¿Por dónde íbamos? Me pasé años haciendo cursos de cocina. Los lunes, que era el día que cerrábamos el restaurante, yo me iba al CDT, a los días de Cocina de autor. He estado en cursos de cocina de Ferrán Adriá, de Carmen Ruscadella, de Koldo Rodero, de Toñi Vicente, de Joan Roca... Y sigo sin saber picar cebolla. Pero no se trata de eso, sino de darle forma a una cocina que tiene mucho que ver con tu manera de ser. Francis Montesinos no sabe cortar telas, ni Donatella Versace sabe coser. Sin embargo, han sido capaces de revolucionar el mundo de la moda. De eso se trata. ¿Lo entienden?
Bueno, pues había que casar a los novios que necesitaban una boda civil. Pepe Cataluña, el alcalde de Gilet ofició la primera. Pero para la segunda, convocaron los del PSOE un congreso extraordinario en Alicante y ya no pudo ser.
Hazlo tú. Le dije a Rafa Gálvez. No, tú te has metido en este lío y tú saldrás de él. Me contestó.
Preparamos el aperitivo, la cena y los casé. A varios. A muchos.
Llega un momento en la vida en el que tienes que parar porque si no te machacas tanto que acabas por no reconocerte.
Si no llega a aparecer Rubén Ruiz en nuestra vida, yo ahora estaría muerta o en el manicomio. ¿Cómo no voy a querer a mi yerno si le debo la vida?
Recuerdo que no hablaba con nadie. Que habían clientes de La Matandeta que nunca me habían visto. Y yo siempre estaba allí.
Debió de ser una especie de depresión. Por las mañanas me despertaba y me decía... Si todo lo que me espera en la vida es una cocina, por mí, acabemos ya. No había futuro, ni esperanza.
Entonces es cuando apareció el sueño, fue una señal. Y qué señal.
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