Marruecos es un país de pastores y agricultores. Hay rebaños de ovejas por todas partes y pastores que dormitan al son. El burro es el medio de transporte más utilizado en la mayor parte del país, fuera de las grandes ciudades, donde también se ven muchos.
Los perros andan sueltos por carreteras y sendas. Los árabes no mantienen buena relación con esta especie. No hemos visto marroquíes paseando perros.
En Boumaine des Dades, una vez dejamos atrás la cordillera del Atlas, nos hospedamos en un casa rural. Pertenece a una familia con tres niños pequeños. La madre es bereber y no entiende el francés, cosa que nos ocurrirá en otras partes del país. La casa es humilde y muy limpia, llena de alfombras, donde descansamos una noche y nos sirven un buen desayuno a la mañana siguiente con mermelada y aceite de oliva ecológicos que elaboran ellos mismos. Y el pan árabe, redondo, gustoso, siempre igual en todas partes.
Los bereberes forman la mayor población de Marruecos. Dos de cada tres marroquíes lo son en términos culturales y lingüísticos. Son originarios de la mezcla a lo largo de los siglos de diferentes etnias y no conforman una raza homogénea. Hablan diversos dialectos y conservan tradiciones culturales propias.
Lo peor que llevamos Manuel y yo son los madrugones, y no porque no nos guste madrugar, sino porque la primera hora de la mañana es la que más nos gusta para escribir. Él su diario, yo mi blog. Pero si no nos damos prisa, no llegaremos a ver las Gargantas del Todra, nos anuncia el arquitecto. Y vive Dios y Alá que merece la pena el paseo que damos por ellas.
Las gargantas del Todra son espectaculares paredes de roca de 300 m de altura. Están considerados los barrancos más impresionantes del sur del país. Es fácil encontrar escaladores en estas paredes. El oued Toudra transcurre a través de esta falla geológica para después internarse en el palmeral Tinerhir.
Seguimos ruta y comemos en Tinejdad. Un lugar donde comen los marroq1uíes carne a la brasa de carnero con tomates y chalotas, tajine vegetal, ensalada marrocaine a base de tomate, cebollas y pepino. Y harissa dulce y picante. Seguimos hasta llegar a la llanura de Marha, donde nos espera un 4x4 que nos llevará a conocer la obra del arquitecto alemán Hannsjörg Voth, reconocido internacionalmente por su estilo Land Art.
El Land Art o Arte vinculado al Paisaje, es una corriente de arte contemporaneo que nace en el desierto estadounidense durante la década de los sesenta, en la que se unen obra y paisaje. La naturaleza es la materia prima para la elaboración de la obra que interviene en la naturaleza misma. Se trata de una mezcla de arquitectura paisajística y escultura en la que ambas llegan a mezclarse en un todo único.
Este arquitecto alemán desarrolló su estilo a lo largo de tres décadas en el desierto marroquí del Sahara donde reside seis meses al año estudiando los mitos locales y sus signos culturales. Y es allí, en la provincia de Er-Rachiidia donde crea tres construcciones: La Escalera Celeste, la Espiral Áurea y la Ciudad de Orion.
Y en estas que llegamos a Erfoud, donde nos espera Mohamed para llevarnos a la Kasbah Leyla, en el inicio de las dunas del desierto. Mohamed se merece él solo un relato, pero estoy tan cansada que los dejamos para otro día.
Besos y saludos desde Marruecos.
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