércoles era  mi mañana de Mercado  Central. Y antes de arremeter con mis compras, me  tomaba un cortado en  el  bar de José, cuyo póster de Flowers, la mítica  obra de Lindsay company   que algunos tuvimos  la suerte de ver en  el Principal, allá por los felices ochenta, llenaba el pequeño  cubículo de su local.



Después me quedada  embobada delante del escaparate de  la  droguería de Pepe Valeriano, justo al lado. Hasta  que  un día, como soy muy curiosa, me  decidí a entrar y preguntar... ¿Para qué  sirve el  aceite de  argán? ¿Y el de malaleuca? ¿Y el de germen de trigo? ¿Qué se hace con la esencia de ruda? ¿Y si es de menta? Durante varios años, Pepe  Valeriano me dio un master sobre aceites naturales, esencias  y productos de su droguería. Droguería. La primera vez  que Manuel, mi nieto, escuchó esa palabra le hizo mucha gracia. El padre de  Pepe  compró la droguería en 1957, que había sido fundada en 1839, Pepe no sabe  quién fue su autor. Pero  seguro que es la droguería decana de Valencia y de media España.  Pepe  estudió el BUP, como yo, y después se  incorporó  al negocio de  su padre. Del que  sabe un montón. Carlos, su hijo, ha estudiado óptica y trabaja también en  el negocio familiar. No esperes  a que deje de llover. Aprende  a bailar con la lluvia. Ah! Pepe me recuerda que durante el bachiller suspendía Química.  


Bueno, pasaron los  años y sus circunstancias. Yo dejé  de ir  al Mercado Central todos los miércoles.     Y le perdí la pista  a Pepe Valeriano. Hasta  que un día apareció por La Matandeta. Se había divorciado, estaba  a punto de  comprarse una casa  en Viver. Venía con María  Lafuente. Estaban muy enamorados. 


Pepe y María siguieron viniendo  por La Matandeta y contándome sus ilusiones con la casa  de Viver. Yo  me sentaba  en su mesa con una tetera cargada de  sobrecitos de infusión. Un mes de septiembre vinieron a celebrar  el  cumpleaños de  Pepe con otra pareja. Al final, hubo cava y tertulia.


Entonces, Pepe nos contó su shock cardiogénico  cuatro  años antes, Este accidente ocurre cuando el corazón no es capaz de  bombear  la sangre que el cuerpo necesita. El orígen suele ser  complicaciones  cardíacas serias. El cuerpo de Pepe  Valeriano  dejó de funcionar. De la Clínica  de la  Salud  se lo llevaron  a La Fe. Catorce médicos  esperaban su ambulancia. Cuatro días  pasaron María y  la madre  de sus hijos abrazadas  y  llorando. El final estaba cerca. Al cabo de ese interminable tiempo, Pepe  recobró la consciencia. Y lo primero que dijo fue: ¿Habéis pagado los autónomos? Ja, ja, ja, ja, ja....
Todavía  me  estoy  riendo  cada vez  que  me acuerdo. Y es que  el que  es  bueno, es bueno hasta  para morirse.
Salve  y ustedes lo pasen  bien.



5 comentarios:

  1. Me ha encantado María Dolores!!
    Siempre es un placer leerte,gracias por dejarnos entrar en tus maravillosas historias,un abrazo,peoeyse ha emocionado!!

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  2. Ver qué los hijos puedan llevar adelante un negocio fundado por su padre y perpetuar la vocación es muy bonito

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