He aprendido en esta vida de lo bueno y de lo malo, me he elevado por el cielo y me he arrastrado por el barro. Más de treinta y cinco años y doscientos diez defectos. Y he tocado la locura con la punta de los dedos. Feo Fito & Fitipaldis
José Luis Ramos Gay es uno de los mejores profesores del Grado de Lenguas Modernas, mayor Francés, de la Facultad de Filología. El método de enseñanza del Guapo, así lo llamábamos Joan Ribera y yo, es dialéctico. No explica nada, se limita a hacer preguntas y a contradecir las respuestas del alumnado: ¿Por qué lo llamaron Siglo de las Luces? ¿Qué pasa, que llenaron las ciudades de lámparas? Porque los iluminó la razón, el raciocinio y no aceptaron los hechos porque sí, pensé, pero siguiendo la mudez de mis compañeros, no dije nada. ¿Por qué Ubu roi, de Alfred Jarry comienza con la palabra "Merdre"!? ¿Lo véis normal, no os extraña? Recordé que unos días antes, mi nieto de apenas tres años se iba a la playa con sus padres y me anunció que me traería una "pierdra". Alfred Jarry destroza el lenguaje, lo vuelve infantil y lo reinventa, me dije, pero no abrí la boca. Allí estaba yo, entre cerca de setenta alumnos que por edad podrían ser mis hijos y que de la lectura de Charlie y la fábrica de chocolate y Harry Potter, no habían pasado.
Una tarde de primavera, cuando el calor empieza a hacer estragos en las aulas y los estudiantes prefieren quedarse en los bancos de la avenida de Blasco Ibáñez consumiendo drogas legales, tales como cervezas y pitillos, el profesor Ramos arremetió con los poetas malditos franceses. Mis adolescentes compañeros poco sabían de los desacatos que la miseria y la absenta hicieron entre Beaudelaire, Verlaine o Rimbaud.
A ver, espetaba muy enfadado desde la tarima el Guapo, vosotros véis normal que un poeta dedique sus versos a la carroña. Os imagináis por qué Charles Beaudelaire dedicó uno de sus mejores poemas a ensalzar La Charrogne.
El silencio era espeso y se podía cortar. El alumnado, asustado y paralizado, ante las disertaciones del joven profesor Ramos, que les apabullaba con su erudita cultura, no abría la boca. De repente, se me ocurrió: Porque también las flores crecen en la basura. Solté para aflojar un poco la tensión de la tarde de mayo. Muy bien, Baixauli, de qué poeta son esos versos, me interrogó Ramos.
¡De Fito y los Fitipaldi!Solté a voz en grito, irrumpiendo toda la clase con una sonora carcajada. El profesor Ramos, me miró muy fijamente sin reirse y añadió: Marchaos a la porra.
En tropel salieron del aula mis hipotéticos hijos e hijas, recogí mis cosas y en el umbral me dí la vuelta. José Luis Ramos Gay uno de los mejores profesores que he tenido en mi vida y que no había alcanzado todavía los treinta y cinco, se reía también a nuestras espaldas.
Helena, mi hija, se mueve como pez en el agua entre el mundo de la farándula. He visto pasar por nuestra casa a clientes habituales como el director de cine Daniel Monzón, los actores Tristán Ulloa, Jaime Pujol, Juanjo Artero, Belén Riquelme, Ana Conca y tantos otros. O los cantantes Kiko Veneno, Carlos Maya y ahora Fito & Fitipaldis. Bueno, Fito no llegó a la hora de la comida. Actuaban el sábado por la noche en Valencia, en el Palau de les Arts. Después de completar la gira nacional más multitudinaria hasta su finalización. Se presentaban en un formato que acerca al público a un ambiente más íntimo, en el que iban a tocar canciones de su último disco Cada vez cadáver y los clásicos de la banda, interpretados con un matiz diferente.
El loto es una de las flores que crece entre la basura, en el agua estancada, en el barro... Poco a poco va buscando su camino hacia la luz donde se abre mostrando toda su belleza. O, como canta Fito:
Nunca me han interesado ni el poder ni la fortuna, lo que admiro son las flores que crecen en la basura.
Salve y ustedes lo pasen bien. Feliz semana.
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