domingo, 12 de junio de 2016

MUCHAS VIDAS

Si a los dieciocho años me hubieran dicho que durante doce sería la jefa de cocina de un restaurante situado en lo que era la granja de mi padre, en mitad del marjal, hubiera echado a correr y todavía me estarían buscando. Pero si a los cuarenta y cinco me hubieran vaticinado que volvería a la universidad y que incluso pasaría un año de Erasmus en Francia, me habría parecido que se trataba de una enajenación mental por parte del anunciador. Y es que hay muchas vidas dentro de una misma.
Pero no solo eso. Hace poco encontré en un azucarillo una frase de Adam Smith que reza así: Si te tomas los asuntos a vida o muerte, morirás muchas veces.



La vida está llena de casualidades, que en realidad no existen, siempre hay algo o alguien que las provoca.
Esos párrafos que ustedes acaban de leer no fueron escritos ahora mismo, sino más bien hace año y medio. La entrada se titulaba Muchas vidas, pero en aquel momento y en aquella vida, yo no conseguí seguir. Esta noche ha ocurrido algo extraño, imprevisto. Mi hija y su marido, que llevaban todo el día, como así, nos han invitado a Rafa Gálvez y a mi  a celebrar, con Manuel que hace doce años que se conocieron, en un viaje, al que mi hija no quería acudir y en el que conoció al que sería su marido. Un viaje que propiciamos mi amigo del alma, Joan Roig y yo.
Recorríamos la península preparando cenas para la Agencia Valenciana de Turismo. Él llevaba a gente de su equipo y como el mío era tan paupérrimo le dije a mi hija adolescente que se viniera conmigo. Me dió por arriba y por abajo al grito de NO PIENSO IR CONTIGO. Pero vino, claro que vino. Y en aquel viaje, conoció a quien ahora es su marido. Se fijó en él por el precioso detalle de que durante la cena que tuvimos que preparar en Pamplona, en la cocina del hotel, al chaval, que mide más de uno ochenta, al ir a alcanzar algo, se le cayó encima una marmita de más de un metro. Ella, tonta perdida, se partió de risa. Y él debió pensar que con una risa tan franca se puede ir muy lejos.
Lo demás, da para varias novelas que posiblemente, acabaré escribiendo.
Pero esa no esa la cuestión. La cuestión es que, al final de una cena de celebración como la suya, y por una sola palabra, me dí cuenta cuán susceptibles nos volvemos cuando nos hacemos viejos, mayores no, viejos.
Hay  personas que se hacen mayores a través del físico. Hay personas que no admiten que su físico envejezca- Hay personas que no admiten que su susceptibilidad envejece.
No sé. Tengo tanto que contar. Pero ocurrió otra cosa. Me dieron ganas de volver a mi viejo blog y hablar con ustedes. Y mira, por dónde en la estadística apareció que ustedes hoy mismo, hicieron 135 entradas. ¿Pero si hace año y medio que no nos vemos? Eso se llama ganas de volverte a ver-
Pues en ello estamos. Otra vida y a seguir. Les echaba tanto de menos.

4 comentarios:

  1. ¿Què pot impulsar a una excap de cuina d'un restaurant situat en la granja de son pare, a escriure un blog?
    ¿Per què una una ex Erasmus madureta, capaç de trobar el sentit de la vida en una sentència de sobret de sucre, ens obsequia (al seu públic) amb un blog personal?
    Per consideració a "su público"? No, el seu públic podem ser qualsevol... I tampoc és que ens dega una explicació que no puga pagar.
    Escriu perquè li agrada fer-ho.
    Jo creia que no podia evitar-ho però ha estat any i mig sense comptar-nos la seua vida.
    I ara sembla que torna. Ens comptarà històries de la seua família, categoritzarà sobre la condició humana i ens obsequiarà amb alguna cita pedant en francés però, això sí, tractant-nos de vosté.
    "No sé. Tinc tant que contar."
    Ai xica, ja tardaves..!

    ResponderEliminar
  2. i quin gust dona llegir-te!! gràcies per fer-nos partíceps de tantes vides, rebonica!

    ResponderEliminar