Este era el lugar perfecto para una cárcel, porque claro, ¿quién se iba a escapar de acá? Ni siquiera hubiera sido necesario construir el penal pues la isla constituía el verdadero calabozo: las rejas eran las montañas, las he ladas aguas del Canal Beagle, los bosques impenetrables, los inmensos tur bales infranqueables. Nuestro hombre en Ushuaia Carlos Zampatti
Es un paisaje muy extraño, lleno de tocones, donde hace años vivieron magníficos árboles que llenaron de vida el paisaje. Solo quedan sus restos, a modo de lápidas en las tumbas de los que fueron. Ni uno solo se salvó del hacha de los presidiarios.
El tren del fin del mundo llevaba hasta aquí todos los días a los presos, nevara o hiciera calor. Mientras los guardas vigilaban, los capataces arreaban al que se paraba. No hubo selección ni reforestación. Durante años y más años, los presos de la cárcel de Usuhaia talaron árboles a destajo. Solo quedan las lápidas de los tocones.
El primer penal que existió en Tierra del Fuego era militar y estaba ubicado en la isla de los Estados. Las duras condiciones de aquella prisión unidas a la inclemencia de una isla azotada por las inclemencias subantárticas, ocasionaron un motín en 1902. La consecuencia fue que el gobierno decidió trasladarlo a Usuhaia.
Terminada de construir en 1911, el gobierno decidió fusionar la cárcel militar con la civil, de esta forma se emulaba a los ingleses y franceses que habían construido penales muy duros lejos de la metrópoli.
Condenados por robos y estafas, militares que habían desertado o habían incumplido sus funciones y asesinos estaban encerrados allí.
El mas famoso de los presos fue Cayetano Santos Godino, apodado El petiso orejudo, un joven hijo de inmigrantes italianos que mató a cuatro niños y fue acusado de otras siete tentativas de homicidio e incendios intencionales. Otros presos notorios fueron el anarquista de origen ruso Simón Radowitsky, acusado de asesinar al comisario Falcón y a su secretario con una bomba y Mateo Banks, de ascendencia irlandesa, condenado por el asesinato de ocho personas en la provincia de Buenos Aires.
Los prisioneros llegaban a Ushuaia en barco, con grilletes en los tobillos y custodiados por un grupo de militares. El clima helado, la soledad de los parajes y el régimen de los castigos al que eran sometidos dentro de la prisión hicieron que a Tierra del Fuego se la conociera como la Siberia criolla.
En la década de 1930 llegaron a Ushuaia los presos políticos , un grupo de izquierdistas e intelectuales que habían sido conducidos como castigo por su ideología.
La rutina diaria de los presos estaba regida por el trabajo pesado y al aire libre y por la estrecha vigilancia. Una de las tareas a realizar era provisionar a la cárcel de leña y también al pueblo. marchaban por una senda que conducía a la zona del río Pipo, bautizado con el nombre de un prisionero que escapó y fue encontrado varios días después, completamente congelado junto esta vereda.
Los presos pasaban cortando troncos de lenga durante largas horas con pesadas hachas y luego cargaban la leña en un tren a vapor, que circulaba por las mismas vías que ahora pasea a los turistas en otro reluciente tren de vapor, que ya no usa carbón, sino nuevas tecnologías y que es conocido como el tren del fin del mundo.
La cárcel funcionó hasta 1947, pese a las protestas por el trato inhumano que recibían los prisioneros y las muertes frecuentes debido a castigos y torturas. En ese año el presidente Juan Domingo Perón ordenó el cierre definitivo de la cárcel y, años más tarde, se inauguró el museo del presidio.
Seguimos nuestro paseo. La historia del cementerio de los árboles muertos, el título es mío, nos ha producido una profunda tristeza. Hay mucho silencio, un caos calmo que invita a la meditación. A pensar en cuánto sufrimiento encierra el paisaje. Cuánta historia oscura tienen escritas las páginas de la historia.
La cadena de los Andes atraviesa América del Sur desde el Norte hacia el extremo Sur, sin embargo, en Tierra del Fuego se convierte en transversal y lo hace de Oeste a Este, en lo que se conoce como los Andes Fueguinos. Uno de sus más bellos y conocidos picos es el Pico Cóndor.
La zona está llena de turbales de lenga, los árboles a partir de los cuales se va formando el carbón de turba, a razón de un milímetro por años. En uno de estos parajes, se encuentra un turbal con diez metros de profundidad. Calcúlenle la antigüedad.
Tanta historia, tanta tragedia humana y tanta maravilla de la naturaleza nos ha abierto el apetito, que no solo de cultura vive el hombre. No olvidemos nunca en nuestros viajes la cultura gastronómica. Volvemos a Ushuaia en el tren del fin del mundo y lo acertamos.
TRIUNPH es un concesionario de motos y un restaurante al mismo tiempo. Así que mientras te preparan un bife de chorizo, te puedes comprar un casco para la moto. Muy recomendable. A fe mía que se come bien. Buen provecho y sigan disfrutando de la vida. Nosotros ya lo hacemos en la tierra del fin del mundo y el principio de todas las cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario