A Pilar Bornay
Constantemente, la gente me regala historias. Yo no me las invento. Me limito a transcribirlas.
Hace aproximadamente un mes, antes de comenzar la Navidad, coincidí en el tren del domingo, a las seis y media de la tarde, camino de Vinaròs, con una chica que tenía que bajarse en Benicarló. El vagón estaba vacío. Y nos acercamos la una a la otra, con esa intimidad que saben compartir las mujeres, incluso con las desconocidas
Sarabel empezó a relatarme que nació en el pueblo del alcalde, Zalamea de la Serena, en Extremadura .Allí vivió, la mayor de cinco hermanos, hasta los dieciocho, edad con la que se fue a Madrid.
Entró a trabajar en una cadena hotelera y conoció al que, cuatro años después, sería su marido y padre de su hija.
Sarabel empezó a relatarme que nació en el pueblo del alcalde, Zalamea de la Serena, en Extremadura .Allí vivió, la mayor de cinco hermanos, hasta los dieciocho, edad con la que se fue a Madrid.
Entró a trabajar en una cadena hotelera y conoció al que, cuatro años después, sería su marido y padre de su hija.
Sarabel no le pedía mucho a la vida. Un piso, una niña de cinco años, un marido guapo y trabajador. Pero un día, y sin venir a cuento para ella, la vida se desmoronó. Pedro había decidido dejar de llevar una doble vida. En un mes estaban divorciados. Sarabel se quedó con su hija, una hipoteca y viviendo en Madrid. Me cuenta que le salieron llagas en los ojos de tanto llorar. Su madre quería que volviera a Extramadura, pero ella ya no se veía allí.
Una buena mañana se planteó en qué parte del mundo le gustaría morar. Junto al mar. De pequeña, Sarabel había pasado unas vacaciones en Peníscola y se dijo que por aquella zona. Vendió el piso, saldó la hipoteca y pidió el finiquito en la cadena hotelera. Sabía que, en caso de no encontrar trabajo en la costa mediterránea, tenía suficiente dinero para resistir un año entero, con su hija y sin conocer a nadie.
Se alquiló un piso en Benicarló y al mes ya estaba trabajando. Empezó a salir con otros hombres, pero tenía muy claro que quien aceptara una relación con ella, también debía aceptar a su hija.
A los seis meses conoció a Ximo, se entendieron enseguida. Ximo es su segundo marido y padre de su segunda hija. Tienen un negocio de herboristería en Benicarló. Sarabel ha terminado el grado de Nutrición y Tecnología de los Alimentos en la Universidad.
Se despide de mí con un abrazo y diciéndome que si llega a saber la vida que le esperaba en Benicarló, no hubiera derramado ni una sola lágrima por lo que perdió una vez en Madrid.
A ver si nos aplicamos la reflexión.
No llores más. Aún no sabes la vida que te espera.
Salve y ustedes lo pasen bien, mientras pasa el Gloria que en Vinaròs, como en muchos otros lugares de la costa, está dejando un paisaje triste, gris y desolador.
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