La vida política española está llena de las más extrañas paradojas.
El laberinto español. Gerald Brenan
Les pregunté ayer a mis alumnos, a lo largo de loas diversos grupos de la mañana, si sabían que efemérides se celebraba este sábado, 20 de noviembre. Varios de ellos respondieron que la muerte de Franco. Supongo que lo habrán oído a sus padres, a sus abuelos. Supongo que lo mencionan sin percatarse de lo que significó para este país. Qué suerte habéis tenido de no nacer en una dictadura. Apostillé a la espera de que alguno me preguntara el porqué. No lo hicieron. Y como el día era lluvioso y se prestaba a la melancolía, yo puse en marcha mi memoria episódica, aquella que graba en tu mente qué estabas haciendo en fechas muy señaladas como esa.
A mi me faltaban dos días para cumplir los quince años. Recuerdo que teníamos examen de Ciencias Naturales y que Carmen y yo cursábamos primero de BUP en el Instituto de las chicas, el San Vicente Ferrer, de la calle Burriana, esquina Almirante Cadarso. Que llegamos al edificio y estaba cerrado y nos dieron una semana de vacaciones. Y la alegría, no de la muerte de Franco, porque todavía no teníamos consciencia de lo que suponía, sino de la semana gratuita sin clases.
Que cogimos el autobús de Sedaví, vacío, a no ser por A.A., que lloraba y hablaba sola, y nosotras sorprendidas. Que nos fuimos volando a casa. Y que la cara de mi padre también reflejaba alegría, pero no porque yo no tuviera un examen. Su alegría era íntima, interior. Una alegría que no se atrevía a expresar en palabras.
Que llegó una época ilusionante a nuestras vidas que atravesó toda mi adolescencia y mi primera juventud. Qué suerte haberla vivido, me repite de vez en cuando Joan Roig.
La semana pasada fui con mi prima Pepa Baixauli al Centre del Carme a ver la exposición sobre Carmen Alborch. Me invadió una sensación de nostalgia. Yo también estuve alli, en muchos de los lugares que narra la exposición.
Qué suerte habéis tenido de no nacer en una dictadura. Serán conscientes alguna vez del esfuerzo de generaciones para sacar a este país de la oscuridad intelectual, de la cortedad de miras. O se perderá en el olvido que seremos.
Es un sábado de lluvia y borrasca en el que solo me acompaña el saltamontes que habita en mi apartamento. Voy a ver la serie alemana La dura verdad sobre la dictadura de Francisco Franco. Nada más apropiado para celebrar este aniversario.
Salve y ustedes lo pasen bien.
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