Todo viaje, como bien sabía Gadda, tiene que ver con la muerte,
es una carrera contra el tiempo y en el tiempo, un rescate y un
adiós, un precipitarse en el cambio que desmorona el sólido
paisaje familiar de la vida y surca el rostro de quien lo atra_
viesa.
Alfabetos
Claudio Magris
Hoy es el cumpleaños de mi casero inglés en Francia, Derek Moxon. Le escribo un watshap a mi amiga marroquí Kenza Lamouasni para recordárselo y ella me saca del error. El cumpleaños fue ayer. O sea, que si el cumpleaños de Derek fue ayer, hoy hace exactamente siete años que llegué a su casa de Puyricard, en la rue Les Muriers. A ocho kilómetros de Aix-en-Provence.
¿Por qué nos cruzó el tiempo y el espacio? Porque a mí, los de la Universidad Aix-Marseille, no me dieron plaza en una residencia y tuve que buscarme la vida. Encontré un anuncio en appartager.com que publicaba un señor inglés, ingeniero jubilado, casado cuarenta y cuatro años con la misma mujer, francesa para más señas, hasta que enviudó. Hablaba de que se estaba apercibiendo de su soledad. Así que alquilaría una habitación a una estudiante seria o a una señora entre cuarenta y sesenta años. Que su última inquilina, que había partido a dar clases al extranjero, podía dar fe de su seriedad, buen humor y respeto. Que vivía en una casita soleada, con jardín...
Dije a mi familia, que yo iba a vivir allí. Que ese anuncio, del que además estaba segura, que no había escrito él, sino que se lo habían redactado, era para mi.
¡Anda, pero si no lo has visto en la vida! ¿Por qué tuve aquella certeza? No lo sé. ¿Porque creo en las señales? Y esta se cumplió.
De lo que fue aquel año Erasmus en la Provenza a los cincuenta y pocos años que yo tenía, dio fe este blog. Que se titulaba Erasmus a los cincuenta. Nunca le debí cambiar el nombre, sino cerrarlo y comenzar otro. Errores de principiante. ¿Por qué lo hice? ¿Por qué dejé mi casa, mi familia, mis amigos y partí hacia lo desconocido a una edad en la que la gente lo que tiene en la cabeza es el principio de la jubilación? También está descrito en las primeras entradas de mi cuaderno de bitácora. Entradas en las que se nota una pluma reseca y atrofiada que poco a poco va adquiriendo soltura, que desliza la línea azul del bolígrafo con mucha más facilidad.
Ayer Derek Moxon cumplió ochenta y seis años. Este mes de agosto pensaba haberlo visitado con Manuel y darle una sorpresa. A él. A Philip y Guylaine Fortyn, a Olimpia y Alfredo Pérez, a Sonia Lefèvre, a Constance Thyery. A todo el paisaje provenzal y humano que me encontré y que me ayudó a crecer como persona. No ha podido ser. Maldita pandemia.
Ya no me queda tanto tiempo, pero por ley de vida, a Derek le queda menos que a mí. Aunque nunca se sabe.
Hace dos años que le debo una larga carta. Y cada día retraso el momento de ponerme a ello. De contarle cómo cambiaron las circunstancias en mi vida. Siempre encuentro excusas. Creo que durante mucho tiempo tuve que elegir. Entre escribirle y narrarle los últimos acontecimientos. O no sufrir.
Es hora de que de un paso al frente y me ponga con este asunto. Mi amigo Derek se lo merece. Fue un año muy importante en mi vida. En aquella casita de Puyricard. A ocho kilómetros de Aix-en-Provence.
Tengo que escribir una larga carta a Derek y no sé por dónde empezar.
Empieza con un saludo, y poco a poco los sentimientos y las palabras irán saliendo con soltura, ya verás como es más fácil de lo que imaginas.
ResponderEliminarY después hasta te sentirás aliviada. Tu eres fuerte, eres importante, y te mereces que te pase lo mejor.
Empieza con un saludo, y poco a poco los sentimientos y las palabras irán saliendo con soltura, ya verás como es más fácil de lo que imaginas.
ResponderEliminarY después hasta te sentirás aliviada. Tu eres fuerte, eres importante, y te mereces que te pase lo mejor.
Gracias, Blue Eyes.
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ResponderEliminarM.Dolores , me encanta leerte, expresas tantas cosas, que yo siento también, que me meto en tu personaje, y quisiera hacer mía esa experiencia que tuviste a los 50, y que yo me gustaría tener en este momento. Y hace años me ronda la cabeza.....pero tengo muchos años más que tú.
Pero yo sueño con Italia, y me encantaría poderlo hacer
Estoy segura de que empieces por donde quieras, le encantará. Besos y a cuidarse mucho. Ñ
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