El agro es donde los campesinos cubanos venden sus excedentes. Encuentras yuca, malanga, muchos boniatos, aguacates como melones, mangos como sandías. Hay carne de cerdo, también. Cebollas tiernas apenas salido el bulbo, aquí las llaman cebollino.s Calabazas y cabezas de ajo minúsculas. Las papas te las ofrecen por la izquierda, es decir, clandestinamente, a cincuenta pesos la libra. Si cambias tus euros en el banco, los pesos cubanos son unos. Si lo haces en el mercado negro, su valor es mucho, muchísimo mayor. En el agro no hay que hacer cola para comprar, sí en las tiendas de ultramarinos. Sí, con la cartilla de racionamiento. Hacer cola forma parte de las obligaciones de cualquier cubano.
Ayer sábado acompañamos a Miguel Ángel al Vedado, el barrio selecto de La Habana, a la sede de la Asociación de Cocineros de La Habana.
Impartió una clase entre los niños de diez años que durante el verano acuden a esta asociación. Les enseñó a hacer donuts, que ellos pronuncian donats. ¿Estos son españoles buenos o malos? Preguntó uno de los jimaguas, que es como aquí llaman a los mellizos. Pero de dónde has sacado que hay españoles malos? le pregunta la presidenta de la Asociación. Me lo han dicho en el colegio. Que los españoles querías hacernos daño a los cubanos. La presidenta no sabe dónde meterse. Bueno, eso fue hace muchos años. Ahora son nuestros amigos. Tumbados por un niño de diez años.
Volví caminando por el malecón y pasé por delante del restaurante que Joan Roig y su socio cubano Ernesto Blanco están construyendo. Por las mañanas, el malecón está vacío. A partir de la puesta de sol, se llena de parejas que se besan, de familias que se refrescan, de gente que pase al frescor de la noche y de la brisa.
Hoy es domingo, Manuel se ha marchado con Miguel Ángel y Oscar al estudio de televisión donde Chefarándula comenzará a grabar la nueva temporada de su programa de cocina, a partir de mañana y durante quince días.
La historia de cómo el valenciano se ha convertido en una estrella de la televisión cubana es muy peculiar. Durante el confinamiento cubano, que fue bastante más largo que el nuestro, desde la cocina de su apartamento se dedicó a grabar vídeos con artistas amigos suyos. La gente empezó a seguirlo y fueron otros artistas los que se brindaron a acompañarlo. Después, la televisión le pidió el programa. El programa trajo la publicación de un libro en el que publiqué un artículo y aparecen dos fotos. En una estoy yo con Chefarándula. La otra fue tomada en la cocina de La Matandeta hace más de veinte años. Un adolescente Miguel Ángel y mi padre andan entre pucheros. Ahora, mientras escribo en el Parque Central hay personal del hotel que se me acerca y me reconoce.
En fin, que me está salpicando la fama de Miguel Ángel.
Mientras andaban ellos la mañana moviendo bultos hasta el estudio, yo me di un paseo de tres horas por Habana Vieja. Visité la catedral, la calle Mercaderes y llegué hasta el museo de Arqueología donde conocí a Irela Rojas. Pero mejor lo dejamos para otro día.
Salve y ustedes lo pasen bien.
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