Desde la balconada del café Baco se divisa una hermosa vista del Parque Central. Enfrente el Centro Gallego, convertido en Teatro Nacional de Cuba. A su izquierda, el Capitolio. Una estatua de José Martí preside la rivalidad entre los dos centros que crearon los indianos españoles.
El café Baco está ubicado en el antiguo Centro Asturiano, la comunidad de españoles más numerosa antes de la Revolución. Ahora, sede del Museo de Bellas Artes.
A parte de cuadros de la escuela holandesa del XVII, un Brueguel, mosaicos y piezas romanas, griegas, egipcias y grabados, también holandeses, la planta tercera está dedicada a la pintura española del XIX, con Madrazo, Zuluaga, y sobre todo, treinta y una obras de Sorolla, que ya visité la vez anterior. ¿Por qué hay tantos Sorolla en La Habana, muchos más que en Valencia? No lo sé, no sé cuál es el origen de estas adquisiciones, pero recuerdo perfectamente cuándo esta muestra llegó a Valencia, en 1985 siendo su comisario Tomàs Llorens y estando ubicada en la sede del Centro Cultural Bancaixa. La muestra estuvo expuesta primero en Madrid, después nuestra ciudad y de allí recorrió varias capitales del Estado español.
Por aquel entonces, yo andaba por los veinticinco, trabajaba en Presidencia de la Generalitat y Consuelo Torres, en aquellos días casada con Facundo Tomás, Decano de la Facultad de Bellas Artes, era mi compañera. Desde allí hablaba con su marido que andaba por La Habana gestionando el traslado de las obras. Y ahora, yo ando por aquí enseñándole a mi nieto las obras del insigne pintor valenciano.
Salve y ustedes lo pasen bien. Hoy toca arte cubano.
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