Haizea Arpide está afónica. Son las cuatro de la tarde y se le nota en la cara el cansancio. A esta hora, la ciudad de Cracovia ya está anochecida. Haizea es vasca, de Baracaldo. Trabaja como guía local y estos días de largo puente en nuestro país, los españoles hemos invadido la ciudad polaca.
Hemos llegado a primera hora de la mañana. El avión de Ryanair, a rebosar de españoles que seguramente hacen su primera escapada al extranjero desde que empezó la pandemia y vienen con la excusa de celebrar el inicio de diciembre y las festividades. O escudada tras un viejo jersey polaco de lana, como es mi caso.
En la calle Grodzka tenemos nuestro hotel, a dos pasos de la emblemática plaza del Mercado, en pleno corazón del barrio medieval de Cracovia. Hace frío. Hemos visto nieve desde las alturas y durante el trayecto en coche desde el aeropuerto. Un chófer polaco, un joven rubio de ojos azules nos ha recogido. Habla inglés, pero apenas pronuncia palabra. Al llegar al centro, nos sorprende el primer árbol de Navidad. La ciudad está completamente decorada para las próximas fiestas. Un desfile nos recibe. Que no. A nosotras no.
Hay turistas por todas partes. Españoles sobre todo. Sacamos slotys en un cajero y nos echamos a los puestos navideños. Aunque otro imponente árbol aparece en la plaza, la verdadera tradición de Cracovia son sus belenes declarados patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco en 2018. Una tradición que se remonta a mitad del siglo XIX cuando los albañiles, con menos trabajo en otoño e e invierno y con
restos de materiales reproducían edificios de la ciudad e instalaban las figuras típicas de ellas como el dragón, porque en Cracovia se narra una leyenda de dragón.
Cada primer jueves de diciembre tiene lugar el concurso de belenes. Este año se presentaron 150. Después los seleccionados aparecen en vitrinas por toda la ciudad.
La costumbre de montar belenes nos viene de San Francisco de Asís, uno de mis santos preferidos. Este santo, animalista, reproducía cada año en parajes naturales y con animales vivos, la escena del nacimiento de Jesús. Desde entonces ha llegado hasta nuestros días.
Cracovia es una ciudad muy bonita. Fue capital de Polonia hasta el siglo XIV. Conserva su señorío y la personalidad característica de las ciudades atravesadas por un río, en este caso el Vístula.
El frío y el viaje nos ha abierto el apetito. En los puestos navideños hay varios de comida típica polaca. Dos de ellos dedicados a las sopas tradicionales que hacen las delicias del más pintado, en este caso las nuestras.
Hay paradas donde adquirir salchichas, codillo, chucrut y el típico zapiekanka, rebanada de pan con condumio. Se come bien, contundente y barato.
En la calle Florianska, una de las más concurridas del centro, los jóvenes turistas se agolpan ante el puesto de un pastelero que vende unos bollos dulces con diferente contenido: nutella, dulce de leche, nata. Nosotras pasamos del dulce por el bien de nuestras curvas.
Esta calle se llama así por San Florián, cuya figura preside la puerta de la ciudad.
Es domingo y la basílica de Santa María está a rebosar a la hora de misa mayor cantada. Los polacos son muy católicos. Me cuenta mi prima que los hombres suecos llegan a Polonia en busca de esposa porque tienen fama de ser muy familiares y tradicionales.
Como llegamos antes de que empiece la celebración nos acercamos hasta el altar mayor para contemplar el retablo de Veir Stoss, El altar de la dormición. La octava maravilla según Picasso.
¿Cómo lo sé? ¿Lo que dijo Picasso? Por mi amiga Diana Cerdá que me envió el siguiente texto de la novela Catedrales de Claudia Piñeiro: Si Picasso dijo que el retablo de madera de Santa María de Cracovia es la octava maravilla, mirá si no merece ser la primera catedral de nuestro recorrido. No hay nada como tener amigas cultas.
La basílica fue comenzada a construir en 1355 durante el reinado de Casimiro III el Grande, un rey muy importante para Polonia. De estilo gótico, está ubicada en uno de los laterales de la plaza del Mercado, La fachada termina en dos torres desiguales: una que sirvió siempre de atalaya y otra de campanario. Desde la torre vigía, cada hora un trompetista toca el Hejnal mariacki, una melodía tradicional polaca que se transmite a mediodía por radio a todo el país. Vamos, como el Angelus. Cuenta la tradición que en el siglo XIII un trompetista fue asesinado por una flecha en la garganta mientras hacía sonar la alarma ante una invasión mongola. En honor a su sacrificio, cada hora, un bombero en turno de ocho horas hace sonar la melodía. Casi nada.
En el siglo XVIII, el interior de la basílica fue remozado en estilo barroco. Santa María siempre ha competido con la catedral de Wawel. Para conocerla, así como el castillo nos acompaña Haizea Arpide, esta joven bilbaína llegó a la ciudad con una beca de seis meses del gobierno vasco para realizar las prácticas de sus estudios de Turismo.
La estancia se ha convertido en seis años, gracias a un paisano que conoció aquí. Su pareja, ingeniero industrial. Ella escribe un blog sobre la ciudad TuguiaHaizea, donde podéis encontrar buenos consejos si pensáis venir y donde la podéis contactar a ella.
Haizea nos cuenta la historia de Wawel, residencia durante siglos de los reyes polacos, la estancia de los nazis al frente de su gobernador Hans Frank y la polémica que suscitó el entierro del presidente polaco Lech Kaczynski y su mujer, fallecidos en un accidente de aviación en 2010, mientras se dirigían a Katín, en Bielorrusia a un homenaje a los oficiales ejecutados por los soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial. A Lech le sucedió su hermano gemelo Jaroslaw, actual presidente de la República Polaca.
Nuestra guía no ha aprendido polaco. Dice que se mueve entre españoles. Si hubiera tenido una suegra polaca, no me hubiera quedado más remedio. Pero mi suegra es vasca, me comenta.
Yo ya sé decir Dzien dobry, que significa buenos días.
Pero todavía no he aprendido: Salve y ustedes lo pasen bien.
Buenos días, me ha encantado.No sabía que Cracovia, tenía tanta historia y tan bonita
ResponderEliminarNarración magnífica...Entran ganas de ir allí
ResponderEliminarBuen viaje¡¡ disfrútalo como siempre 😉 😘
ResponderEliminarMaria, no només és grat recordar un viatge quan tu li poses l'ànima, és que ve a completar els bons records. Merciiiiiiiii
ResponderEliminarGenial narració i documents gràfics.Gràcies per compartir-ho.
ResponderEliminarPor fin he encontrado tu publicación! Me acordaba se ti y de tu blog pero no del nombre asi que no lo podia buscar, y de repente después de meses aqui estoy! Uf que mal lo pasé esa tarde porque me quedé afónica 5 minutos antes de empezar el tour no me lp esperaba... 😥 Aún asi espero que os gustará el tour. Un abrazo 🤗 Haizea.
ResponderEliminarQué alegría Haizea leer tu comentario. Gracias por escribirme. Lo pasamos muy bien.
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