Ayer por la tarde llegué a Brooklyn agotada. Solo me equivoqué una vez con el metro. Un señor, muy amablemente cargó mi maleta y me acompañó hasta el andén correcto. En el landmark una chica de color limpiaba una habitación y el australiano preparaba huevos revueltos en la cocina. Me preguntó dónde me había metido y cuando se lo expliqué se echó a reir y me invitó a compartir su cena, pero prefirí subir a mi habitación y descansar un rato. Después comprobé que en mi estante de la nevera, solo habían dos plátanos negros y un brick con zumo. Así que salí a la calle en busca de provisiones. La avenida con que cruza Sterling Street es Nostrand Avenue, muy concurrida, llena de lavanderías, deli, peluquerías y tabaccos. Y también llena de negros, o tengo que decir gente de color, o afroamericanos, ¿qué es lo políticamente correcto? Bueno, pues eso.
Esta mañana me he ido a hacer turismo, esa cosas típicas que hace la gente cuando viene por aquí, a ver la ciudad y dar paseos. He cogido el metro hasta Wall Street y he buscado el toro. Había cola para hacerse una foto, así es que le he buscado el trasero y he comprobado que allí no quería nadie retratarse.Cambia la perspectiva y cambian las cosas.
Estaba muy cerca de Clinton Castle, la fortificación que construyeron los holandeses, que fueron los primeros colonos europeos que llegaron aquí, desde allí se coge el ferry para ir a la estatua de la libertad y a Ellis Island, donde se encuentra el museo de inmigración y adonde llegaban los inmigrantes a pasar la cuarentena antes de poder entrar en la ciudad.
Por la tarde, después de comer en un chino de la Avenida Broadway he cogido el ferry para Staten Island.Es gratis, estaba lleno de turistas. Hemos llegado a la estación, bajamos y dimos la vuelta para subir en otro que nos trajera de regreso. Nadie se ha quedado para visitar el barrio, pero yo me sentía como Melanie Griffith en Armas de mujer de vuelta a su trabajo en Wall Street.
El calor es sofocante y pegajoso, Nueva York es una ciudad mucho más húmeda que Valencia. En fin, turismo, turismo. Todos los días no se puede ser una intrépida viajera.
Por la tarde, después de comer en un chino de la Avenida Broadway he cogido el ferry para Staten Island.Es gratis, estaba lleno de turistas. Hemos llegado a la estación, bajamos y dimos la vuelta para subir en otro que nos trajera de regreso. Nadie se ha quedado para visitar el barrio, pero yo me sentía como Melanie Griffith en Armas de mujer de vuelta a su trabajo en Wall Street.
El calor es sofocante y pegajoso, Nueva York es una ciudad mucho más húmeda que Valencia. En fin, turismo, turismo. Todos los días no se puede ser una intrépida viajera.
Està sentan-te molt be este viatge i estas molt guapa en les fotos...quantes vegades li has dit no al australià?
ResponderEliminarTe veo más joven que hace 15 días !
ResponderEliminarSi vuelves por aquí, puedes hacerte coach y enseñarnos a vivir. Tú sí que sabes !!
Ja, ja, ja. María demà ho conte.
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