Entonces miró extrañado la boquilla maltratada de su Davidoff. Hab Había lastimado el tabaco, los tabacos son celosos, solía decir, y segu ramente su sabor ya no era el mismo. Fumar y lucir más joven eran sus dos aficiones confesas y a las dos se dedicaba con esmero de arte sano.
Pasado perfecto Leonardo Padura
¡Dioses, qué manera de dormir! ¡Y sin pastillas!Me pregunta Miguel Angel si he venido a La Habana para estar acostada. La verdad es que a las ocho de la tarde, me meto en la habitación a leer y al cabo de una hora estoy durmiendo. Eso sí, me despierto a las cuatro y media de la madrugada. La otra vez fue peor. Hace trece años viene por primera vez a La Habana con Joan Roig y me dormí hasta en El Tropicana. Supongo que es debido al calor que me aletarga.
Le he prometido a Rubén Ruiz que escribiré un libro
sobre el origen de las recetas de La Matandeta y en ello ando. El escritor lo
utiliza todo, hasta sus limitaciones.
Ayer, mientras los tres chicos andaban trasladando
trastos al estudio de grabación del programa Chefarándula, yo me fui a
recorrer Habana Vieja,
En la entrada de la catedral conocí a Lazarillo, un
cubano de sesenta y tres años que, sentado al lado de una mesa, custodiaba las
formas de la eucaristía. Lázaro tiene sesenta y tres años y es una especie de
sacristán. Me contó que en esta vida ha tenido muchos trabajos y que este le
gusta más porque aquí la gente va a lo
que va y no monta bulla. Es un trabajo tranquilo. Me enseña cuatro euros y me
pide que se los cambie por un billete. Le explico que, por menos de cinco euros, no hay billetes en España. Se
los cambio por cuatrocientos pesos. Está contento, ha salido ganando.
Quedamos en que otro día volveré y me
enseñará la sacristía.
El domingo, las iglesias de La Habana están llenas.
Tantos años de revolución no han podido acabar con el opio del pueblo.
Una parte de la calle Mercaderes está en plena
restauración. No puedo contemplar el mural de personajes ilustres de La
Habana, tapado con un toldo.
Sigo hasta la bahía y me encuentro con una hermosa
casa de balconadas azules y estilo colonial. Me invita a entrar una atractiva
mujer negra, pero no azulona. Fuma su tabaquito, es decir un puro habano. Irela
Rojas es la guía del Museo de Arqueología, que antes fue primera sede del
Colegio de Arquitectos de La Habana. Irela me pregunta mi signo zodíacal y me
acierta la edad. Irela tiene un hijo de veintidós años y una niña de ocho con
la que vive. El padre se marchó. Irela es técnico en derecho laboral y social.
Está contenta con su trabajo. Gana dos mil quinientos pesos al mes, que en el
mercado negro son doscientos cincuenta euros, en el oficial, bastante menos. Me
cuenta que un kilo de menudillos de pollo comprados por la izquierda, es
decir, clandestinamente, en el mercado negro, cuesta mil quinientos pesos.
Así que hay que esperar la cartilla de racionamiento. Su hijo estuvo un lunes
desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde
en la cola para que se lo dieran, el kilo de menudillos de pollo,
Irela me mira fijamente a los ojos y me cuenta cosas
de mi vida que yo no le he dicho.
Es una muier serena, tranquila, que ha vivido mucho.
No se queja del gobierno, sino de las proezas que hay que realizar en Cuba para
seguir subsistiendo. La resolvedera.
La otra noche, Miguel Ángel me presentó al director
cubano del hotel. Hay un director español y otro del país, normalmente alguien
del partido, que aunque no sepa nada de
gestión es un seguidor del dogma y ha destacado por la revolución.
También me ha dicho Miguel Ángel que como se me ocurra
decir delante de los gerifaltes que Cuba es una dictadura, me envía de regreso
a España a nado.
Eso y si me dejo la puerta abierta del piso y se escapan sus dos perritas: Gala y Diva.
Habrá que escribir pues, en clave de humor. Hoy, domingo diecisiete de julio ha sido el cumpleaños de Joan Roig. ¡Dioses del Olimpo, Madre del Amor Hermoso, cómo lo echo de menos! La Habana sin él me sabe a poco. También era el Día de los Niños en Cuba. Las escuelas primarias estaban abiertas y realizaban actividades. Me paro en una a hablar con dos maestros. Me relatan el horario de las clases. Primero llegan los maestros y hay adoctrinamiento, Han sido lo han dicho. A las ocho menos veinte los alumnos que forman en el patio para entrar a las aulas. Lo primero que se hace es hablar de política y de los logros de la revolución, después ...
Salve y ustedes lo pasen bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario