Nosotros los de antes, ya no somos los mismos.
Veinte poemas de amor y una canción desesperada Pablo Neruda
Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos, aunque nos guste la misma canción. Poemas Jaime Gil de Biedma
Las relaciones humanas son complicadas. No digamos las de pareja. Nos enamoramos y sabemos, como diría Ortega y Gasset, que se trata de un estado de imbecilidad transitorio. Pensamos que esa cuerda a la que nos asimos nos hará más llevadera la única certeza de la condición humana: un día acabará todo para nosotros.
Y también terminará esa relación. Donde hubo tanto ardor y tanto fuego, en el mejor de los casos, solo quedarán cenizas, si no las sacude un vendaval, un huracán mental que se lo llevará todo.
El amor es una aventura, el apego un vínculo. Es mucho peor superar el segundo que el primero.
Cuando la pareja se rompa, aparecerán los aprendices de psiquiatra y terapeuta y con la mejor de las intenciones te dirán: ¡pasa página! Como si esta acción se pudiera conjugar en el modo imperativo.
Pasar página es todo un proceso que lleva su tiempo. Y los procesos no exigen la misma duración en todas las personas. El duelo tiene cinco fases: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. Yo no me he saltado ni una y cada una de ellas ha durado el tiempo que ha necesitado.
Y después está el interés por controlar el relato. Si, los que antes compartieron intimidad y confianza se vuelven, en el mejor de los casos, en auténticos enemigos. Los dos quieren tener la razón, conservar los amigos comunes, quedarse con los afectos familiares, culpar al otro de lo que pudo haber sido y jamás llegará a ser. Como escribió magistralmente Luis Aragón, Arde lo que será en el fuego de lo que fue.
De todas las exparejas que conozco, la más inteligente es la formada por José Vicente Carretero y Pepa Baixauli. Me maravilla cómo han sabido reconducir su relación tras separarse. Acabado el enamoramiento, hay mucho afecto entre ellos. Finalizaron los reproches, los trastos a la conciencia y queda un nuevo camino por recorrer.
Me produce envidia sana oírlos hablar y reír del tiempo compartido, de la hija en común. Cómo han sabido despalillar los granos de uva de una convivencia de veinte años.
Nuestro primer viaje juntos fue en año nuevo a Turquía. Con Manuel. Mi nieto adolescente me repetía: Si se llevan tan bien, ¿por qué se han separado? Y yo le contestaba invariablemente: Por eso se llevan tan bien, porque se han separado.
En fin, admiro la honestidad que hubo y hay entre ellos. Creo que ese ha sido el quid de la cuestión para reconducirse. Ser honestos. Si se acaba, se acaba, pero no tiremos por la ventana todo, porque momentos buenos haberlos, los hubo. Salvemos al menos los muebles.
En fin, nos vamos a Palermo, que aquí ya nos queda poco.
No es tan facil olvidar a una persona amb la que feres coses per primera vegada. !!
ResponderEliminar