viernes, 19 de abril de 2013

VARIACIONES ESTUDIANTILES

El otro día, en la clase de Lire le texte  medieval, los alumnos andaban mareados buscando la convocatoria de rattrapage, es decir de recuperación ante la sonrisa conmisciente de la profesora. Este año se ha eliminado por primera vez esa convocatoria y ellos no se han enterado, a pesar de que la profesora Elodie Burle, de Ancien Français, lo anunció el primer día del curso.
Hasta ahora, Francia ha pasado de los planes de Bolonia, al menos en lo que a su aplicación práctica se refiere.
De diez materias que he dado, solo en dos, Littérature au Moyen Age y Lire le texte medieval, ambas pertenecientes al mismo departamento, se está aplicando la nueva metodología de la evaluación contínua, que por cierto, los alumnos no llegan a entender en qué consiste.
No hay guias docentes en ninguna materia, no existen las tutorías, no hay trabajos en común ni se tiene en cuenta la asistencia a clase y la utilización de nuevas tecnologías como apoyo material a las clases brilla por su ausencia. Cuando lean mis compañeros valencianos que María Dolores Baixauli echa de menos los power points se reirán a gusto.
Hubo algún amago de concentración durante el curso en contra de lo que se les avecina, pero nada que ver con aquellas manifestaciones estudiantiles en nuestro país contra la aplicación de Bolonia. Las clases siguen siendo magistrales y algunas se complementan con lo que ellos llaman TD, es decir trabajos dirigidos.
Hay clases que duran tres y hasta cuatro horas, clases magistrales, en los que el profesor se limita a dictar el tema y los alumnos a tomar notas.
No existe la discusión, ni la reflexión. C'est-à-dire, el espíritu crítico impera precisamente por su ausencia.
Pero lo curioso no es que los alumnos no se hayan enterado de que empieza Bolonia, sino que los profesores no se han molestado en anunciarles lo que les viene. El otro día una secretaria iba detrás de Madame Burle para que esta le diera su fecha de rattrapage, que ya ha desaparecido. Este año, por primera vez, en la esta materia no habrá recuperación.
A mí, en enero, me llevaron de cabeza cuando se produjo mi coincidencia de exámenes. La secretaria de departamento que era quien tenía que solucionarlo me envió a la División de Estudiantes, sin saber que los Erasmus no tenemos derecho a esa convocatoria de rattrapage, a la que se acude cuando tienes coincidencia de fechas. Pero es que en la misma División tampoco lo sabían, porque me la dieron. Al final, Sonia Lefevre del Bureau de Relations Internacionaux, solucionó el embrollo. Por aquellas fechas, mitad de enero, las fichas pedagógicas de los estudiantes internacionales todavía no estaban pasadas, así que no aparecíamos por ningún lado.
El Departamento de Francés de la Facultad de Valencia había iniado trámites con el Departamento de Español de la Universidad de Aix-Marseille para obtener la doble titulación. Pero me cuenta el profesor Evelio Miñano que los franceses se han echado atrás. No me extraña con la de entuertos que tienen aquí, cómo se van a meter en otras aventuras.
Este ha sido el primer año de la unificación de las dos universidades Aix y Marseille, así que si las cosas ya estaban bastante complicadas, todavía se han complicado más.
La fecha de los exámenes finales es organizada por la División de Estudiantes. Convocan a todos los grupos de los diferentes tramos de materia y son los empleados de la división los que acuden a la ejecución de los exámenes, no el profesor que ha impartido la asignatura.
Pero para que entiendan un poco más de qué va esto, les pondré un ejemplo práctico. En la asignatura que tú debes inscribirte, por ejemplo Literatura Francesa, dentro de ella hay diferentes opciones. Puedes elegir, Literatura medieval, Estudiar a Rousseau, Literatura de viajes o Literatura comparada. Es decir que los alumnos de primero, por ejemplo, pertenecientes todos al mismo grado, no tienen por qué estudiar lo mismo.
El grado, que aquí se llama licence, dura tres años, frente a los cuatro español, y el master que le continúa, dos, frente a uno en nuestro país.
Los alumnos franceses de la Fac de Lettres pagan ciento ochenta euros de matricula al año. Nosotros, mil.
Mme. Elodie Burle-Errecade es la responsable del programa de becas internacionales para Canadá e Irlanda y el otro día nos comentaba que los alumnos franceses que son a quienes están destinadas las becas, no le dan ningún trabajo. Para Irlanda solo ha recibido una solicitud de una estudiante francesa y para Canadá ninguna. Y nuestro compañero valenciano Vicente Plana volviéndose loco a ver cómo la consigue para irse a estudiar a Montreal. Los franceses no quieren salir a estudiar al extranjero. Apenas hay estudiantes franceses que sean Erasmus en otros paises europeos. Según esta profesora, los franceses tienen miedo a salir.
Yo creo que Vicente Plana lo tiene fácil si sigue mi consejo. Se viene el próximo curso aquí, paga la matrícula del curso, cuyos gastos no llegarán a doscientos euros, habla con esta profesora, rellena la inscripción y como no encontrará competencia, ya lo veo rumbo al Canadá con una beca francesa bajo el brazo, como ciudadano europeo, tiene derecho a ello.
Una de las cosas que me ha gustado son los comedores universitarios. Todos los días hay menú compuesto de un primero a base de ensalada, un segundo  de carne, pescado, pastas o barbacoa y postre. El precio que fija el gobierno, es de 3'10 euros.
El trato entre alumnos y profesorado es de usted, aunque te encuentres hablando en los pasillos y tu profesor pudiera tener la edad de tu hijo.
El edificio de la Facultad de Letras está que se cae a pedazos. Al lado están terminando uno nuevo.
Conste que no les hablo de la competencia del profesorado, sino de lo que rodea a eso.
Si he de serles sincera, esperaba otra cosa. Ahora, entiendo perfectamente y me alegro del título de Excelencia concedido a la universidad valenciana.
 

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