"These vagabond shoes
are longing to stray
right through
The very heart of New York.
I wanna wake up in the city
that doesn't sleep
and find I'm
king of the hill
top of the heap".
New York, New York
Frank Sinatra
Ayer por la tarde regresé en el metro, desde Washington Square, en el Willage, hasta el World Trade Center, allí empecé a caminar por la Avenida Broadway hacia Gran Central Station. Cada vez que preguntaba si iba en buena dirección, la gente me aconsejaba que cogiera el metro, pero yo seguía caminando como si no hubiera un mañana. Atravesé el Soho, Canal Street y por tanto Chinatown.
Broadway supera los límites de Manhattan. Comienza en Bowling Green y acaba en Albany, la capital del Estado. Tiene doscientos cuarenta y un kilómetros y fue una senda de los indios algonquinos, a través de los bosques de Manahtn. Cuando los holandeses fundaron New Amsterdam, la actual Nueva York, convirtieron la senda en una calle y la llamaron Breedewg. En 1664 los ingleses tomaron la ciudad y tradujeron el nombre holandés por Broadway.
Sigo atravesando la avenida y encuentro de todo. Una tienda de vitaminas en donde me surto, una de rebajas y allí me compro unos Levi's, el Empire State Building, los teatros. Y en el cruce con la W. 42, la Gran Central Station que es mi objetivo.
Una ducha, una llamada... Pero me espera la ciudad que nunca duerme. Cojo el metro hasta Brooklyn Bridge, lo cruzo hasta la mitad y se me rompe uno de mis zapatos vagabundos. No estaré toda la noche despierta en la ciudad que nunca duerme.
El regreso es lento. Ya no pasa el 5 y me conformo con el 4 que me deja en la Nostrand Avenue, todavía ando un buen rato con un zapato roto.
Son las nueve y media de la mañana. Mi avión no sale hasta las ocho menos cuarto de la tarde, pero el viaje de regreso hace horas que comenzó. Guardar mis cosas en la maleta, trazar el trayecto en metro hasta el JFK Terminal 4, recoger mi ropa y parte de mis emociones de estos días americanos. Otras muchas se quedan aquí, esperando que algún día vuelva a buscarlas.
Quiero estar despierta en la ciudad que no duerme. Quiero estar siempre despierta en la vida que me acompaña, en el tiempo que tengo para vivirla, en el espacio que transitaré...
Son las nueve y media de la mañana. Mi avión no sale hasta las ocho menos cuarto de la tarde, pero el viaje de regreso hace horas que comenzó. Guardar mis cosas en la maleta, trazar el trayecto en metro hasta el JFK Terminal 4, recoger mi ropa y parte de mis emociones de estos días americanos. Otras muchas se quedan aquí, esperando que algún día vuelva a buscarlas.
Quiero estar despierta en la ciudad que no duerme. Quiero estar siempre despierta en la vida que me acompaña, en el tiempo que tengo para vivirla, en el espacio que transitaré...
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