Álvaro R. y Otras Hierbas se sentaba al final de la clase, esquina derecha, junto a la ventana. Cuarto de ESO. No había manera de cambiarlo de allí. Aquí delante se sacan mejores notas. Ni por esas. Llegó la primavera, se marcharon a Paris de viaje final de ESO. Se sucedió la Semana Santa y ... ¡Oh, sorpresa! La clase del lunes trajo a Álvaro agarrado al pupitre de la primera fila, justo al lado de Diana A.
Sabido es que Paris sienta bien en primavera y más cuando se tienen dieciséis años.
A principios del segundo trimestre, todavía con mascarillas, era difícil para mi reconocer sus rostros. Llegué el diez de enero al IES Baleares, después de haber pasado por el de El Saler y el Luis Vives.
El IES Luis Vives no es un instituto, es un lujo. No tienes que perder ni un minuto pidiendo al alumnado que se calle, que guarden los móviles o que presten atención. Todos saben para que están allí. El mayor compañerismo entre los profesores lo he encontrado en el IES de El Saler.
El IES Baleares es muy pequeño. Los alumnos proceden de alrededor. Excepto tres o cuatro casos, es un lugar tranquilo.
Como me enseñó mi compañera, y sin embargo amiga, Pilar Bornay, los alumnos de pueblo son más buenos, conservan valores que los de la ciudad ya han perdido.
Miguel A.D. quiere ser futbolista. Cada vez que falla un profesor y coincido de guardia con él, ruega y suplica bajar al patio para seguir con su afición. Manuel G. también es de 1ESO y como lleva un parte de seguimiento, me ha preguntado veinte veces si hoy se ha portado bien. Durante la clase del viernes pasado me quería contar algo. No, al final de la clase. Que no, que tiene que ser ahora. Le he pegado un puñetazo a un compañero que me ha tirado un papel. ¡Pero hombre! ¿Y ahora qué va a pasar? Le interrogo. No, me han dicho que mientras no le pegue fuera. Adrián L. no le ve utilidad a aprender francés. Así que no para de incordiar durante las clases.
Alberto G. de 2ESO es hiperactivo. No puede estar un minuto quieto. Pero me lo encuentro en la sala de guardias y, como él está castigado, yo le explico el passé composé, como si de una clase particular se tratara, va y aprueba el examen del jueves siguiente.
Siempre digo que hace treinta años, no hubiera trabajado en la enseñanza por nada del mundo. No tenía la paciencia que requiere el trato con adolescentes. Ahora se produce la transferencia. Ellos me aportan alegría y energía. Yo les enseño lengua francesa y les cuento historias.
Esta tarde es la graduación. Han venido todos. Guapos, alegres, entusiasmados. Han venido a graduarse hasta los que tendrán que repetir. Estrenan ropa, se hacen fotos con los profesores, con los colegas. Son tiernos y hermosos. Les espera una noche fiesta y un largo verano.
Ahora, Mary Poppins se ha tomado unos meses de descanso. María Dolores trabaja de jardinera en La Matandeta. De momento.
Salve y ustedes lo pasen bien,
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