¿Por qué a veces no somos capaces de solventar una situación mental aunque sepamos que con el tiempo no podremos más que reírnos de ella?
A lo mejor porque no somos nadie.
Nadie es un personaje importante en la historia de la literatura al que no le prestamos atención.
¿Qué le responde Ulisses a Polyfemo cuando están en la caverna y el primero le clava la lanza en el único ojo que tiene?
¿Quién me ha hecho esto? Nadie, responde Ulisses.
No somos nadie para destrozar la vida de otras personas, incluida la nuestra.
No somos nadie para demostrar amor, cuando lo único que buscamos es otro cuerpo donde reposar nuestro propio abandono.
No somos nadie.
Uno de los mayores embaucadores de la literatura, incluida Scherezade, es Fernando Pessoa.
Pessoa en portugués significa persona. Pero también significa nadie.
Hay un montón de libros que yo leí cuando no tenía ni la edad ni los referentes necesarios para entenderlos. Uno de ellos es El año de la muerte de Ricardo Reis, de Saramago.
A lo mejor porque no somos nadie.
Nadie es un personaje importante en la historia de la literatura al que no le prestamos atención.
¿Qué le responde Ulisses a Polyfemo cuando están en la caverna y el primero le clava la lanza en el único ojo que tiene?
¿Quién me ha hecho esto? Nadie, responde Ulisses.
No somos nadie para destrozar la vida de otras personas, incluida la nuestra.
No somos nadie para demostrar amor, cuando lo único que buscamos es otro cuerpo donde reposar nuestro propio abandono.
No somos nadie.
Uno de los mayores embaucadores de la literatura, incluida Scherezade, es Fernando Pessoa.
Pessoa en portugués significa persona. Pero también significa nadie.
Hay un montón de libros que yo leí cuando no tenía ni la edad ni los referentes necesarios para entenderlos. Uno de ellos es El año de la muerte de Ricardo Reis, de Saramago.
De todos los heterónimos que tuvo el gran escritor portugués, y me refiero a Pessoa, Ricardo Reis es el único al que no mató.
Fernando Pessoa escribía a través de sus heterónimos. Les daba una partida de nacimiento, unos padres, una historia. Unos acontecimientos, un proyecto de vida, una realidad. Y al final, una muerte.
Excepto a Ricardo Reis que lo dejó vivo.
Y eso le dio pie a José Saramago para matarlo.
Yo leí el libro cuando no debía. No entendí nada.
Pero, Saramago, cerca de los sesenta, emprendió una carrera literaria que lo llevó directo al Nobel.
Después de El año de la muerte de Ricardo Reis, hay que leer Memorial del convento.
El resto... No somos nadie.
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