sábado, 15 de febrero de 2014

EL RIU DELS ULLS

He terminado de leer el libro de Rafa Xambó  El riu dels ulls a las dos de la madrugada y a las siete me he despertado con la última página del libro todavía repicando en mi cabeza. He sentido una necesidad imperiosa de ponerme a escribir.
Lo empecé a leer la semana pasada, pero el viernes por la mañana, en la biblioteca de Humanidades, mientras andaba entre las estanterías a la búsqueda de otros libros, me lo birlaron de la mochila. Que te roben un libro en una biblioteca no es una casualidad sino una paradoja. Bienvenida sea la pérdida si con ello el profesor de Sociología gana lectores. Yo también tengo mis ONGs particulares.
Durante la temporada que trabajé en la redacción de Diario16 Comunidad Valenciana había alguien que se dedicaba a sustraerme los libros del archivo de la mesa. La redacción estaba en Cronista Carreres y para llegar al trabajo, yo siempre cruzaba por la plaza Alfons el Magnànim y me detenía a menudo en la librería Paris-Valencia, de donde a menudo salía con algún libro entre las manos.
Sí, pero había alguien en la redacción que se dedicaba a seguir mis cuitas lectoras y hacerse con ellas.
No eran libros caros, sino de ocasión y a precios de saldo, pero que, por  cualquier mínimo detalle, me habían llamado la atención. De entre todos, recuerdo una guía literaria de Paris y Las ciudades invisibles de Italo Calvino. Aunque tenía mis sospechas acerca del autor de las sustracciones, nunca dije nada al director. Me lo tomé como una ONG particular. Una persona  joven que seguía mis pasos como lectora y lo di por bueno si al novato  periodista le servía en su iniciática formación literaria. Con el tiempo, he podido comprobar que no  le ha servido de mucho en su integridad como persona. 
El ejemplar estaba dedicado por el autor. Con Xambó me ocurre lo mismo que con otros muchos clientes de La Matandeta. Pueden llevar años viniendo a casa y nuestra relación se ciñe a saludarlos, atenderles y despedirles hasta la próxima. Hasta que un día acontece  que se inicia una conversación a una escala diferente. Y eso sucedió el verano que vino a comer a La Matandeta con el poeta y traductor Txema Martínez. Esa comida aparece al final del libro y allí relata Xambó parte de la conversación que derivó  hacia cómo se fraguó la obra. Qué curioso. Recuerdo que aquel día en mi cabeza planeaba mi estancia francesa en la universidad de Aix-Marseille. Buena parte del libro de Xambó transcurre durante su estancia en Escocia, en la Universidad de Glasgow. A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos diría Borges.
Así que tuve que volver a la librería Tres i quatre y comprar otro libro. Sin embargo no lo empecé a leer donde lo había dejado, comencé de nuevo. El riu dels ulls es una novela familiar. Escrita como un diario durante su estancia de seis meses en Escocia, el autor repasa su memoria, su infancia en la Marjal de la Ribera, la muerte de su padre, sus fantasmas personales. Pero eso no es todo.
Dijo Xambó durante la presentación del libro que no podría haberlo escrito sin haber leído antes La invención de la soledad de Paul Auster. Y sin embargo, durante su lectura, yo tenía en mi cabeza El deseo de ser piel roja de Miguel Morey.

Hay libros que encierran más  libros. Me gustan los libros que hablan de otros libros. Dice Umberto Eco que la intertextualidad es laberíntica, rizomática, que nadie escribe a partir de la nada, que el texto encierra en sí mismo muchos textos. Aparentemente el libro del músico y profesor de Sociología no debería dar para tanto y sin embargo son las dos  de la madrugada y el relato sigue en mi cabeza. Han pasado  hoy muchas cosas en mi vida. Veinticuatro horas de Ulises. Un paseo por la Marjal, un día soleado. La sèquia mare. Mónica Parreño. No sé cómo asimilarlo. Ya lo dijo el intérprete de los sonetos de Shakespeare: Yo lo llevaba en la mochila y lo he vertido. Ahora, a ver qué sabéis hacer con ello.
El riu dels ulls. La infancia, la memoria, la vida. No sé qué hacer con todo ello. No he tomado café en todo el día y, sin embargo, son otra vez las dos de la madrugada y no puedo dormir... Me paseo por ese río metafórico y ni siquiera puedo hundirme en la ciénaga. Podría ser una solución.

6 comentarios:

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  2. Genial!!! Sólo con estas pinceladas incita a su lectura.

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  3. Muy buen blog! Me gustan mucho tus textos, escribes realmente bien. He estado echándole un ojo a la página del restaurante, lletres entre vins?? tiene buena pinta.

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  4. Como siempre, chispeante. Me digo: ¡¿Ah, sí?! Cuéntame más.

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