Una célebre frase de Epicuro dice que no se debe
temer a la muerte, pues mientras nosotros somos, ella no es y cuando ella llega, nosotros ya no somos y, por tanto, no puede hacernos daño, porque nada tenemos que ver con ella.
Alfabetos
Ensayos de Literatura
Claudio Magris
Adoro los lunes de este mes de agosto. Helena, Rubén y Manuel se marchan por ahí. Yo me quedo sola en La Matandeta. Me levanto al amanecer. Envío saludos a mis amistades desperdigadas por el mundo y me voy a practicar marcha nórdica. Tengo a cien metros de mi casa un camino circular, plagado de patos, garzas, garcetas, calamones... Me faltan nombres y conocimientos biológicos. Pero todo se andará... Espero que, cuando vuelva mi amigo Xavier Marí de Montanejos en septiembre, encuentre mi técnica bastante mejorada.
Si no practico marcha nórdica durante dos horas y media, me voy en bici hasta el puerto de Silla. Me encanta escuchar las conversaciones dels llauros, de la peixquera. Me tomo un cortado y regreso a casa.
De martes a domingo, llevo una intensa vida social sin salir de La Matandeta. Siempre vienen amigos a comer. Hay sobremesa y tertulia. El domingo fue el cumpleaños de Tere Borcha. Llegaron a las dos y se marcharon a las diez. A veces, tanta hospitalidad me cansa. Eso solamente me ocurre cuando me doy cuenta de que me estoy haciendo mayor. Y mi tiempo es cada vez más reducido.
Después de la marcha nórdica o del paseo en bici, tomo una ducha y me tumbo en el sofá , Es un sofá que compré una semana antes del confinamiento, al módico precio de noventa euros. Aparte de la reina del despiste, también soy la reina del chollo. Me encuentro gangas por todas partes.
Acabo de leer los periódicos del domingo, los suplementos. Incluido el ¡Hola!. Y sobre la una o la una y media, bajo a comer. Me preparo mi plato favorito durante el verano que consiste en una ensalada completa. Es decir, que además de las lechugas y el verde propio de una ensalada, lleva todo lo que es susceptible de meter en ella.
Me la como en la terraza, mirando cómo crece el mar verde del arroz. Y me voy para arriba. Pongo las noticias en la super tele que me han regalado Rubén y Helena. Y me quedo traspuesta durante quince minutos. Cojo los libros que estoy leyendo: La retraite sentimentale, de Colette, Alfabetos, de Claudio Magris, La ruta del conocimiento, de Violet Moller y Tus zonas erróneas, de Wayne W. Dyer, un clásico que me ha regalado Carola Falgás. Y se lo agradezco.
Después, sobre las ocho, una película. La trinchera infinita fue la de ayer. Me asomo al balcón. Hay mucho silencio. Y me doy cuenta de que la inquietud y el desasosiego que normalmente me acompañan han desaparecido. Espero que estén de vacaciones por una larga temporada.
En realidad, soy una llanera solitaria que estuvo casada durante treinta y cinco años y lo que más ama en la vida es volar en libertad.
Salve y ustedes lo pasen bien.
Si no practico marcha nórdica durante dos horas y media, me voy en bici hasta el puerto de Silla. Me encanta escuchar las conversaciones dels llauros, de la peixquera. Me tomo un cortado y regreso a casa.
De martes a domingo, llevo una intensa vida social sin salir de La Matandeta. Siempre vienen amigos a comer. Hay sobremesa y tertulia. El domingo fue el cumpleaños de Tere Borcha. Llegaron a las dos y se marcharon a las diez. A veces, tanta hospitalidad me cansa. Eso solamente me ocurre cuando me doy cuenta de que me estoy haciendo mayor. Y mi tiempo es cada vez más reducido.
Acabo de leer los periódicos del domingo, los suplementos. Incluido el ¡Hola!. Y sobre la una o la una y media, bajo a comer. Me preparo mi plato favorito durante el verano que consiste en una ensalada completa. Es decir, que además de las lechugas y el verde propio de una ensalada, lleva todo lo que es susceptible de meter en ella.
Me la como en la terraza, mirando cómo crece el mar verde del arroz. Y me voy para arriba. Pongo las noticias en la super tele que me han regalado Rubén y Helena. Y me quedo traspuesta durante quince minutos. Cojo los libros que estoy leyendo: La retraite sentimentale, de Colette, Alfabetos, de Claudio Magris, La ruta del conocimiento, de Violet Moller y Tus zonas erróneas, de Wayne W. Dyer, un clásico que me ha regalado Carola Falgás. Y se lo agradezco.
Después, sobre las ocho, una película. La trinchera infinita fue la de ayer. Me asomo al balcón. Hay mucho silencio. Y me doy cuenta de que la inquietud y el desasosiego que normalmente me acompañan han desaparecido. Espero que estén de vacaciones por una larga temporada.
En realidad, soy una llanera solitaria que estuvo casada durante treinta y cinco años y lo que más ama en la vida es volar en libertad.
Salve y ustedes lo pasen bien.
Me encanta leerte , es como ver una película, transmites tu energía, y hasta me haces ver los campos de arroz y toda su fauna esparcida en esta tierra tan nuestra y tan querida, como el maravilloso verde.que ya debe de estar amarilleando, Septiembre ya está ahí....y entonces el paisaje cambia de nuevo , pero ya sabrás contarnos de nuevo cómo ves ese campo tan amado.
ResponderEliminarMe encanta que entre tus libros, tengas uno regalo de Carola, y me encanta que saborees con placer la sencillez de una ensalada, en fin,
Encantada de leerte y disfrutar de tus disfrutes, La Soledad, acptada y disfrutada.
Un abrazo
Gracias por escribirme.
EliminarUn súper plaer llegir-te!!! Besets Lourdes
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