domingo, 22 de marzo de 2020

QUERIDA KENZA





                                                                                    El horror, siempre el horror
                                                                                       
                                                                                            El corazón de las  tinieblas
                                                                                                  Joseph Konrad


Mi muy querida Kenza Lamuasni:

En toda  la noche no ha dejado de llover. Era una lluvia con una  cadencia  silenciosa. Más parecida a la nieve que a la propia lluvia. La nieve, la única vez que la vi  al amanecer fue en Fontanars. Nos acostamos y al día siguiente  había casi un metro. Fue un espectáculo maravilloso. Todo quedó paralizado, como suspendido en el tiempo. Y mira que es difícil suspender el tiempo. Pues, eso, la lluvia le ha puesto un silencio elocuente a toda la noche. A las dos de la madrugada me desperté y me puse a pensar. Pensar mucho es malo para la salud y la felicidad.
Me preguntas qué opino acerca de la decisión del rey de tu país de  cerrar las fronteras ante la crisis que azota Europa. Ese  mismo rey que os tiene metidos todavía en un poder feudal...
El sábado estaba en Vinaròs. Me había quedado el fin de semana porque  arrastraba una infección de orina, un resfriado y el final de la evaluación. Estaba cansada. En La Matandeta esperaban poco trabajo y Manuel  iba a estar lejos. Había limpiado el minúsculo apartamento en el que vivo y compré un poco de comida en el supermercado que tengo enfrente. 
Cuando puse la  televisión y oí que declaraban el estado de alarma, sin cambiarme  de ropa, sin recoger siquiera las medicinas que tomo, salí disparada hacia la estación de tren en busca del primero que me llevara junto a los míos.
Llevo desde el sábado encerrada en La Matandeta. Cuatro días de bajón. Hay amigos que me preguntan dónde andan mis amaneceres.
El miedo te paraliza. Igual que la esperanza. El miedo porque crea pánico ante lo que vendrá. La esperanza porque crea ilusión en que algún día las cosas cambiarán.
Si no fuera por mis hijos y por mi jefa en el instituto, María Teresa Ulldemolins, no hubiera sido capaz de salir del bucle.
El miedo es una más de las emociones de la condición humana. La información desaforada produce miedo, Ya lo dijo Maurice Duverger en Las dos caras de Jano, demasiada información es nula información. Un libro que me obligaron a leer en la Facultad de Derecho el año 78 y que tengo completamente subrayado. Hace un día que solo escucho los informativos. El resto, pongo música.
África lleva decenas de años con pandemias que nunca declarará  la OMS. África es un continente desahuciado a pesar de poseer las mayores riquezas naturales del mundo.
El miedo nos acostumbra a que nos manden y, una vez más, a la incertidumbre de vivir. No nos gusta la incertidumbre de vivir. No nos gusta la inseguridad. Pero al miedo hay que plantarle frontera.
El miedo se ceba en ti y destruye tu vida. A mi no me da miedo el corona virus. Me produce horror lo que vendrá después ....
El horror, siempre el horror. Y Joseph Konrad. Qué lástima que mi capacidad de análisis no dé para más.
Me preguntabas por la decisión de tu rey sobre el cierre de las fronteras. Saca tú las conclusiones. Y sigue rezando a tu Dios, tú que tienes fe.
Te quiero.


3 comentarios:

  1. Ja verás cómo vamos a leer nuestros intercambios epistolares con una gran sonrisa mañana. Y hasta que mañana llega, seguimos luchando y creyendo en el mejor. Te envío a tí amiga así que a toda España mucho amor desde mi Marruecos confinado también. Fuerza amiga ❤️.
    Kenza.

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    1. No creo que la esperanza inmovilice a la gente o si no que es lo que empuja a tantos médicos,enfermeras,auxiliares a salvar la vida a l@s enferm@s, que es lo que les motiva si no es la esperanza de salvar el mayor número de víctimas de esta guerra bacteriológica en la que vivimos inmers@s muy a nuestro pesar, pues en esta guerra,como de una peli de ciencia ficción hecha realidad se tratará,y que tantas veces recordamos las similitudes en tal pelicula que recordamos, los sanitarios son los que se llevan la peor parte porque nosotr@s en el peor de los casos nos confinamos en nuestra casa viendo todo lo que acontece por la televisión o las redes sociales y sobre todo a esperar que todo acabe de la mejor de las maneras.Hay que cerrar fronteras, es vital y necesario,no hay nada intrínsecamente político,lo que ahora algún dirigente políticamente incorrecto presume y aprovecha con sus manifestaciones improcedentes e intolerables.Si no se cierran fronteras, por muchos esfuerzos y logros que hagamos, la pandemia y no la ESPERANZA podrá con nosotr@s.

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  2. Efectivamente, había que cerrar fronteras hace mucho tiempo, pero a todos nos paralizó la esperanza de que lo que estaba sucediendo a miles de kilómetros de nuestras rutinas no nos llegaría nunca. Nos paralizó la esperanza de que nuestro mundo, tan bien construido no sería alcanzado jamás por lo que solo vemos por televisión sea en Asia o en África. Nos paralizó la esperanza de ser invulnerables. Y hemos podido comprobar que no. Había que cerrar fronteras hacía mucho tiempo. Pero siquiera lo que estaba ocurriendo en Italia, en nuestro mundo, nos hizo movernos, correr antes de tiempo, porque estábamos paralizados con la esperanza de saber que eso no estaría aquí nunca. La paralización de unos ha llevado a la movilización de miles de sanitarios y médicos. La próxima vez cerraremos fronteras antes de que nos paralice la esperanza de que el horror no nos alcanzará nunca.
    Gracias por escribirme.

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