martes, 13 de septiembre de 2022

LOS DESCENDIENTES DE LOS BARCOS

   


Decía Jorge Luis Borges que los argentinos descienden de los  barcos. La  frase me la recuerda Amparo López Ciruelos, que a los veinticuatro años se vino a trabajar a la embajada española  en Buenos Aires. En su juventud vivió aquí cinco intensos años. Recuerdo que la secretaria del conseller de Administración Pública primero y de  Medio Ambiente después, cuando se enfadaba con su marido o tenía un día depre soltaba siempre la siguiente frase: ¡Yo no tenía  que haber vuelto de Argentina!  Ahora, Amparo está apunto de ser abuela por primera vez, y además  de gemelos, de su única hija, Andrea y habrá comprendido que en la vida, a una etapa, le  sigue otra y que ella fue muy afortunada con la suya de juventud en esta ciudad fascinante.

Si, los argentinos descienden de los  barcos que trajeron a vascos, italianos, árabes, chinos, gallegos y armenios, entre otros. Como los abuelos de  Silvia Lorena Boyadjian Nacer, que por parte de padre eran armenios, huidos de  la masacre de los turcos y, por  parte de madre siriolibanés y española. 

A Lorena la conoció nuestra amiga Julia Nogales en Florencia, se la afilloló y la invitó a España. Después Julia vino a Argentina. Y gracias a esas sincronicidades ahora  somos nosotros los que nos  dejamos llevar  por sus buenas maneras de cicerone. Lorena es trabajadora social, empleada para la municipalidad de la ciudad. Labora  en estos momentos sobre  todo con adultos, pero  se ha  tomado un permiso  para acompañarnos en nuestra  estancia  porteña. Todo cambia de perspectiva cuando un autóctono te  abre las puertas de  su  lugar.


 

Esta mañana, soleada y primaveral, vamos a visitar Puerto Madero, una zona ganada al Río de  la Plata, llena de edificios modernos, donde la torre  del Hotel Hilton, marcó una nueva estética y donde se encuentra la zona ecológica Costanera Sur, incluida  en la Declaración Ramsar  de Humedales.


Esta es la torre del Hilton, con más de cuatrocientas habitaciones y a que no saben de  quién es el puente de  la  Mujer, vamos hagan apuestas.


Si, lo han adivinado. De Santiago Calatrava. Su primera obra en Sudamérica. El puente, donado por un particular, simboliza una pareja bailando el tango. Bueno, hay que tener mucha imaginación para verlo, supongo. 


Al lado del río hay una especie de paseo de la fama, con esculturas de personajes argentinos. En mi caso, me ven junto a la del corredor de coches, Fangio, del que siempre hablaba mi padre.


 


El paseo está cuajado de  tenderetes donde degustar el choripan, los asados, las  empanadas. Hay restaurantes de lujo en  esta zona, y se conservan los antiguos muelles. Todo limpio, pulcro y ordenado como la zona pija bonaerense que es. Pero nosotros, nos vamos a comer  a la Recoleta. No sin  antes tomarnos  la  tensión porque con tanto  asado, el  colesterol debe estar por las nubes.

Salve y ustedes lo pasen bien.




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